El Museo del Objeto del Objeto (MODO) ofrece una experiencia única e intrigante con su exposición más reciente: Sinsentido. La muestra, que reúne más de 200 piezas cuidadosamente seleccionadas, desafía las nociones convencionales de la lógica mediante la fusión del arte, el dadaísmo, el surrealismo y la literatura del absurdo.

El montaje fue ideado por el curador Luis Rodríguez, quien explicó que la inspiración del proyecto surgió al encontrar una serie de artefactos misteriosos en los archivos del museo. Estos objetos, cuyo origen y función eran inciertos, fueron el punto de partida para explorar las posibilidades del absurdo.

Al observar estos elementos, su inutilidad aparente se convirtió en un reto creativo. Decidí relacionarlos con movimientos artísticos que, como el dadaísmo y el surrealismo, rechazan la lógica tradicional, señaló Rodríguez en entrevista con La Jornada.

A diferencia de las exposiciones convencionales, la disposición de los objetos en Sinsentido no sigue un orden lineal o predecible. Los elementos están organizados de tal manera que, al caminar por las salas, los visitantes se ven rodeados por una amalgama de reflejos y distorsiones, creados por espejos colocados de forma estratégica.

Estos reflejos interactúan con las piezas, de manera que cada visitante puede tener una experiencia única e introspectiva, como propuso el surrealismo en sus inicios. La obra del pintor René Magritte, en especial su célebre cuadro Esto no es una pipa, inspira este concepto visual, el cual invita a cuestionar la relación entre las representaciones y la realidad misma.

La muestra está poblada de piezas desconcertantes: máquinas industriales de épocas pasadas, herramientas cuyo propósito parece perdido en el tiempo y artefactos cuya función es completamente indescifrable.

Cada objeto expuesto se convierte en un enigma, un lienzo en blanco donde el espectador debe aportar su interpretación. Según Rodríguez, no saber qué son estos objetos permite crearles un nuevo significado, jugar con ellos y darles una función distinta, lo que refleja el espíritu del dadaísmo y del sinsentido.

Palabras incomprensibles

La influencia de la literatura absurda se hace presente en la muestra con obras de autores como Lewis Carroll. El curador mencionó el poema Jabberwocky, de Alicia a través del espejo, como uno de los ejemplos más representativos de este género literario que da prioridad al juego sonoro y a la métrica, por encima del significado lógico de las expresiones.

Las palabras inventadas por Carroll no buscan ser comprendidas, sino provocar emociones y risas. Eso es precisamente lo que aspiramos reproducir, añadió Luis Rodríguez, quien destacó que en esta exposición se puede disfrutar de lo absurdo y lo lúdico, además de generar reflexiones intelectuales.

“En cada sala el visitante se adentrará en el caos ordenado propio del dadaísmo, movimiento que nació como reacción recreativa y contestataria a los horrores de la Primera Guerra Mundial.

El enfoque del proyecto se inspira en la obra de artistas como Marcel Duchamp y su famoso uso de los objetos encontrados que inicialmente carecían de un propósito funcional claro y son elevados al rango de arte y se convierten en poderosos símbolos de la subversión del orden establecido.

El surrealismo desempeña un papel esencial en la estructura de la muestra. Las piezas expuestas, muchas con apariencia de objetos cotidianos, invitan a los visitantes a reconsiderar su percepción de lo cotidiano. La ironía y el humor, características distintivas de esta corriente artística, se integran con los elementos del dadaísmo para ofrecer una experiencia singular, donde los objetos adquieren la capacidad de narrar historias personales y colectivas desde distintas perspectivas.

La exposición también rinde homenaje a la fascinación por lo mecánico, característica distintiva del inicio del siglo XX, que influyó profundamente en los movimientos artísticos de la época. Mediante retratos mecánicos, piezas surrealistas y referencias a las generaciones beat, emerge un diálogo dinámico entre periodos históricos, estilos artísticos y perspectivas culturales.

Un ejemplo notable de este diálogo visual es el retrato de Edward James, influyente mecenas de Magritte, cuya silueta aparece reflejada de espaldas en un espejo. Esta obra genera una paradoja que resalta la compleja relación entre la imagen, la percepción y la realidad.

Para Luis Rodríguez, la muestra trasciende la simple exhibición de objetos, ya que “propone una reflexión profunda sobre el valor de las cosas en un contexto marcado por la obsolescencia programada y el consumo acelerado.

Los espectadores podrán reflexionar sobre la transitoriedad de los objetos en un mundo en constante cambio. Cada pieza, aunque aparentemente insignificante, refleja el impacto cultural, histórico y emocional que los objetos pueden tener en nuestras vidas.

La exposición Sinsentido se puede visitar de martes a domingo de 10 a 18 horas en el MODO (Colima 145, colonia Roma). La entrada cuesta 60 pesos. La muestra finalizará el 26 de enero.