La aclamada poeta, activista, autora y profesora estadunidense Nikki Giovanni, quien escribió de manera “irresistible” y de forma “sensual”, acerca de raza, política, género, sexo y amor, falleció el lunes 9, en Blacksburg, Virginia. Tenía 81 años. Su muerte se debió a complicaciones de cáncer de pulmón, indicó Virgina C. Fowler, su pareja, dio a conocer The New York Times.
“Nos sentiremos eternamente bendecidos de haber compartido un legado y amor con nuestra querida prima”, dijo Allison (Pat) Ragan, prima de Giovanni, en un comunicado en nombre de la familia.
Autora de más de 25 libros, sus seguidores llegaron a conocerla bien a través de su trabajo, lecturas y otras apariciones en vivo y sus años como académica del Tecnológico de Virginia, entre otras escuelas. Colecciones de poesía como Black Judgement y Black Feeling Black Talk vendieron miles de ejemplares, le valieron invitaciones a The Tonight Show y otros programas de televisión y la hicieron lo suficientemente popular como para llenar el Lincoln Center, un auditorio con tres mil butacas, para una celebración por su cumpleaños 30. Fue objeto del premiado documental Going to Mars (2023).
Recibió a lo largo de su vida un sinnúmero de reconocimientos y premios. En 2004 fue nominada para el Premio Grammy por su álbum de poesía The Nikki Giovanni Poetry Collection. Figuró entre las 25 “leyendas vivientes”, de Oprah Winfrey. Sus poemas se celebraron tanto en libros infantiles, en escenarios destacados, en los medios masivos, como en más de dos docenas de colecciones de poesía de grandes ventas.
Giovanni fue descrita como una “estrella prolífica del Movimiento de las Artes Negras, una ola de nacionalismo negro que irrumpió durante la era de los derechos civiles”, que fue impulsado también por el novelista John Oliver Killens, el dramaturgo y poeta LeRoi Jones, después conocido como Amiri Baraka, y los poetas Audre Lorde, Ntozake Shange y Sonia Sánchez, entre otros. Como muchas mujeres en el movimiento a Giovanni le resultó confuso el machismo que lo dominaba.
Como parte del movimiento, Giovanni también atrajo la atención del FBI. Alguna vez le contó al Pittsburgh Press que solía invitar a los agentes que la monitoreaban a su casa “para tomar café porque sabía que querían revisar al lugar”, consignó The Guardian.
Esta “princesa de la poesía negra”, como alguna vez se le conoció, nació en Knoxville, Tennessee, el 7 de junio de 1943, con el nombre de Yolande Cornelia Giovanni. Pronto su hermana mayor la empezó a llamar “Nikki”. Tenía cuatro años cuando su familia se mudó a Ohio y finalmente se estableció en la comunidad negra de Lincoln Heights, a las afueras de Cincinnati, aunque siempre mantuvo el contacto con sus raíces en Tennesesse.
“Tuve suerte porque siempre tenía la nariz tapada, debido a catarros o alergias. Eso significó que pude quedarme mucho tiempo en casa y no ir a la escuela. Gracias a ello pude leer los libros que quería leer. Mi mamá tenía una gran biblioteca”, escribió Giovanni en una breve biografía en su sitio web. En 1967 se graduó en historia en la Universidad Fisk, en Nashville. Estudió poesía en la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia.
Sin embargo, “mi sueño no era publicar ni siquiera ser escritora: mi sueño era descubrir algo que nadie más hubiera pensado. Supongo que por eso soy poeta. Combinamos cosas de maneras que nadie más lo hace”, también escribió.
Giovanni contó con el apoyo de amigos para publicar su primera colección, Black Poetry Black Talk, que salió en 1968, y en el mismo año se autoeditó Black judgement. El Movimiento de Artes Negras estaba en su apogeo y los primeros poemas de Giovanni como A short essay of affirmation explaining why, Of liberation y A litany for Peppe eran llamados militantes para derrocar el poder blanco: “The worst junkie or black businessman is more humane/than the best honkie” (“El peor drogadicto o empresario negro es más humano que el mejor blancucho”), llegó a escribir.
“He sido considerada una escritora que escribe desde la rabia y eso me confunde. ¿De qué más escriben los escritores?”, plasmó en un boceto biográfico para Escritores Contemporáneos. “Un poema tiene que decir algo. Tiene que tener algún sentido; ser lírico; ser conciso; y aún así ser legible por cualquier lector que tenga la amabilidad de tomar el libro”. Siempre contó su historia, además de rendir homenaje a héroes desde Nina Simone hasta Angela Davis.
Giovanni enseñó inglés en Virgina Tech desde 1987 hasta 2022. En 2007, uno de sus exalumnos de poesía asesinó a 32 personas en un tiroteo en el plantel. La poeta después dijo que le había pedido a la universidad retirarlo de su clase en 2005, ya que sentía que era amenazante. Respecto del tiroteo Giovanni comentó: “Matar equivale a una falta de creación. Es una falta de imaginación. Es una falta de comprender quién es uno y tu lugar en el mundo. La vida es interesante y… una buena idea”.
Su oposición al sistema político se moderó con el tiempo, aunque nunca dejó de abogar por el cambio y el autoempoderamiento, o de recordar a los mártires del pasado. En 2020, apareció en un anuncio del candidato presidencial Joe Biden, en el que instaba a los jóvenes a “votar porque alguien murió para que tú tuvieras el derecho a votar”.
Giovanni tuvo un hijo, Thomas Watson Giovanni, en 1969. Nunca se casó con el padre, porque, según le dijo a la revista Ebony, “No quería casarme y podía permitirme no hacerlo”. Durante la última parte de su vida vivió con su pareja, Fowler, una compañera de facultad en Virginia Tech, y su biógrafa.
Al morir, trabajaba en una última colección de poesía, al igual que sus memorias tituladas A street called Mulvaney (Una calle llamada Mulvaney). “ Solía pensar que me había vuelto más apacible”, le dijo a The Guardian en febrero pasado. Pronto, se dio cuenta, “no, aun queda bastante enojo”. Fue diagnosticada con cáncer del pulmón en los años 90 del siglo pasado y a consecuencia tuvo varias cirugías. Aparte de su hijo, también tiene una nieta.