°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

Mr. Musk

30 de diciembre de 2024 00:01

Elon Musk se ha convertido de manera acelerada en una figura ubicua; aparece en todas partes y está en permanente movimiento. Ha surgido como un personaje inevitable en las noticias, acapara la atención en el espacio público y lo disfruta con un ego superlativo. Es una especie de superhéroe en la renovada era Trump y parece asumirlo. Su omnipresencia se revela como si fuese una advertencia. El problema es que tenga tanto espacio disponible.

Una de las descripciones más duras que se han hecho de Musk, pero que da en el blanco, apareció en el diario inglés The Guardian en un artículo de Alexander Hurst. Lo describe de modo muy gráfico como un “Estado delincuente de un solo hombre cuyas intenciones son interesadas y nefarias, y con recursos de la escala de un Estado-nación que le permiten despreciar la ley impunemente”. Agrega: “La mera inmoralidad de que una sola persona posea tal fortuna es obvia para la mayoría de la gente con una cantidad básica de empatía. Pero cuando se trata de Musk la moralidad del caso pasa a segundo término”.

La presencia pública en la esfera trumpiana de un grupo de multimillonarios, como los del sector tecnológico y financiero, se ha acrecentado hasta llegar a ser nominados para varias posiciones en el gabinete y otros puestos públicos de relevancia. Un signo notorio de la relación de la sociedad con el poder.

Bertrand Russell dijo: “El concepto fundamental en la ciencia social es el poder, del mismo modo en que la energía es el concepto esencial de la física”. Creía que “el objetivo clave de la ciencia social era comprender cómo el poder podía convertirse de una a otra forma y que el papel de la política era detenerlo”. Esto suena un tanto ajeno en términos prácticos. Hoy pasa lo contrario: el papel de la política se sustenta abiertamente en el poder de la riqueza, como se advierte en el caso patente de Estados Unidos con Donald Trump. Musk donó a la campaña de Trump y de candidatos republicanos más de 270 millones de dólares. Esta cifra alcanza para mucho y su rendimiento ha sido de orden inmediato. El magnate tecnológico actuó a la par del presidente electo para intentar descarrilar las decisiones del Congreso sobre el financiamiento del gobierno, es decir, para incidir directamente en el presupuesto público. Un hombre con gran poder político sin haber participado en ninguna elección, sin rendir cuentas a nadie, anidando el poder de Trump.

La fortuna de Musk, enorme antes de su asociación con Trump, dio un nuevo salto hasta llegar al orden estimado de 450 mil millones de dólares, en buena parte por el alza del valor de sus acciones en las empresas Tesla (automotriz) y Space X (exploración del espacio) ante la perspectiva de inversionistas y especuladores que apuestan a que su fortuna crecerá por su acercamiento a Trump.

Musk es, ciertamente, un empresario notable, en términos de negocios, de proyectos y de impulso innovador en ciencia y tecnología, pero no se deriva de ello la capacidad para intervenir de modo activo y prepotente en cuestiones de índole social y política como las que definen un gobierno.

El diario The New York Times ha señalado que la empresa de cohetes Space X dicta ya el calendario de lanzamiento de satélites de la NASA y que el Departamento de Defensa depende de Musk para poner en órbita la mayoría de sus satélites. Los contratos del gobierno federal con Space X se valúan en alrededor de 15 mil 400 millones de dólares. El NYT afirma haber recopilado una serie de violaciones y demandas consiguientes de agencias federales en contra de sus compañías.

No es ninguna novedad la relación de los grandes negocios y fortunas con el gobierno. En la historia económica de Estados Unidos de finales del siglo XIX eso está claramente tratado. Así se hicieron grandes fortunas en el campo del petróleo, el acero, los ferrocarriles o las finanzas. J. P. Morgan era, de facto, el banquero del gobierno antes de la creación del Sistema de la Reserva Federal, a finales de 1913. Así ocurrió en la Alemania nazi con el alineamiento de los grandes negocios, como relata de manera soberbia Eric Vuillard en su libro El orden del día. Es conocida la influencia de asociaciones, instituciones y grandes intereses privados que promueven abiertamente objetivos políticos e ideológicos tanto del entorno de la derecha como del campo liberal.

Un asunto acerca de este fenómeno de interrelación de la política y los negocios que tiene como actor principal a Musk y a un amplio reparto asociado de otros magnates es la manera en que aparece como brote del entorno neoliberal que, supuestamente, habría de haber llevado a los votantes a una consideración mucho más crítica de Trump y su oferta política. En cambio, arrasó en la reciente elección.

Nicolás Sartorius señaló en un reciente artículo en El País, titulado “El gobierno de los millonarios”, cómo los dueños de inmensos monopolios han llegado directamente al poder político para defender sus intereses. Los nombramientos de Trump indican que en varios casos han recaído en millonarios que pertenecen a los sectores económicos de los que serán responsables políticamente, empezando por Musk. En su análisis de las condiciones políticas y económicas actuales, Mark Blyth, de la Universidad Brown, las ha definido como “un viaje sin retorno hacia lo desconocido”. Esta idea parece sensata viendo los criterios y las decisiones de la formación del segundo gobierno de Trump y la manera en la que este personaje mantiene a la expectativa la situación mundial.

La utopía necesaria

No hay que ir ahora muy lejos: la historia es ya una catástrofe. Y hay que actuar para impedir el desastre. Es ahí donde aparece la idea del socialismo como apuesta.

2025: los cruentos desafíos de la 4T

Un verdadero gobierno de izquierda (aún inexistente) es aquel capaz de mantener controlado al capital, mientras empodera, gradual o súbitamente, a la sociedad.

Soberanía alimentaria

Desde la entrada de México al GATT y las contrarreformas al 27 constitucional se ha ido desmantelando la agricultura campesina
Anuncio