Llevar las artes escénicas a quienes enfrentan barreras económicas y sociales es el propósito que impulsa al actor y dramaturgo Benjamín Martínez, quien, con más de 25 años de trayectoria, se ha dedicado a acercar el teatro a comunidades alejadas de los grandes escenarios.

Martínez es el creador del proyecto Teatro Pallevar, iniciativa que representa un ideal tan sencillo como poderoso: democratizar el acceso al arte escénico. Mi objetivo es que haya menos balas y más teatro, afirmó el artista en entrevista con La Jornada.

Inspirado por las dificultades logísticas de producir teatro en la Ciudad de México, ideó una propuesta adaptable que pudiera transportarse fácilmente en su automóvil, como si fuera comida para llevar. El teatro se puede hacer con cualquier material y en cualquier lugar. Ha sobrevivido a pestes y pandemias; no necesita equipo profesional, pero sí calidad y preparación, añadió el dramaturgo.

Desde su concepción, Teatro Pallevar se ha convertido en una propuesta cultural itinerante que lleva espectáculos compactos y significativos a comunidades marginadas de México, y más recientemente, a escenarios europeos. Sus obras, diseñadas para adaptarse a cualquier espacio, han sido representadas en casas en construcción, plazas comunitarias y hasta en la sierra de Querétaro.

Si hay elotes o chayotes, los uso para crear. El teatro es un laboratorio constante, aseguró Martínez. Con montajes de no más de 40 minutos, como Te quiero así y su trilogía de versos cómicos, combina influencias del teatro del Siglo de Oro español y de grandes maestros del verso mexicano. Estas obras buscan generar una risa que sane, capaz de consolar el alma en los momentos más vulnerables.

La risa que enferma se basa en la burla, mientras la que sana surge de la identificación y el cariño, puntualizó el actor, egresado de la Escuela de Arte Teatral de Bellas Artes. La conexión de Martínez con las comunidades indígenas tiene sus raíces en su infancia, marcada por relatos de desigualdad social. Estas personas también merecen una sonrisa y un espectáculo después de largas jornadas trabajando la tierra, indicó.

En Ticumán, Morelos, la sorpresa inicial de los espectadores se transformó rápidamente en un compromiso mutuo: personas que nunca habían escuchado hablar de teatro comenzaron a asistir con regularidad, llevando a familiares y amigos.

Planeaba dar una función y terminaba dando 12. Ahora quieren saber qué sigue, recordó emocionado.

Además de las presentaciones, Teatro Pallevar incluye talleres que invitan a niños y adultos a descubrir su potencial creativo. Estas actividades han sustituido, en muchos casos, el tiempo frente a la televisión por dinámicas que estimulan la imaginación.

La participación de la comunidad genera transformaciones visibles: padres e hijos se unen en torno al teatro y crean lazos que trascienden el escenario, añadió el actor.

Benjamín Martínez amplió su propuesta teatral en otras escuelas y comunidades de Morelos, entre ellas Axochiapan, Yautepec y Tehuixtla, actividades de las que resaltó el compromiso y la responsabilidad de los niños participantes.

Participación infantil entusiasta

Según el dramaturgo, los pequeños asumieron por completo tareas como el maquillaje, los cambios de vestuario y la preparación de la utilería, mientras los adultos se encargaban de la logística y el montaje de la pista. Ellos mismos confeccionaron sus zapatos e indumentaria. Fue una experiencia increíble observar cómo se sentían importantes y cómo el público, en su mayoría infantil, los ovacionaba con tanto entusiasmo, indicó.

En Atlixco y Atlimeyaya, Puebla, presentó La visión de los vencidos, obra que busca generar reflexión sobre la historia y la resistencia de los pueblos originarios. Entre sus próximos proyectos, para este mes planea llevar su trabajo a las comunidades poblanas de Zacapoaxtla y Cuetzalan. Su objetivo siguiente es presentarse en localidades de Oaxaca y Veracruz.

Entre sus experiencias más conmovedoras, Benjamín Martínez habló de su trabajo con un grupo de adultos mayores que enfrentaban dificultades físicas y emocionales. A través del teatro, afirma, lograron reconciliarse con la vida y expresar sus historias. Aunque algunos fallecieron durante la pandemia, me queda la satisfacción de haberles ayudado a encontrar alegría y propósito en sus últimos días, expresó.

El impacto de Teatro Pallevar ha cruzado fronteras. En su reciente gira europea, presentó Los cómicos del querer y prepara su regreso con Los cómicos del beso, obras que combinan humor y poesía en un homenaje a la dramaturgia clásica.

Además, impartirá talleres en Suiza e Italia con respaldo de la escuela Valle delle Radici. El aprendizaje adquirido en estos países será compartido en México como una forma de retribuir y enriquecer el teatro comunitario, aseguró.

Nacido en Puebla en 1978 y especializado en clown y cabaret, Martínez ha demostrado una notable capacidad de adaptación para sus presentaciones. En Querétaro, utilizó las luces de su automóvil para iluminar una función en una casa sin techo. La gratitud de los asistentes, expresada con huevos, hortalizas e incluso una gallina, consolidó su firme convicción de que el arte tiene el poder de transformar vidas.

A pesar de los desafíos, Benjamín Martínez continúa su labor con pasión y determinación: “No pienso dejar de hacerlo. Me hace muy bien y siento que estoy poniendo mi granito de arena. Quizá no sea visible, pero es con el corazón, y esa es la clave.

El teatro es mucho más que entretenimiento; es un refugio, una herramienta de sanación y una forma de resistencia. Desde que comencé a ejercer este oficio, a los 15 años, encontré un espacio de libertad y felicidad. Compartirlo con otros me reafirma que el teatro es un remanso de paz, concluyó.