Ciudad de México. Desde el cuarto trimestre del año pasado, la economía mexicana entró en un proceso de desaceleración, mientras que las expectativas de crecimiento se han deteriorado desde las elecciones del pasado 2 de julio, indicó Banamex.
Al presentar su examen de la situación económica de México correspondiente al cuarto trimestre del presente año, el área de análisis del banco precisó que, en particular, el incremento en la incertidumbre derivado de las reformas constitucionales aplicadas en el país y al triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, llevaría a una mayor cautela en la inversión y menores niveles de crecimiento.
“Sin embargo, también estimamos tasas de inflación menores y tasas de interés más bajas. La disciplina fiscal se ha visto erosionada con un déficit público muy elevado en 2023 y 2024 y, aunque el Paquete Económico 2025 reconoce la necesidad de una consolidación fiscal, sigue sin presentarse una solución creíble de largo plazo, que debería pasar por una reforma fiscal”, opinó la institución financiera.
Consideró que Petróleos Mexicanos (Pemex) se mantiene como un gran “pasivo contingente” para el gobierno pues su situación financiera aún enfrenta retos considerables.
“Las perspectivas generales siguen apuntando a que se mantendrá la estabilidad macroeconómica, dado el historial de autonomía del Banco de México (BdeM), el apoyo al libre comercio, el régimen de flotación cambiaria que ayuda a absorber choques externos e inflación relativamente contenida”, precisó.
De forma puntual, Banamex estima que al concluir este año, el crecimiento económico de México sea de 1.5 por ciento, mientras que para el siguiente, en el cual se espera una desaceleración más profunda de la actividad, proyecta un crecimiento de 0.2 por ciento.
Respecto al sector bancario, el banco precisó que siguen bien capitalizados y el sistema financiero parece ser resistente a posibles choques macrofinancieros severos.
También planteó que, aunque algunos de los pilares del crecimiento se han debilitado desde el gobierno anterior “muchas características de la economía mexicana han colocado al país como un fuerte beneficiario de las tendencias de relocalización de empresas”.
En este sentido, dijo, para maximizar los beneficios del llamado nearshoring, será necesario “abordar los desafíos estructurales de largo plazo relacionados con el marco de gobernanza, mejor acceso al financiamiento e inversión pública más alta y mejor focalizada que alivie los cuellos de botella en la infraestructura”.
“Construir una relación con la administración entrante de Estados Unidos que resulte mutuamente benéfica para ambos países deberá ser una prioridad por sus implicaciones para las perspectivas de México económicas y sociales”, abundó.
El banco agregó que la productividad ha estado estancada “durante mucho tiempo y aumentarla es una prioridad clave para aumentar el crecimiento y la competitividad. La desigualdad y la pobreza siguen siendo altas en México”, por lo que mejorar los resultados educativos y reducir las brechas de género y la informalidad “mejoraría estos problemas, al tiempo que fortalecería el potencial de crecimiento del país a mediano plazo”.