El América porta una etiqueta de bicampeón que lo obliga a confirmar una jerarquía salpicada por controversias arbitrales. Ahora, para evitar esas críticas, salieron a la cancha de un estadio Cuauhtémoc que se convirtió en su casa para vencer por 2-1 a Monterrey en el duelo de ida de la final del torneo Apertura 2024.

Kevin Álvarez y Alejandro Zendejas salvaron a las Águilas después de que los Rayados tomaran ventaja con un tanto de Sergio Canales. El marcador es un respiro efímero para los americanistas que deberán ir el domingo a Monterrey en bus-ca de conquistar la hazaña histó-rica de un tricampeonato frente a un equipo regiomontano que pretende regresar a la gloria.

El duelo se vio afectado por un trifulca que se desató al final, después de que aficionados de Monterrey intentaron provocar a los seguidores americanistas, e incluso dañaron el inmobiliario. La gresca fue controlada por las autoridades .

Aun cuando en esta ocasión no jugaba el Puebla, el inquilino permanente del recinto, ahora el estadio Cuauhtémoc vivía una fiesta. No era para menos, la última vez que había recibido una final fue en 1992 cuando León se impuso al equipo de La Franja.

Ahora, la algarabía de una final retornaba a la capital poblana, un duelo que desde hace días despertó el interés de los aficionados locales al grado de agotar los boletos sin importar que los protagonistas fueran América y Monterrey.

Una ola amarilla se apoderó del inmueble, sede alterna del América tras las remodelaciones del recinto de Santa Úrsula por el Mundial 2026. Miles de banderines azulcremas e incluso carteles con los años en los que el club había sido campeón, fueron parte de una organización para hacer sentir a las Águilas como si estuvieran en su propia cancha.

Todo el ambiente era en favor de los americanistas, que al salir al terreno de juego se encontraron con dos mantas en el gradería con las leyendas Grandes de corazón y Vamos por el tricampeonato.

Justo esa ilusión era el mayor aliento de las Águilas después de haber enfrentado una de sus temporadas más irregulares en lo deportivo, y salpicada de polémica después de que el dueño del club, Emilio Azcárraga Jean, fue demandado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por un supuesto pago de sobornos para obtener los derechos de transmisión de cuatro Mundiales.

La estrategia de enviar un impulso anímico con el apoyo de los aficionados tuvo un impacto positivo en el desempeño del plantel de André Jardine, el cual mostró una mayor garra a diferencia del inicio del torneo y de la serie semifinal en la cual eliminó a Cruz Azul tras un penal polémico en los últimos minutos, tal como sucedió en la final de la temporada pasada.

Ayer, los americanistas querían evitar controversias, dejar claro que este cetro –el tercero de manera consecutiva– podían lograrlo de manera legítima con un espectáculo deportivo limpio.

Ratificar jerarquía

Jardine sorprendió en su alineación al mandar una ofensiva conformada por Henry Martín y Víctor Dávila, jugador que apenas se recuperaba de una lesión y retornaba a las canchas después de casi dos meses. Con la estrategia se mostró combativo, aunque el adversario también sería insistente.

Si para las Águilas la presión era ratificar su jerarquía deportiva, para Monterrey era recuperar el brillo ahora bajo el mando de Martín Demichelis, quien fue campeón en Argentina. Aun cuando en la década pasada gozaron de varios éxitos, el último título que levantaron fue hace cinco años, cuando conquistaron su quinto cetro en su historia, precisamente frente al América.

No obstante, parecía que el guion del duelo condicionaría a los regiomontanos, pues apenas habían pasado dos minutos cuando debió lidiar con una baja trascendental: el mediocampistas Lucas Ocampos sufrió una lesión y abandonó la cancha en medio de las lágrimas.

Aun frente a un panorama complejo, Rayados fue el primero en alcanzar las redes poco antes del descanso. El español Canales (35) revalidó su etiqueta de estrella con una gran pincelada al recibir el balón de espaldas al arco, dar una media vuelta para quitarse la marca del rival y soltar un potente dispa-ro de pierna zurda con el cual le dio la ventaja a su equipo.

Fue entonces cuando las Águilas fueron determinantes en el ataque, no podían permitirse un traspié que pusiera en riesgo su empeño de alcanzar un tricampeonato histórico en torneos cortos. La ausencia por lesión del arquero titular de Rayados Esteban Andrada sería clave para que los de Coapa equilibraran el duelo.

Dávila atacó de manera frontal y aunque el tiro fue rechazado por el arquero Luis Cárdenas, el balón quedó vivo y Kevin Álvarez (39) reaccionó de inmediato para lanzar un disparo a quemarropa que llegó a las redes con la meta descubierta. El tanto hizo resonar un festejo de gran euforia que el recinto esperaba desde hace tiempo en una final.

Ya con el ánimo a tope, las Águilas dieron la voltereta al marcador en el complemento, esta vez con una gran pincelada de Alejandro Zendejas (49), quien recibió un pase filtrado y tras quitarse la marca de del rival sentenció con gran seguridad frente al arco, un gol que le da tranquilidad de manera temporal al bicampeón.

Demostramos que tenemos hambre y daremos todo por el tricampeonato. Venimos a hacer historia, aseveró Álvarez, quien reapareció en el terreno de juego después tres semanas y al haber anotado en la final ganaba confianza tras una compleja temporada.