Mientras el uso de pesticidas domina el mercado de control de plagas agrícolas en América Latina, en países de Europa y Asia avanza el manejo etológico de insectos, es decir, la modificación o manipulación del comportamiento natural de los animales para prevenir o reducir los daños que causan en los sembradíos.
Por ello es importante que en el subcontinente se avance en la investigación de alternativas más compatibles con el ambiente y bienestar humano
, señalaron en entrevista con La Jornada académicos de El Colegio de la Frontera Sur que trabajan en la elaboración de trampas y uso de feromonas para controlar diversas plagas.
Edi Álvaro Malo Rivera, especialista en ciencias químicas; Julio C. Rojas, maestro en ciencias en entomología, y Salvador Hernández Moreno, experto en fitosanidad con orientación en entomología y acarología, coincidieron en que si comparamos el negocio de los insecticidas con el uso de técnicas de gestión etológica de las especies nocivas para los cultivos, este último no cubre ni 8 por ciento de las necesidades. La gestión etológica es un campo muy nuevo para Latinoamérica y muy pequeño, pese a las ventajas que ofrece
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Desde El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en Tapachula, Chiapas, esta triada de investigadores se ha concentrado en estudiar el gusano cogollero, que afecta el maíz; la mosca de la fruta, que daña el mango, y los picudos de los agaves, perjudiciales para los magueyes de mezcal o tequila.
Consideran que descifrar la comunicación química de estas especies –el proceso mediante el cual, usando sustancias específicas, intercambian información para reproducirse, localizar su alimento, evitar depredadores– es clave para elaborar tácticas eficientes para regularlos.
A diferencia de los químicos que afectan a polinizadores, dañan los suelos, contaminan el agua y dejan residuos nocivos para la salud humana, el manejo basado en el comportamiento de los animales es una alternativa más compatible con el ambiente y bienestar humano
, subrayaron.
Salvador Hernández, adscrito también a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Xochimilco), se ha centrado en indagar el control de la mosca que daña la fruta del mango por medio del trampeo, técnica utilizada para monitorear y reducir su población.
Su principal aportación es haber modernizado el modelo de las trampas creadas en 1992 para atraer y capturar ejemplares adultos.
Afirma que a partir de una investigación que consideró las etapas de desarrollo del mango, la anatomía de la mano humana, los estímulos a que responde el insecto, las condiciones ambientales y los criterios del diseño industrial, se creó un modelo.
La nueva trampa ha arrojado resultados favorables frente a la anterior, ya que además de ser más eficaz en atrapar moscas, es más ergonómica
, explica.
Precisa que en un cultivo agrícola se pueden llegar a instalar más de 500 anzuelos, según la extensión, y por lo que es importante que sea resistente y estén adaptados a la anatomía de la mano.
En tanto, el actual objeto de estudio de Malo Rivera es controlar el gusano cogollero en las plantaciones de maíz, a través del uso de las feromonas que producen en su fase de apareamiento.
Los compuestos de esta sustancia fueron identificados en 1984, en Estados Unidos, y su trabajo permitió encontrar variabilidad en los componentes de las poblaciones en México.
Este hallazgo nos permitió formular nuestra propia mezcla de feromonas para regular la plaga en regiones de nuestro país
, comenta.
Agregó que la aplicación de este compuesto en el trampeo masivo reduce el daño a las plantaciones, permitiendo buenos rendimientos en las cosechas, incluso mejor que con la aplicación de insecticidas
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A su vez, Julio Rojas se dedica a estudiar la comunicación química de los insectos y en años recientes a observar los picudos de los agaves.
Estos ejemplares no eran un problema para nuestro país, pero con el auge de la producción de tequila y las grandes extensiones de agave que comenzaron a sembrarse, se convirtieron en plaga
, señala.
Un problema muy serio con las plantas de tequila o mezcal es que el empleo de pesticidas es peligroso para la salud humana. Por ello, el especialista comenzó a indagar en la comunicación química de estos animales hasta identificar una feromona producida por el macho que permite su manejo poblacional.
Para Rojas, el estudio de los picudos de los agaves es una muestra de la importancia de los laboratorios de ecología química en México, porque su control sólo es importante aquí, y si hay gente especializada, el país puede identificar los compuestos y diseñar estrategias de control; de lo contrario, se depende del extranjero
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Otro ejemplo, retomó, es el caso del gusano cogollero. Tú puedes comprar feromonas de Estados Unidos, pero cuando las pones en el país no funcionan porque hay variaciones geográficas en las poblaciones
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Malo Rivera, Julio C. Rojas y Hernández Moreno resaltaron que frente al incremento de la demanda de productos agrícolas, en particular, el aumento de la solicitud de alimentos libres de químicos, la investigación sobre la gestión de insectos sin pesticidas se ha vuelto relevante.