A unos días de cumplir 70 años, 69+1, como le gusta decir, visitamos a Alejandro García Villalón, Virulo, en su domicilio de la Ciudad de México. Allí lo encontramos muy afanado en los preparativos de celebración de su cumpleaños, que se llevará a cabo este 10 y 11 de enero en el Teatro Bar El Vicio, con dos sendos conciertos en los que participaran una pila
de amigos.
Virulo uno de los grandes humoristas de los últimos, y de todos, los tiempos, según sus admiradores, nació en Ciudad Habana, Cuba, el 5 de enero de 1955, para ser precisos, pero decidió ser mexicano por el amor a una bella dama, que le ha dado un par de mexicanitos, y el gusto por la comida, en especial los chilaquiles, que lo vuelven loco.
Es un maestro de la sátira, la comedia musical y la crítica suspicaz de las que se vale para analizar las cosas mundanas y celestiales
y destacarlas en clave de risa.
En esta charla tratamos de llegar a la definición del hu-mor y cómo llegó a él. Sin en-contrar una definición acerta-da, pero sí de qué se trata, Virulo nos dice que él nació así: No hay escuela para estudiar humorismo, esto es una cosa que se trae, que sale naturalmente
.
Y comenta: “vengo del movimiento de la nueva trova, que se fundó en 1972, con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noé Nicola y Amaury Pérez. Juntos conformamos un grupo encaminado al quehacer musical y trovadoresco; tratábamos de hacer una música distinta. Nos reuníamos frecuentemente a crear, cantar, guitarrear… Se hacían canciones políticas, de amor o costumbristas. Yo, de alguna manera, me incliné por el humor. Era algo natural en mí y lo hacía desde la secundaria. Las primeras canciones que compuse fueron en ese estilo de humor urbano, en el que narraba situaciones cotidianas en La Habana, que si la guagua, los almendrones (taxis), el habla cubana, los piropos, los superhéroes fallidos, las tradiciones en resistencia, las viviendas imposibles… en fin”.
Su primer trabajo discográfico fue La historia de Cuba, vino otro llamado El génesis, basado en la Biblia, del cual se desprendió un espectáculo que se presentó en el teatro Karl Marx con bastante éxito. Con éste llegó a México y gustó tanto que hasta monseñor Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, los invitó a que lo presentaran en su catedral. Compromiso al que acudieron con bastante temor (de Dios). Ahí me percaté de que Dios tiene sentido del humor porque no nos fulminó ni nos desapareció
.
Tras una estadía en la Ciudad de México conoció a quien ahora es su esposa. Producto del amor se quedó una temporada a vivir entre nosotros, lo que le permitió descubrir el gran aprecio a su trabajo, recibiendo prontamente ofertas de presentaciones en teatros, bares, universidades y participaciones en programas de televisión como los Sábados con Saldaña o Virulencia Modulada, del cual fue la figura principal, ambos transmitidos por canal 13, todavía en poder del Estado.
Con más de tres décadas viviendo en nuestro país le agarró el modo a lo mexicano y en su quehacer musical paródico le ha dado por describir nuestra real
y metafísica
condición del ser social y político que somos. Por ejemplo, se asombra de nuestra desorbitada cultura gastronómica. No se explica por qué existe un chile habanero que pica como el diablo
cuando en Cuba no se consume esta verdura, o que cohabite una torta cubana entre nosotros que en Cuba nadie conoce
. Pero lo máximo es la existencia del mole: Otro invento mexicano que tiende al surrealismo porque ¿a quién se le ocurre mezclar chile con chocolate?
Gracias a su curiosidad y cercanía con la gente y su circunstancia (algo que le aconsejó Chava Flores), Virulo se ha ido adentrando/integrando a la cultura nuestra hasta convertirse en un avezado cronista de lo social y político, como bien lo demuestra en sus cápsulas del día siguiente
, que postea semanalmente en Facebook.
Virulo se describe como alguien a quien le gusta hablar de las cosas sin retruécano ni falsedades. Considera que todo va mejor cuando ciertas cosas las tomamos con humor. “Mirar la vida desde el humor, es el acontecimiento más honesto y saludable que se pueda tener (…) El humor es escaparse de las normas, porque cuando te escapas de las normas y logras comunicarte y desarrollar esa emoción, eres libre.
Otra cosa que me parece maravillosa del humor es la ternura. Lo tierno suele resultar poco sutil, de alguna manera, es inevitable ¿Acaso hay algo menos sutil que el amor incondicional, cima de la ternura?
Humor, inteligencia y ternura, asuntos difíciles de combinar, le digo a Virulo, porque el humor, incluso el mejor, suele apoyarse en lo chistoso o pernicioso, algo que daña los territorios más sensibles y dolorosos del ser humano. Personalmente prefiero el humor que critica, pero que comprende; un humor noble, si se puede llamar así, que provoque la risa sana. La risa es importante porque al reír queda menos por limpiar y así se puede volver a pensar y a seguir luchando
.
Nos vemos el viernes 10 y sábado 11 de enero en el Teatro-Bar El vicio, Madrid 13, Coyoacán, para seguir con este discurso humorístico.
Aprovecho para desearles buen año con mucha salud y fortuna.