A más de 10 años de que se reconoció la posibilidad de regularizar al menos cuatro de 15 asentamientos irregulares identificados en la zona del área natural protegida del cerro de la Estrella, las autoridades capitalinas han sido omisas en empezar con los procedimientos correspondientes.
Es el caso del predio conocido como Loma Bonita, en el límite sur de la reserva y colindante con la colonia Fuego Nuevo, formada hace más de 45 años por familias de pepenadores en 0.87 hectáreas donde fue un tiradero de basura.
En 2014 se publicó el Programa Parcial de Desarrollo Urbano Cerro de la Estrella, que ya se reconocía la necesidad de vivienda de las familias que ocupaban dicho predio, así como los denominados Ampliación Fuego Nuevo, Guardabosques y El Calvario.
Se trata de asentamientos que ya tienen un alto nivel de consolidación, lo que impide la recuperación de las condiciones naturales del área, donde se han construido viviendas de hasta cuatro niveles que cuentan con agua, luz y drenaje introducidos por la misma comunidad y por los que no pagan derechos ni contribuciones.
María Luisa Rangel, habitante del lugar, cuenta que por 1977 o 1978 se cerró el tiradero y Rafael Gutiérrez Moreno, conocido como el zar de la basura, le dijo a su mamá Agustina Ayala que fincara allí, donde ocupaba una chocita con su papá Othón Rangel, “donde se resoqueaba a basura para pepenar las cosas de valor”.
Ella tenía 4 años y desde entonces vio crecer el asentamiento, que actualmente es habitado por 300 personas en 47 lotes.
La alcaldía tiene registrados otras 11 colonias irregulares más dentro de la zona que ocupan 12.64 hectáreas: Ampliación La Nopalera, Ampliación Veracruzana I y II, Barranca El Zapote, Lomas Encantadas, CUFAS, Ejido Los Reyes Culhuacán, El Hoyo, Maravillas, Matláloc, Maclaloche y Matlalotzon.
Se han realizado procedimientos para desalojar las viviendas precarias construidas con madera, lona y láminas en CUFAS, donde actualmente hay campos de futbol, así como en Loma Encantada.
María Luisa, en un recorrido por el predio con sus vecinas Julia Pérez y Carmen Méndez, refiere que desde hace muchos años han pedido la regularización del predio para tramitar sus escrituras, sabemos que no va a ser de a gratis y que debemos pagar daños ambientales, aunque esto era un tiradero
.
Casi desde el inicio se conectaron a la red de agua potable de la colonia pero no había suficiente presión, por lo que las familias de la parte de arriba se abastecieron por 15 años con pipas que mandaba la delegación. Los tubos para agua y drenaje los compraron ellos mismos e hicieron faenas para instalar la red, igual se colgaron de la energía eléctrica, pero a cada rato venían los de Luz y Fuerza y cortaban los cables
.
Asegura que nunca enfrentaron amenazas de desalojo, pero al no estar regularizados tardaron años en construir sus casas con ladrillos y cemento, alguien se animó, llegaron los hijos y había que darles mejor calidad de vida
.