Tapachula, Chis., Los pueblos están regresando a las formas de organización de hace 50 años para realizar cultivos colectivos en “tierras en común”, manifestó el subcomandante insurgente Moisés, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Recordó que esa era la forma de producción de sus abuelos, pero con la repartición ejidal, la propiedad privada y programas sociales como Sembrando Vida, la tierra se fue dividendo hasta ser tan pequeña que no era suficiente para tener ingresos adecuados.
Afirmó que los proyectos productivos del “mal gobierno” provocaron la división de las tierras en el campo y la pérdida de las mismas al ser vendidas, a consecuencia del “sistema capitalista”.
“Si hay 90 derecheros en una comunidad, que haya 90 pequeños propietarios, era fraccionar la tierra, cada quien con sus 20 hectáreas, es lo que dijo el cabrón de (Carlos) Salinas (de Gortari)”, recordó.
El “mal gobierno” hizo creer a los campesinos que con la privatización de la tierra podían convertirse en pequeños, medianos, gran (sic)propietarios, empresarios nacional y trasnacional e incluso banqueros.
El problema en la “pedacería” de la tierra fue, además, que algunos encontraron agua, otros madera, unos tierra fértil y otros más sólo piedra, lo que generó división y confrontaciones.
“Ahí empezaron a dividirse los pueblos, porque estaban unidos, hubo comunidades que empezaron a legalizar la tierra”, expuso.
Entonces los labriegos “empezaron agruparse y decir que no sirve el común, que no se puede proyectar, avanzar, desarrollar. Lo que quieren es que vayamos a agarrarnos entre nosotros mismos”, acusó el subcomandante Moisés.
Sin embargo, aclaró, en el trabajo de la “tierra común” existen particularidades, reglamentos para que todos puedan aprovechar y obtener sus cultivos de milpa, café, caña, frijol u otros. “Tenemos que regresar a donde sí hubo vida”, subrayó.
Por su parte, el capitán insurgente Marcos planteó que tres décadas después del alzamiento armado el EZLN debe plantearse el rumbo de la lucha contra el capitalismo y cómo sobrevivir al panorama de destrucción que se avecina, incluso ante una posible guerra nuclear.
Visión de lucha para un siglo: capitán Marcos
En el segundo día de encuentros Resistencia y Rebeldía, la víspera del 31 aniversario de su aparición pública, Marcos advirtió que en 1994 la opción que tenían era “entre la muerte y la muerte”, porque, “o morimos peleando o morimos olvidados”. Pero ahora y de cara al próximo siglo “la declaración por la vida no es entre muerte y muerte, es ¿qué vamos a hacer?”, planteó el dirigente del EZLN.
Alertó que la situación en las comunidades es de horror por el acecho del crimen organizado, el hundimiento en la pobreza de los pueblos por la privatización del territorio y el daño al entorno.
Reprobó que los gobiernos alientan la división de los pueblos entre buenos y “fifís”; migrantes contra residentes; y tal parece que fomentan “una guerra civil”.
Ejemplificó las amenazas de depor-taciones masivas por Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, lo que podría generar un grave problema con los habitantes de ese país. “Que el pueblo bueno se enfrente, que se maten entre ellos, que destruyan lo que se pueda”, criticó.
Los gobiernos capitalistas, en tanto, se preparan para sobrevivir al “colapso” global creando reservorios privados para albergar a quienes tengan las posibilidades, incluso el uso de la inteligencia artificial parece que tiene el propósito de acelerar la selección natural sustituyendo la mano del hombre en diversas actividades productivas, agregó el capitán.
“Pueblos originarios somos excluidos, los que sobramos”
“Los pueblos originarios somos los excluidos, los que sobramos los que no producimos, y no consumimos. Pues bienvenidos a la realidad porque allá va buena parte de la humanidad”, apuntó. Pero el capitalismo pretende preservar la vida de productores y consumidores, y “para eso necesita la propiedad privada”.
Aseguró que hay esperanza y esa está en que los jóvenes tengan una mayor participación “aunque Televisa dice que ya no hay jóvenes” en los poblados zapatistas.
Exhortó a que se hagan a un lado las diferencias, que haya unión entre hombres y mujeres, entre amigos y “enemigos”, entre feministas y machistas, comunistas y anarquistas, entre otros.
“Tienen que elegir primero si nos vamos a pelear entre nosotros (.) La declaración por la vida, reconoce las diferencias y establece un objetivo común (.) tenemos un propósito que es destruir un sistema”, destacó.
Esa búsqueda del objetivo común es incluso traspasando fronteras e idiomas como lo hicieron los zapatistas en su gira a Europa.
Marcos planteó que es consciente que las y los zapatistas cometen errores y asumen las consecuencias, por ello no se aspira a un mundo perfecto “pero sí creemos que se pueden crear condiciones para eso en todos lados”.
Por eso reiteró que la visión debe ser a largo plazo –120 años– para que después del “colapso” haya hombres y mujeres que digan: ‘hay otra opción’, y no solamente el capitalismo “todopoderoso que está por todas partes”.
Organizaciones muestran al mundo “sus geografías”
De ahí la relevancia de los encuentros como éste para que los colectivos muestren al mundo las nuevas formas de vida que están construyendo en “sus geografías”.
Adelantó que para seguir compartiendo esas luchas a mediados del próximo año podría celebrarse otro encuentro en el contexto del 20 aniversario de la sexta declaración de la Selva Lacandona.
“La desesperación antes de 1994 fue la encrucijada entre muerte y muerte; es decir, elegir la forma de morir. La declaración de la vida es frente a la encrucijada de la historia, repetir lo ya hecho o arriesgarnos a otra cosa”, sentenció.