Es el caso del Infonavit, una institución con objetivo social: fraudes; corrupción; estafa; despojo de viviendas; colusión de empleados, notarios, despachos, integrantes del Poder Judicial, empresas y peritos valuadores; triangulación de recursos; indemnizaciones multimillonarias irregulares; tráfico de influencias; directivos (se menciona a David Penchyna y Alejandro Murat, ambos con Peña Nieto) involucrados en actos ilegales y connivencia de los sectores empresarial y de los trabajadores en el consejo de administración del organismo, quienes se ampararon para evitar la intervención de la Auditoría Superior de la Federación; sueldos y prestaciones de cuento de hadas (ilegales) para los funcionarios y representantes obrero-patronales; daño multimillonario al ahorro de los derechohabientes; contrataciones ilegales; venta irregular hasta en cuatro ocasiones de un mismo inmueble; condonación fiscal a las vivienderas
; construcciones inconclusas y abandonadas, aunque pagadas a privados al 100 por ciento; impunidad a manos llenas y un interminable etcétera.
Todo ello sucedió en los gobiernos neoliberales, pero ahora sus voceros y cabezas visibles pretenden envolverse en la bandera de la pureza y la honestidad, y a coro gritan: con la reforma al Infonavit, ¡el gobierno te quiere robar tus ahorros!, ¡te los va a quitar!
, cuando es un hecho que de forma por demás descarada los prianistas ya los hurtaron a lo largo de los años, ¡y en qué proporción!”. Eso sí, silencio sepulcral sobre robo, fraude y todo lo demás en la citada institución. Por cierto, queda la duda: si este festín de corrupción estaba a la vista de todos, ¿por qué no se destapó la cloaca en el sexenio anterior?
Un ejemplo del despilfarro, del negocio privado con recursos de los trabajadores, es documentado por La Jornada (Juan Carlos G. Partida, corresponsal): Tlajomulco de Zúñiga es el municipio con más viviendas abandonadas del país; 77 mil, según el censo de vivienda y población 2020 del Inegi; sólo en la etapa 15 de Lomas del Mirador hay 500 departamentos distribuidos en decenas de edificios que quedaron en obra negra desde 2013, luego de que la constructora privada Homex (Luis Armas Rousse es el presidente del consejo de administración; también aparecen Urbi, la ya quebrada Geo, Sare, Ara y algunas más) estuvo a punto de reventar, pues no pudo terminarlos y fueron absorbidos por bancos que ahora no pueden comercializarlos ante la falta de inversión para concluir un proyecto con escasas perspectivas de venta. La delincuencia organizada se ha apropiado de esta desolada y remota área al sur de la zona metropolitana de Guadalajara, para sepultar a sus víctimas en fosas clandestinas
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Una más: en el estado de México existen más de 150 mil viviendas de interés social abandonadas por diversos motivos, principalmente en los municipios aledaños al AIFA; no hay servicios básicos adecuados, la infraestructura de los desarrollos habitacionales no fue terminada y no cuentan con vialidades suficientes; persiste la delincuencia e invasiones a esos predios. Las miles de casas se ubican en Zumpango, Huehuetoca, Tecámac, Ecatepec y Nextlalpan. Durante tres sexenios se quedaron abandonadas y son las que ahora pretenden recuperar instancias gubernamentales como parte de la política de vivienda del gobierno federal
( La Jornada, Javier Salinas y Silvia Chávez, corresponsales).
Dice el director del Infonavit, Octavio Romero, que en la última década se ha dado un déficit en la construcción de vivienda para los trabajadores de menores ingresos; existen 7.3 millones de derechohabientes que aunque pueden acceder a un crédito en el instituto, en el mercado no encuentran vivienda acorde a sus capacidades económicas
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Y como es costumbre, Ricardo Monreal, solícito defensor de la patronal, no deja de poner palos en la rueda para que no avance la reforma al Infonavit.
Las rebanadas del pastel
No tiene remedio: cada que intenta defender
el nombramiento del impresentable Jorge Luis Lavalle, Layda Sansores se hunde más.
Twitter: @cafevega
