Con rapidez, los más famosos acumulan fortunas multimillonarias en unos cuantos años. La persona que mejor ejemplifica esta realidad es Taylor Swift, quien a sus 34 años acumula una fortuna de mil 100 millones de dólares. Esta cantante, compositora, productora de música, directora, actriz y empresaria generó en su gira más reciente más de mil millones de dólares en forma directa, sin contar la venta de recuerdos y patrocinios de diversas empresas.
También impulsó la actividad económica en las ciudades en las que actuó. Por poner dos ejemplos, en México generó una derrama de recursos de 59 millones de dólares y en Tokio de 228 millones. Miles de personas que participan en la preparación del espectáculo y en servicios complementarios como hoteles, transportes, comida y logística hospitalaria se benefician de esta actividad.
Entre los artistas latinos sobresale un mexicano, Luis Miguel, quien después de que muchos lo daban por muerto en el espectáculo, renació de sus cenizas, en parte por una serie de televisión sobre su vida. Este cantante, en su Tour 2023-2024, recaudó en taquilla más de 400 millones de dólares, lo cual lo ubicó en el primer lugar entre la población de habla hispana y en uno de los primeros 15 lugares a nivel global.
Las cifras estratosféricas no sólo se presentan entre los artistas. También en los deportes profesionales el dinero circula en abundancia. En el caso de la NFL, Patrick Mahomes tiene un acuerdo de 450 millones de dólares por 10 temporadas y Dak Prescott de 260 millones de dólares por cuatro temporadas. En el balompié de Estados Unidos destaca Lionel Messi, quien recibió 60 millones de dólares por temporada.
Estas cifras son muy superiores a las que recibían los grandes deportistas y cantantes del pasado. Personas como Elvis Presley, Pelé o Maradona se convirtieron en multimillonarios, pero nunca al nivel de los que actualmente se encuentran en estos negocios.
La riqueza cada vez se concentra más y una prueba de ello es lo que sucede en los espectáculos.