°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

Quinto centenario de la otra reforma religiosa del siglo XVI

08 de enero de 2025 00:01

Los reformadores protestantes, comenzando por Martín Lutero, prohijaron descendientes no queridos por ellos. Muy pronto, tras la ruptura con la Iglesia católica, el teólogo alemán vio cómo en el seno de su movimiento surgieron personajes más radicales, quienes propugnaban no solamente por el distanciamiento con el catolicismo, sino que también buscaron ir más allá de los objetivos trazados por el ex monje agustino.

En este mes, el día 21, se cumplen 500 años del inicio de una corriente de la reforma radical, el anabautismo, que se distinguió de la reforma magisterial por su crítica a las iglesias territoriales tanto católicas como protestantes. Los reformadores magisteriales contaban con el apoyo de las autoridades (de los magistrados) de un determinado territorio, por lo que la religión oficial de la jurisdicción excluía cualquier otra confesión y sancionaba con distintas penalidades (incluso la de muerte) a quienes osaran expresar otras creencias.

Es importante detenerse en la explicación del vocablo anabautistas. El término les fue adjudicado desde afuera, ya que practicaban el rebautismo. Las iglesias que bautizaban infantes, al juzgar la práctica de quienes decidieron solamente bautizar a los que previamente se convirtieran al camino de Jesús, consideraron el hecho como un rebautismo, dado que ya tales personas habían sido bautizadas en su infancia. Fue así que a los practicantes del bautizo de creyentes, y contrarios al paidobautismo, se les comenzó a llamar anabautistas, es decir, rebautizadores. Para los llamados anabautistas ellos estaban poniendo en práctica el bautismo que, según su entendimiento del Nuevo Testamento, sólo debía ser administrado a personas conscientes del significado del acto en que iban a ser partícipes.

El anabautismo se consolidó en Zúrich por distintas circunstancias. Surgió como fruto no deseado por el reformador Ulrico Zuinglio. Éste leyó en 1514 Enchiridion militis christiani (publicado en 1503), de Erasmo de Róterdam, donde el autor se manifestó contra la parafernalia de la religión católica medieval, anteponiéndole la que llamaba philosophia Christi, una religión sencilla de deber ético, aplicable a todo cristiano.

En 1516 se imprimieron en Basilea mil 200 ejemplares del Nuevo Testamento editado por Erasmo en dos columnas, una en griego y la otra en latín, además incluyó extensas notas. Zuinglio fue uno de los ávidos estudiosos de la obra, tarea que pudo llevar a cabo porque dominaba los dos idiomas. Antes de asentarse en Zúrich, rememoraba Zuinglio, cuando “nadie entre nosotros había oído el nombre de Lutero, yo comencé a predicar el Evangelio de Cristo en 1516”, desde el púlpito “no predicaba las palabras del Evangelio asignadas para la misa de esa mañana, sino que lo hice únicamente a partir del texto bíblico”.

Hacia fines de 1518, Zuinglio ingresa al equipo clerical de la catedral de Zúrich, ciudad que entonces tenía 6 mil habitantes. El 1º de enero del siguiente año hace a un lado el calendario litúrgico católico romano e inicia con la predicación sistemática de libros bíblicos. Primero lo hace con el Evangelio de Mateo, al que le siguió Hechos de los Apóstoles y luego las cartas de Pablo. Así daba inicio la reforma religiosa y social de Zúrich.

Ulrico no solamente predicaba en la catedral, lo hacía igualmente al aire libre en los mercados. Además inició un círculo en el que impartía clases de hebreo y los integrantes estudiaban el Nuevo Testamento en griego. Se agregaron al proyecto jóvenes entusiastas que pocos años más tarde romperían con su maestro para embarcarse y surcar las aguas del anabautismo.

El interés por estudiar pasajes bíblicos también tuvo una vertiente popular. Andreas Castelberger, originario de Chur, en los Grisones, allí atrajo a muchas personas que le escucharon predicar contra la usura, los diezmos, los beneficios, el orgullo del clero y la guerra. Al trasladarse a Zúrich, Castelberger, quien era vendedor itinerante de libros, abrió una librería en la que vendía volúmenes directamente adquiridos con impresores de Basilea, Ingolstadt, Núremberg, Fráncfort y otros lugares.

A principios de 1522, Andreas Castelberger inició grupos caseros en los que enseñaba la Biblia y se intercambiaban opiniones sobre lo leído. Para que los analfabetos pudiesen seguir el pasaje sobre el que se daba la enseñanza/ diálogo había quienes hacían la lectura en voz alta, particularmente del Nuevo Testamento en alemán, la única parte de la Biblia entonces traducida a este idioma.

La posterior “emergencia del anabautismo en Zúrich”, dependió en buena medida “de la traducción e interpretación de los textos bíblicos en el idioma y la práctica de la gente común”. En estos estudios tanto hombres como algunas mujeres “mejoraron su capacidad teológica básica al participar en un ejercicio exegético multivocal”, subraya el historiador David Y. Neufeld.

En estas reuniones populares el Nuevo Testamento era leído como una guía práctica para la vida cristiana. Por su peligrosidad para el establishment religioso y su simbiosis con el orden político, las escuelas caseras fueron cerradas en enero de 1525, en el contexto del intento de las autoridades por detener, como se verá en el próximo artículo, la rebeldía de los que serían llamados anabautistas, un movimiento gestado desde abajo.



De texto historiográfico a texto histórico escolar

Como educadores, nuestra responsabilidad es formar individuos críticos y comprometidos con su entorno.

Quinto centenario de la otra reforma religiosa del siglo XVI

Por su peligrosidad para el establishment religioso y su simbiosis con el orden político, las escuelas caseras fueron cerradas en enero de 1525.

Carencias

Un cuidadoso examen de los dirigentes, ya sean funcionarios, delegados sindicales o patronales, durante esos periodos dispendiosos, deben permitir alejarlos de toda encomienda administrativa del Infonavit
Anuncio