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Arsénico y plomo, en La Laguna

16 de diciembre de 2024 00:02

Hace 25 años publiqué aquí información sobre dos graves problemas de contaminación que existían en La Laguna, emporio agropecuario e industrial integrado por cinco municipios de Coahuila: Torreón, Francisco I. Madero, Matamoros, San Pedro y Viesca; y cuatro de Durango: Gómez Palacio, Lerdo, Mapimí y Tlahualilo. Su población suma ya casi 2 millones de habitantes, de los cuales 1.3 millones residen en el corredor urbano que conforman Torreón, Gómez Palacio y Lerdo. Los datos fueron recopilados por Francisco Perez Gasga, el principal activista ambiental de dicha región.

Por un lado, el agua para consumo humano contenía elevadas cantidades de arsénico, debido a la sobrexplotación del acuífero para la siembra de alfalfa destinada a alimentar el ganado lechero de la empresa Lala. Hoy La Laguna es la principal proveedora de ese lacteo en el país. Lala extendió por varios años la siembra de alfalfa en Cuatro Ciénegas, tesoro natural de importancia mundial para el estudio del origen de la vida en nuestro planeta.

Un paréntesis para compartir con los lectores mi pesimismo: el presidente Vicente Fox nombró al dueño de Lala, director de la Comisión Nacional del Agua.

A fin de resolver el problema del arsénico, el sexenio anterior estableció el proyecto Agua Saludable para La Laguna a fin de sustituir los pozos con alta concentración de dicho contaminante y proveer hasta 200 millones de metros cúbicos al año de agua para la población. Se contó con participación de empresarios, productores agropecuarios y grupos sociales. Las instancias oficiales aseguran que dicho programa es un éxito. No existe una evaluación independiente que lo confirme.

El otro problema hace 25 años era que en el aire, el agua y el suelo de Torreón abundaban partículas de plomo provenientes de la empresa fundidora Met-Mex-Peñoles, una de las más importantes de América Latina, con un siglo establecida en el área urbana de la ciudad. Gracias a estudios de los especialistas en salud pública en un número representativo de los niños de Torreón y áreas vecinas, se comprobó que tenían niveles del plomo en la sangre superiores hasta cuatro veces la norma internacional fijada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Muchos de ellos no sólo estaban en riesgo en su desarrollo neurológico sino que podían morir.

Todas las dependencias gubernamentales de entonces sabían de esos dos graves problemas. Sin embargo, no hicieron nada para resolverlos. En el colmo de la desfachatez, y con el eslogan de que “Coahuila limpio es su compromiso”, el gobierno de la entidad presumió ser ejemplo de protección del ambiente y los recursos naturales. Y que, a diferencia del resto del país, contaba con una avanzada ley estatal sobre la materia y el programa de educación ambiental más exitoso de México. En todo ello se tenía la participación activa de la población.

Como respuesta a los datos recopilados por el dirigente ambiental Francisco Valdés Pérezgazga, por Magdalena Briones (descendiente de los fundadores de Torreón) y por grupos de especialistas en el tema de salud pública, los directivos de Peñoles publicaron un desplegado donde dijeron ser una empresa ejemplar, que realizaba las acciones y las inversiones necesarias para “corregir la dispersión de gases y polvos asociados con contenidos de plomo que pudieran causar daños a la salud”. Y que los redujo a niveles no peligrosos.

Además, que “siempre ha colaborado con las autoridades estatales y federales en su tarea de monitorear los niveles de dicho metal en la sangre de quienes podrán estar más expuestos a un riesgo “por la acumulación histórica de polvos”. Y llamó a emprender un esfuerzo adicional “para generar una nueva cultura que nos eduque a todos para proteger la salud de la población”.

Escribí entonces que la culpa de lo que pasaba era de la gente por vivir cerca de dicha empresa o trabajar en ella. Por atreverse a respirar, olvidando que pueden enfermarse, invité a los funcionarios de salud y ambiente y a los directivos de Peñoles, a establecer su residencia familiar en las colonias que rodean la citada empresa como prueba de que el plomo no les hacía daño. Medidas al por mayor para eliminar el plomo en La Laguna. Ahí sigue, acompañado de otros metales, como documentaré el lunes proximo.

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