Tarea muy relevante del encargo de Alejandro Svarch como director general del OPD-IMSS-B es considerar la atención primaria de la salud (APS) parte de un bienestar integral en que todavía no se solicita a ningún sector la atención médica. Esa atención podrá llegar después, en forma asistencial y curativa. Pero inicialmente la APS opera en el marco de ese vivir bien como horizonte existencial. La conciencia de pertenencia a una comunidad local es el punto de partida para activar la acción sobre el estado de salud comunitario y actuar sobre él (D. Choquehuanca, Geapolítica del Vivir Bien, 2022).
La APS no es sólo “participación” intersectorial para mejorar condiciones de vida poblacionales ni tampoco invocar lo “comunitario” en salud. Identificar comunidad con población atendida, como lo hace la salud pública, no es APS, y operar en “territorio” de esa población atendida, como también lo hace la salud pública, no implica tampoco APS.
Identificar comunidad con población atendida y relacionarlo de inmediato –sólo de palabra– con la APS condujo a que el IMSS ordinario decretara por oficio la constitución de comités “comunitarios”, formados por personal médico directivo y donde lo comunitario quedó necesariamente comprometido. Algo similar ocurrió en el Issste y su línea de acción “ECOS para el Bienestar”, cuando lo que reclama el derechohabiente es atención médica.
Durante el covid-19 (noviembre 2020) Luis Antonio Ramírez Pineda –entonces– director del Issste presentó ECOS en Oaxaca, indicando que: “necesitamos” un nuevo modelo encaminado a responsabilizar al derechohabiente para que comprenda que la salud no es sólo responsabilidad de hospitales, médicos, enfermeras y trabajadores del sector. La gente “debe” aprender a cuidarse e involucrarse en el cuidado de sus hijos y que los niños aprendan a alimentarse sanamente. Es decir: ECOS los responsabiliza directamente de su salud cuando, es claro, que los estilos de vida no se modifican por decreto.
Después (junio 2023) el siguiente director del Issste, Pedro Zenteno, actualizó –en Mérida– la “continuidad” de ECOS reportando que “de manera presencial/virtual”, personal médico, de enfermería y administrativo de hospitales regionales/generales/clínicas más unidades de los tres niveles, subdelegados de 35 representaciones institucionales a nivel nacional, especialistas, sicólogos, trabajadoras sociales y nutriólogos, “intercambiaron” experiencias en APS, vía ponencias magistrales. ¿Y cómo así cuando no aparece un solo promotor de la salud ni los trabajadores adecuados para el debido fomento de la prevención y la acción comunitaria?
También quienes buscaron atención en Prevenimss fueron obligados a pasar por tamizaje de mediciones y controles médicos y, ante las negativas voluntarias, pues simplemente no había consulta médica. ¿Qué equipo de salud puede dejar de curar, atender y cuidar para concentrarse en prevenir? Aunque ECOS y Prevenimss realizan acciones de promoción a la salud, es claro que el establecimiento clínico no es el mejor lugar para pretender cambiar hábitos no saludables.
Caminar hacia hábitos saludables conlleva altos desafíos, particularmente en padecimientos crónico-degenerativos. Sin duda, la prevención tiene oportunidades dentro de los daños ya materializados, como bien establecen los niveles preventivos de Leavell y Clark. Pero nunca es igual prevenir cuando el daño ya está instalado, brindando atención médica con recomendaciones preventivas para vivir con la enfermedad, que accionar la APS con educación y autocuidado a la salud en los lugares de vida comunitarios, detonando auténticas vidas saludables, sin enfermedad.
El estilo de vida saludable se sostiene sobre la estructura cultural comunitaria y nunca será sencillo alterarlo, sirviéndose sólo de recomendaciones médicas para pacientes que todavía no lo son. Para operar sobre esa estructura cultural se requiere trabajo comunitario con promotores profesionales de la salud en barrios, colonias espacios semiurbanos y urbanos donde las comunidades crean su conciencia de pertenencia y no en el establecimiento clínico.
Svarch no debe perder de vista que la correcta combinación entre prevención y APS requiere otra adecuada articulación comunidad-sector salud, donde la conjunción de esfuerzos recíprocos culmina postulando estrategias básicas que limitan el avance de las enfermedades, especialmente en escenarios con déficit crónico de médicos y enfermeras. Ahí es justamente donde la acción comunitaria se vuelve decisiva para operaciones exitosas de la APS. Las comunidades, su cultura y consciencia de pertenencia, son la semilla de la gestión de su propia salud.
La opción de atender la salud y, especialmente, la prevención no puede ser únicamente dentro de los establecimientos clínicos: implica desmedicalizar la consciencia de pertenencia. Tampoco será suficiente invocar en abstracto sólo eficiencia, eficacia y efectividad.
*UAM-X