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4T: avances, pendientes y riesgos

30 de diciembre de 2024 00:01

La autocrítica es una práctica positiva, lo mismo para las personas que para las comunidades y las instituciones; necesitamos hacer de vez en cuando un examen de conciencia, un balance, detenernos con probidad intelectual a ver cómo vamos y así lo propongo a Morena en esta colaboración, tanto al partido como al movimiento, y con mucha más razón ahora que se alcanzó por segunda vez el poder, no sólo el Ejecutivo con un alto margen de diferencia, si no también el Legislativo.

Sobre un tema similar escribe Rolando Cordera Campos en un reciente e interesante artículo publicado en La Jornada, titulado “La negación no somos todos”; copio un párrafo: “Que la voz nos sirva también para convertir el malestar y el descontento en política, no de ocasión sino de Estado. La hora de recuperar para todos los mexicanos la salud, como protección y cuidado generoso nos compete y compromete a todos. La salud pública tiene que volver a ser pública, es y se debe a todos”. Cordera, con su reconocida independencia de criterio, se refiere a un punto específico de lo social, pero el balance y la responsabilidad están en todo lo demás y, también, nos compete a todos.

La 4T ha logrado claros avances políticos y sociales; enumero algunos: un cambio a fondo, una revolución pacífica obtenida solamente con movilización social y votos libres en las urnas sin fraudes ni engaños. Un pueblo enterado y participativo como pocas veces en la historia; programas sociales tendientes a una mejor distribución de la riqueza. Enumero: un importante aumento al salario mínimo, atención especial a policías y maestros y muy destacadamente gran respeto a la libertad de opinión; durante los seis años del gobierno anterior y lo que va del actual, ninguna represión a opositores que vaya más allá de respuestas en la mañanera o debates ríspidos, porque como dicen “donde las dan las toman”, pero nada de violencia, ni de represión, ni de persecuciones políticas.

No olvidamos que durante el neoliberalismo y el apogeo del Prian los retrocesos fueron evidentes en diversas áreas de la economía y la vida social; salarios mínimos por abajo de la inflación, campo libre para las grandes empresas beneficiadas con la riqueza de todos, corrupción en la vida pública, devaluaciones bruscas del peso y una clara injusticia en la distribución de la riqueza. En un libro que publiqué hace tiempo, Cuaderno de ideas ajenas, recopilé algunos lemas del oficialismo que demuestran cuál era la filosofía de los gobernantes de entonces; comparto algunos: “Un político pobre es un pobre político”: Carlos Hank González; “En política lo que se vende es más barato”, atribuido a un oscuro político veracruzano, y otro cuyo autor desconozco: “No me den, pónganme donde hay”.

En cuanto a los pendientes de Morena y la 4T mencionaré solamente dos, aun cuando, hay otros. En primer lugar, la inseguridad que no ha podido desterrarse en definitiva aun cuando ha sido combatida con tesón; parece que la delincuencia organizada y las altas ganancias que su clientela en Estados Unidos le producen han sido más fuertes que nuestro esfuerzo. Como creo que se deben combatir no sólo los efectos del delito, sino también las causas, pienso que otro pendiente es incrementar los apoyos a las escuelas, al fomento de la lectura y a la cultura.

Ya la presidenta Claudia Sheinbaum lo ha mencionado recientemente: se combatirán simultáneamente los efectos y las causas del delito y, por tanto, se tomarán medidas preventivas combatiendo los ámbitos y prácticas que facilitan o propician la delincuencia y minan la conciencia ética de los ciudadanos.

Se ha dicho privada y públicamente que si el PRI como partido está a punto de desaparecer, la “cultura priísta”, su modo de hacer política y sus vicios no se han ido. Siempre corremos el riesgo de que una tan mala tradición y tan duradera vuelva a inundar la vida política de nuestro país; no creo que suceda, pero hay que advertirlo y tomar medidas. El mayor riesgo de Morena es convertirse a la larga en un nuevo PRI.

Prácticas priístas como el compadrazgo, los abrazos con grandes palmadas en la espalda, los elogios mutuos, los desplegados a plana entera, el influyentismo y otras prácticas que producían sexenalmente, como un priísta lo aceptó, “comaladas de millonarios”, deben de ser proscritas si es que queremos que Morena mantenga no sólo sus programas políticos, sino el fundamento ético que le ha diferenciado de otros partidos. Me consta que el abandono de principios de esta naturaleza hicieron caer a el PAN y al PRD. No debemos olvidar que estamos en los cargos para servir, no para ser servidos, que no mentir, no robar, no traicionar son parte de nuestras convicciones, y lo que no se dice pero se hace y “no rendirse”. Y cubriendo y abarcando todo lo anterior, el propósito que se expresa en la sencilla frase “por el bien de todos, primero los pobres”.

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