Lula está haciendo un excelente gobierno, abiertamente antineoliberal, priorizando las políticas sociales. La economía está creciendo nuevamente, alcanzando 3 por ciento este año, y el desempleo ha caído a su nivel más bajo. Hay un evidente pro- ceso de distribución del ingreso, que se aprecia en el aumento exponencial del comercio y de las compras en general. La situación de la masa de la población ha mejorado.
Los programas antineoliberales del gobierno se ponen en práctica, con un conjunto de medidas como nunca antes. Sin embargo, el eje de la econo- mía sigue siendo el capital financiero. No el que financia el desarrollo económico, sino el especulativo, que vive del tipo de interés, que lo frena.
La reforma fiscal es socialmente justa: los ricos pagan más y los pobres menos. El salario mínimo es alto, lo que garantiza el acceso al programa Bolsa Familia y otros programas sociales del gobierno.
Sin embargo, los niveles de apoyo al gobierno deberían ser mucho más altos que los que indican las encuestas. Bolsonaro está derrotado, pero distintas formas de oposición, desde el bolsonarismo abierto hasta otras expresiones de derecha y extremas, siguen recibiendo apoyo, sin que nadie pueda comprender este fenómeno. Bolsonaro dejó un legado claramente negativo y no tiene propuestas para el país.
Es evidente que el eje de la oposición al gobierno son los medios de comunicación, con una reiterada actuaciónde críticas totalmente irrelevantes pero sistemáticas a Lula. No pueden criticar la reducción del desempleo, el crecimiento de la economía, pero intentan encontrar fallos incluso en la reforma fiscal.
Lula está haciendo un buen trabajo en el gobierno, pero está perdiendo la batalla en el campo de la prensa. El mandatario es el mayor comunicador de la izquierda, pero al mismo tiempo es blanco constante de las críticas de los medios.
Intentan ignorar o socavar el inne- gable prestigio internacional de Lula. Desconocen los fuertes argumentos a favor de la mejora económica y social del país. No revelan datos reales sobre la situación de la gente.
Al mismo tiempo, cualesquiera que sean los problemas reales que enfrenta el gobierno, tiene un margen muy amplio de posibilidad para reajustar sus políticas. Si Lula es relegido, esto significaría alrededor de seis años de posibilidades para reformular las políticas de gobierno y la posibilidad de proyectar un proyecto renovado para el país.
Una pregunta que surge es qué viene después del neoliberalismo. Sigue siendo la política que marca el actual periodo histórico del capitalismo. Como ya hemos dicho, el capital especulativo sigue siendo hegemóni- co en la economía. Luchamos contra el neoliberalismo, pero aún no somos capaces de pasar del antineoliberalismo al posneoliberalismo.
¿Qué es esto? Se trata de fortalecer la reanudación de la expansión económica, derrotar la especulación financiera y promover la centralidad del desarrollo económico. El crecimiento económico actual no durará mucho si las tasas de interés se mantienen en niveles altos. El fin del mandato del presidente del Banco Central heredado por Lula es una oportunidad fundamental para revisar la política de tasas de interés y proporcionar condiciones más favorables para la transición hacia un largo ciclo expansivo en la economía brasileña.