Manuel Pajarito Andrade era un pintor solitario, enfermo, rodeado de cuadros que realizaba de forma lenta y con la espalda encorvada sobre un restirador repleto de decenas de cajas de medicamentos. Con la fuerza que aún tenía en sus manos, el hombre de 80 años tomaba sus lentes y seguía el sonido del lápiz contra el papel para crear nuevos felinos imaginarios. El escudo de Pumas lo marcó para siempre. A veces pienso que no hice un dibujo, un diseño o un logo, sino una filosofía
, dijo en marzo a La Jornada, resignado a la idea de estar solo en su pequeño departamento de la colonia Isidro Fabela, ese lugar donde ayer murió, rodeado de sus creaciones.
Los doctores que atendían a don Manuel notaron varios problemas en su estado de salud. Noches de insomnio, anemia, ataques catatónicos –caracterizados por la imposibilidad de movimiento debido a un estado de rigidez muscular– que produjeron repentinas caídas dentro de su sala, una de ellas a principios de año, cuando resbaló de su silla y golpeó su cabeza con un bloque de cemento debajo del fregadero. Aquella tarde, el creador del logo puma pasó 16 horas luchando contra el suelo para lograr levantarse. Terminé todo moreteado y con una herida en la frente
, recordaba con las heridas de los golpes todavía en brazos y cabeza.
Cuadros y termos conmemorativos
Cerca de las 13 horas de ayer, Pajarito movió sus manos por última vez. Estaban con él una doctora y su amigo de toda la vida, Luis Gachuz, quien ayudaba en la entrega de sus obras. Se despidió de ellos, suspiró y cerró sus ojos
, relata Fredy Hernández, aprendiz del historiador del arte y ex maestro en la Escuela de Diseño y Artesanía de la Ciudadela –donde trabajó al lado de Pedro Ramírez Vázquez, Eduardo Terrazas y Lance Wyman, quienes confeccionaron el logo de los Juegos Olímpicos de México 68–. Su situación económica lo llevó a vender cuadros en línea, camisetas y termos conmemorativos a los 50 años del logo, ante una serie de desencuentros con autoridades universitarias.
El 14 septiembre de 1973, en un antiguo predio de la calle Ignacio Esteva 18B, edificio Asturias, en la colonia San Miguel Chapultepec, el pintor que solía ocultar su bigote con un cubrebocas creó el escudo representativo de Pumas. Una pieza con tres circunferencias unidas por un triángulo con los ojos y nariz de un felino al centro, pulsando los valores del equipo. En total elaboró más de 900 bocetos, de los cuales sólo 16 fueron presentados en Rectoría. Para escoger entre los ocho mejores al número uno, la decisión fue unánime, nadie protestó
, recordaba hace nueves meses, en una de sus últimas entrevistas concedidas. El 20 de abril del año siguiente, la UNAM oficializó el escudo y registró sus derechos sin otorgarle regalías.
Con profundo pesar, despedimos a Manuel Andrade, el diseñador que dejó una huella imborrable en el mundo del deporte al crear nuestro logo, que usamos por primera vez en el uniforme de la temporada 1975-1976. Su legado trasciende y vive en el corazón de los aficionados auriazules que ven en su obra un símbolo de pasión, identidad y orgullo
, expresó en sus redes sociales el cuadro azul y oro, que por décadas se ha beneficiado de la comercialización del puma en todo tipo de productos. En el aniversario 50, Pajarito –entonces en recuperación por un cambio de prótesis dental– celebró en su casa con un pastel, lejos de cualquier acto multitudinario.
Cuando estuvo Rodrigo Ares de Parga (como presidente del Patronato de Pumas), el equipo le dio una ayuda de 5 mil pesos por partido, pero cuando se fue dejó de recibir ese dinero. Recientemente lo buscó el club y no hubo un acuerdo
, sostiene Luis Gachuz, amigo del también egresado de la Facultad de Arquitectura. A don Manuel ese tema lo lastimaba. Solía repetir que se sentía como un Quijote sin Sancho, porque siempre estaba solo
, y que lo único que buscaba era establecer un diálogo con las autoridades, no una pelea. Nunca he tenido enemigos, tal vez sólo contrincantes de pensamiento, personas que ofenden al autor de este escudo con su silencio
.
En el sitio donde miles de personas admiraron sus creaciones, la partida de Pajarito creó un muro de múltiples mensajes, que mezclaron la indignación con la tristeza. Adiós a un buen hombre
, “No le dieron todo el crédito y reconocimiento que se mereció en vida. Ahora van a salir con la injusticia de varios reconocimientos post mortem”, Un Goya hasta el cielo para él
, escribieron sus seguidores, compartiendo imágenes de la entrega de sus cuadros y antiguos encuentros a las afueras de Ciudad Universitaria. Antes de concluir en marzo la entrevista en su departamento, el pintor compartió a La Jornada una de sus últimas creaciones.
No se lo he compartido a nadie, ¿lo puedo leer?
, preguntaba sonriente. “Es un poema al escudo. Se llama Oda a un logo puma”. En su libreta había correcciones escritas a lápiz, la fecha del 19 de agosto de 2020 y una dedicatoria especial a Mario Soberón Chávez, hijo del ex rector Guillermo Soberón, a quien le entregó el logo original de Pumas en el auditorio de Ciencias. Es mi vida, me da estamina, esa sustancia que genera el cuerpo para tener un segundo aire. Por eso me cuesta mucho hablar de él
.
Oda a un logo puma
Parece que fue ayer cuando nació este logo necio,
Que permanece en las diversas memorias,
Para todo universitario y no,
Fue el único ser presente en su creación ya pasada,
en un futuro presente,
Hoy fue y será, en estos y próximos tiempos,
Un logo redondo, giratorio, circular,
Logo móvil, continuo, simple, sencillo consigo mismo,
Auténtico, audaz, sui géneris, amable, místico,
Bienamado, aceptado, sutil, delicado, fuerte,
Compartido, generoso, noble,
Dueño de sí mismo,
Gracias, miztli (en náhuatl significa puma), por lo que eres.
Manuel Pajarito Andrade