Acapulco, Gro. Prestadores de servicios de la playa Revolcadero comenzaron la construcción de enramadas sobre la franja de arena, en el espacio donde así lo permite la marea, que suma más de dos meses sin descender en este punto de la zona Diamante de Acapulco.
Para ello, autoridades estatales gestionaron el permiso para que prestadores de servicios y bañistas puedan acceder a la franja de arena a través del punto conocido como la puerta negra, ubicada en lo que fue el estacionamiento de Revolcadero, por medio de la cual se accede a un terreno de 1.5 hectáreas, el cual fue seccionado y ocupado por el Fideicomiso para el Desarrollo Económico y Social de Acapulco en 1979, pero cuyo interior permanece abandonado y sin mantenimiento actualmente.
Después de un rodeo de unos 200 metros, teniendo como escenario una alberca en ruinas y repleta de aguas oscuras, ramas secas y arbustos, los bañistas y aficionados a Revolcadero podrán ingresar por fin a la playa, en lo que sigue siendo el último acceso público en el área.
Desde el viernes por la mañana, concesionarios de Revolcadero comenzaron la instalación de tablones donde serán las enramadas en la franja de arena, bajo las cuales esperan resarcir algunas de las pérdidas económicas sufridas desde el primer día que el huracán John impactó en Acapulco, del 23 de septiembre al 27 de septiembre pasado.
Sin embargo, permanece la incertidumbre sobre el futuro que tendrá el acceso a la playa Revolcadero al concluir diciembre, cuya estructura sigue siendo golpeada por las olas, y donde la mayoría de locales permanece en ruinas, y sus cimientos inundados por el agua del mar y la laguna negra de Puerto Marqués.
Otro de los planteamientos de prestadores de servicios del lugar, fue la conexión de agua potable, aspecto que ya fue concretado, al igual que el acceso al área de parianes, sobre el cual se ha colocado arena de forma provisional, para evitar riesgos entre los visitantes.
"La marea ya no va a bajar", auguró Francisco Ramírez de 84 años, mejor conocido como el caracol, quien vende ostiones en uno de los rincones de la plaza Revolcadero, desde donde se puede observar la nueva fisonomía del lugar, especie de ruinas de concreto y el cuerpo lagunar.