Mientras las alternativas de energía no estén plenamente desarrolladas, ubicadas y utilizadas al ciento por ciento, seguiremos dependiendo del petróleo y de la gasolina. Aunque los ambientalistas orgánicos aseguran que ya con lo que tenemos en camino para movernos en vehículos eléctricos hay una realidad real, por lo pronto, seguimos necesitando gasolina.
Así, los debates continúan en diversos círculos de información y de discusión, como las redes sociales. En este caso, expresamos nuestra gratitud a nuestros compañeros y compañeras que integran el Foro Petróleo y Nación por su constante interés en traer a discusión todos aquellos temas que describen la realidad que estamos viviendo en cuanto a nuestra dependencia de la única –por ahora– fuente de abastecimiento de combustible, las gasolinas.
De manera reciente, en la mañanera de esta semana, la doctora Claudia Sheinbaum, Presidenta de México, explicó por qué, en sí, la gasolina no ha subido de precio ni aumentará en términos reales; sin embargo, los medios masivos de tergiversación se han encargado de enrarecer y además de desinformar el verdadero motivo por el cual, hasta la fecha, no podemos cantar victoria en cuanto al abasto nacional completo con gasolina de la refinería Olmeca. Al contrario, muestran su absoluta ignorancia de cómo es el proceso para obtener los hidrocarburos para el consumo cotidiano.
Como que se les olvida a los medios de información (llamémosles así) que no sólo es echar un barril de petróleo a un complejo equipo de filtros, tuberías, procesadores químicos, destiladores y todo lo que se necesita, para convertir petróleo en gasolina. No es por arte de magia que de un litro de petróleo crudo obtenemos un litro de gasolina de buena calidad y con la metodología más austera para que esa gasolina resulte un energético a muy bajo costo.
De hecho, la conocida Magna y el diésel han iniciado el presente año con un estímulo fiscal que aplicará la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Si ya se les olvidó, para eso sirve esta importantísima secretaría, para apoyar en la solución de los problemas más importantes en la vida económica del país.
El estímulo fiscal estará publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF). La indicación de la presidenta Sheinbaum fue que, del 1º al 10 de enero, tanto la Magna como el diésel contarán con un subsidio de 3.57 por ciento o de 0.2303 pesos por litro y de 0.37 por ciento o de 0.0259 pesos por litro, respectivamente.
Con estas medidas, se evitará que los precios se disparen, ya que anteriormente, durante los gobiernos neoliberales, no desperdiciaban la oportunidad para aumentar el precio de la gasolina y con ello provocar una escalada de precios para todos los productos de consumo vital para la población. Casi podemos asegurar que el trago amargo tradicional de inicio de año eran los esperados gasolinazos sin que nadie pidiera una explicación al gobierno en turno. Al fin y al cabo, la población asumiría las consecuencias.
Entiendan bien, los estímulos fiscales, en este caso para las gasolinas, no son un regalo del gobierno, no son parte de un programa perverso de populismo, no son para caerle bien a la gente. Es una medida, quieran o no, absolutamente legal, necesaria y hasta obligatoria para las autoridades. Es, también, una muestra de que las necesidades de la población están en primer plano.
Con el gobierno de Felipe Calderón y el de Enrique Peña, los aumentos fueron reales, sin misericordia, argumentando que eran necesarios para no colapsar la economía nacional. Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, la reducción fue efectiva y sin simulacros. Se logró, en términos reales, una baja de 5.2 por ciento en el precio promedio de la gasolina regular. Éste descendió de 25.48 a 24.15 pesos.
En el presente gobierno, la baja del precio de las gasolinas continuará. Por lo pronto, la disminución fue de 0.4 por ciento, en total. Si bien no es espectacular, sí es una promesa cumplida: no tendremos gasolinazos. Es una medida que deberán respetar, sí o sí, los concesionarios de las gasolinerías de Pemex.
Ya no estamos en sexenios priístas ni panistas. Seguimos desarrollando una transformación a fondo que cambie los vicios por medidas sociales en favor de la población mexicana.
(Colaboró Ruxi Mendieta)