El año apenas comienza, y el panorama geopolítico y energético europeo complica la perspectiva a mundial, en un momento en que se darán muchos cambios de poder. La crisis energética que se inició en 2022, no ha terminado y lo más probable es que se agrave. El cierre de los gasoductos Nordstream I y el posterior sabotaje del Nordstream II, disminuyeron la disponibilidad de gas natural en Europa, aumentando el precio de manera considerable, generando efectos socioeconómicos adversos y en el invierno de 2022, costándole la vida a 60 mil europeos por no poder acceder a energía. Europa había logrado sortear un poco el problema gracias a que, el gas natural licuado de EU, su capacidad de almacenaje, el hecho de que los inviernos no habían sido tan duros, y a que si bien la principal fuente de gas natural ya no se encontraba disponible, Rusia aún mantenía gasoductos adicionales que se encontraban en operación y que formaban parte de un acuerdo de suministro de gas natural a pesar del conflicto rusoucranio. Por más extraño que parezca, uno de los gasoductos en cuestión es uno que atraviesa Ucrania, y por el cual, Gazprom (empresa rusa de venta de energéticos) ganaba unos 5 mil millones de euros al año y pagaba al gobierno ucranio cerca de mil millones de euros por derecho de tránsito. El pasado 1º de enero, el acuerdo terminó. Gazprom dice que Kiev no quiso renovar ni extender el acuerdo, por lo que dejó de suministrar gas natural a través de dicho gasoducto.
La pérdida del suministro viene en un momento complicado, en el que de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, las reservas de gas natural europeas se están reduciendo a un ritmo cinco veces superior al promedio de los últimos cinco años. Lo anterior se vuelve más preocupante, si consideramos que el consumo de gas natural se ha reducido 20 por ciento frente a 2021 (principalmente por la desindustrialización que experimenta el continente). Los intentos por sustituir el gas natural de Rusia, con gas natural licuado de EU, Qatar y gas natural por ducto de Noruega, no han resultado como se había planeado y los precios del energético se encuentran por arriba de 50 euros por megavatio hora, el más alto en los últimos 14 meses. Ahora en enero, tomará posesión Donald Trump, quien ya ha dicho públicamente que de no consumir más gas natural impondrá duras tarifas a Europa. El suministro del fluido, también viene acompañado de una gran exigencia, desacoplar sus economías del enemigo público número uno, China.
Esta geopolítica energética puede amenazar con romper la “unidad” europea en muchos frentes. Dos grandes temas son los que hay que tener en mente. Primero, es claro que Ucrania no quiso renovar el trato para generar presión y adelantar lo más posible una negociación sobre el final del conflicto, más ahora que Trump ha dicho que apoya parar el conflicto de inmediato y si tiene que cederse territorio, que así sea. Varios países europeos han sufrido las consecuencias económicas de no tener soberanía energética y también se había comenzado a apoyar la idea de que tal vez Ucrania debería ceder territorio para terminar el conflicto. Todo esto generará un escenario en que EU puede utilizar su suministro de gas natural licuado para que los países europeos presionen a Ucrania a terminar el conflicto bajo los términos que Trump y Putin acuerden.
Segundo, como comentábamos antes, para asegurar el suministro de EU, probablemente Europa tenga que desacoplar su economía de China, situación que pondría en jaque a todo el continente, pero en especial a Alemania, la mayor economía y otrora motor industrial europeo, que se encuentra intensamente relacionado con China, sobre todo en exportaciones de alto valor agregado por 122 mil millones de euros. Y se suma otro componente, el gobierno alemán colapsó y se tendrán elecciones adelantadas. Elon Musk, quien ahora es hombre cercanísimo y asesor de Donald Trump, abiertamente ha apoyado al movimiento ultraderechista AfD, que, como gran parte del empresariado alemán (quienes se beneficiaron por años de contar con energía barata proveniente de Rusia) es un movimiento pro ruso. Por lo que de ganar, veremos un rompimiento con las otras potencias europeas (Francia y Gran Bretaña). ¿El apoyo público de Musk significa apoyo de Trump?
Por si esto no fuera poco, se pronostica que este año el invierno será mucho más crudo que en años anteriores, la demanda de combustible se verá muy incrementada, y por más que EU o Qatar insistan en que enviarán todo el gas natural a Europa, hay un límite que no puede superarse, el de la infraestructura. Para que el gas natural pueda moverse de manera “líquida” ambos países deben tener infraestructura específica. El país exportador debe tener terminales de licuefacción que comprimen y enfrían el gas hasta volverlo líquido. Después, se debe contar con barcos especializados para cargarlos de dicho gas y llevarlo hasta su destino, donde debe existir una terminal de regasificación, que toma el líquido, lo despresuriza y deja que vuelva a ser un gas para inyectarlo al sistema. Toda esa infraestructura tiene un límite, el cual por más demanda que exista, toma, en el mejor de los casos tres años expandir. Y si Europa sigue demandando cada vez menos gas por su desindustrialización, ¿qué compañía invertirá en un mercado que para cuando esté lista la inversión puede ser 20-30 por ciento menor? Ninguna. El mercado dejará que las economías europeas y sus ciudadanos colapsen.
X: @aloyub