Tijuana, BC. El ajetreo de la ciudad no para. El sonido de los cláxones y el rugir de las motocicletas acompañan al Brujo. Es su último recorrido por las calles que amó. La rampa que lleva a su casa -hoy Rampa Javier Bátiz-; la Casa de la Cultura Altamira, el Centro Cultural Tijuana … pasa de largo frente a mucho más, antes de llegar al Monte de los Olivos, su morada eterna.
Los automovilistas que reconocen el cortejo, se suman con un apretón sobre el volante. Los motociclistas, Solo Ángeles, encabezan el recorrido tras la carroza con Claudia, su viuda.
Es la ultima “rodada” del icono tijuanense, los Bátiz en pleno forman un largo cortejo, más los representantes de las muchas organizaciones con las que en un momento u otro colaboró.
La casa que lo vio nacer fue la parada antes del panteón, la misma casa frente a la cual cientos de personas han dejado veladoras, flores, plumas de guitarra y otros detalles, la misma casa frente a la cual las personas tocaron el claxon por horas cuando una canción de Batiz apareció en una fiesta de los Oscares (parte de la película Roma de Alfonso Cuaron); el mismo hogar donde recibió a más de una generación de músicos que llegaron para aprender guitarra pero él podía convencer de que lo suyo era sentarse en el bajo o la batería.
Es un adiós que tiene un dejo de celebración. El ultimo recorrido y todas las honras fúnebres han estado acompañadas de políticos del mundo de la cultura y artistas de todo tipo, pero también de ciudadanos sin más que quieren pasar a despedirse. También ellos tenían su propia anécdota y Claudia dijo que todos podían pasar porque Bátiz era de todos.
Un pequeño grupo de mujeres que llegó a las afueras de la funeraria antes de que saliera el féretro, preguntó si podía pasar: "Venimos de muy lejos, solo queremos dejarle un detalle".
"Él era una persona pública, decirles ahorita ya no, sería ilógico, la gente que quiera acompañarnos y que quiera estar, compartiendo el despedirlo como él se merece, él siempre ha sido una persona de mucha gente, de mucho amor y de compartir ¿Cómo no voy a compartir su último momento con la gente que lo quiso?", respondió Claudia Madrid cuando alguien la inquirió sobre si podía entrar “tanta” gente.
Además fue cuestionada sobre ¿cómo recuerda a su esposo, con quien compartió 34 años?
-"Es que todavía no lo recuerdo ¿Sabes? aún no lo recuerdo, todavía lo tengo aquí, pregúntame en un mes, quizás te pueda decir".
Siempre acompañado de música. Sus amigos y alumnos no quieren dejar de tocar, con la diferencia de que su maestro ya no puede pedirles que “sientan la nota”.