El reciente fallecimiento del ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter me retrotrajo a uno de esos no muy frecuentes días en los que un acontecimiento que se da en cualquier espacio de nuestro continente a todos nos satisface y nos llena de regocijo, aun cuando directamente en nada nos beneficie.
Me refiero al aniversario del día en que el presidente estadunidense y el general Omar Torrijos, reconocido por la Constitución de Panamá como líder máximo de la revolución, firmaron el acuerdo sobre la propiedad y el uso del Canal de dicho país. Recuerdo como uno de los momentos más emocionantes de mi vida, el día que tuve la oportunidad de estar presente en un hecho histórico de estas dimensiones: en el corazón de la zona del Canal grité, canté, salté y me desgañité como un auténtico panameño. Y en esos momentos, lo era de verdad. A mi mente vinieron los recuerdos de los jóvenes estudiantes que el 9 de enero de 1964 irrumpieron en la zona con la intención de reclamar de esa manera lo estipulado en el convenio que señalaba que la autoridad dentro del Canal sería compartida entre los dos gobiernos, lo cual no sólo era una mentira, sino que, además, la discriminación era imperante en múltiples lugares y maneras. Ese 9 de enero se organizaron en una manifestación pacífica que intentó plantar su bandera junto a la de Estados Unidos, lo cual fue considerado un agravio imperdonable, motivo por el cual los estadunidenses dispararon sus armas y los muchachos fueron brutalmente victimados. Su espíritu, estoy seguro, estuvo presente en la entrega del Canal, mostrando que el sacrificio no había sido en vano.
A nombre de todos los presidentes de los países latinoamericanos del continente, fue designado el mexicano José López Portillo para que expresara lo que era el sentimiento común de nuestros pueblos y una mayoría de gobiernos. Su discurso fue no sólo conceptuoso, sino rigurosamente apegado al protocolo y a los momentos políticos por el que atravesaban algunas de las naciones allí reunidas. Esto nos permitió, al regresar, conseguir la aprobación para un proyecto.
El material original de audio y video que trajimos de esta pequeña gira era de calidad superior. Cuando Roberto Béjar, el más reconocido y respetado editor musical del mundo comercial, conoció la grabación, por primera vez se interesó en colaborar en el Centro de Producción de Cortometraje. (O sea, el mundo oficial de la comunicación gubernamental vía el cinematógrafo). El documento fílmico seguramente contará con acceso al público que llene los requisitos para su visualización.
Estaba tratando de recordar ciertos datos interesantes sobre el pensamiento y comportamiento de Jimmy Carter el día de la simbólica entrega del canal panameño cuando mi hija Mariana me hizo llegar una publicación que, ante el azoro y el temor de miles de estadunidenses, anuncia la pretensión de Donald Trump de retomar el control del Canal.
Frente a esa amenaza, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, señaló : La vía oceánica pertenece a los panameños. Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y sus zonas adyacentes son de los panameños.
Las posiciones se ven irreconciliables y las condiciones en las que se encuentran cada uno de los individuos que encabezan a los países beligerantes les dan pocas posibilidades de resolver el conflicto sin dañar al planeta que todos habitamos. Esperemos que, por esta ocasión, la información no sea el combustible con el que se pretenda apagar la hoguera.
