Beirut, Líbano. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) aseguró que la alianza de rebeldes liderada por islamistas que lanzó una fulgurante ofensiva en Siria entró este sábado en Homs, la tercera ciudad del país, al norte de Damasco.
"Facciones rebeldes entraron en la ciudad de Homs y tomaron algunos barrios, después de que las fuerzas de seguridad y el ejército se replegaran de sus últimas posiciones en la ciudad", declaró Rami Abdel Rahman, director de esta oenegé con sede en Reino Unido, pero con una extensa red de informantes en Siria.
Los rebeldes sirios luchaban el sábado contra las fuerzas gubernamentales por el control de la ciudad de Homs y avanzaron hacia la capital, Damasco, mientras las líneas del frente se derrumban en todo el país y las fuerzas gubernamentales luchan por salvar el Gobierno del presidente Bashar al Assad.
Desde la irrupción de los rebeldes en Alepo hace una semana, las defensas del gobierno se han desmoronado a una velocidad vertiginosa, mientras los insurgentes se apoderaban de una serie de ciudades importantes y se alzaban en lugares donde la rebelión parecía haber terminado hacía tiempo.
La doble amenaza que pesa sobre Homs, estratégicamente vital, y Damasco, supone ahora un peligro existencial para las cinco décadas de reinado de la dinastía Assad en Siria y para la influencia que sigue teniendo allí su principal aliado regional, Irán.
Un residente de Homs y fuentes del Ejército y de los rebeldes dijeron que los insurgentes habían roto las defensas gubernamentales desde el norte y el este de la ciudad. Un comandante rebelde afirmó que habían tomado el control de un campamento del Ejército y de aldeas a las afueras de la ciudad.
La televisión estatal informó que los insurgentes no habían penetrado en Homs, aunque afirmó que se encontraban en las afueras de la ciudad, donde dijo que el Ejército los estaba atacando con artillería y aviones no tripulados.
Los insurgentes también se apoderaron de casi todo el suroeste en 24 horas y avanzaron hasta situarse a 30 km de Damasco, mientras las fuerzas gubernamentales retrocedían a posiciones más defendibles, según los rebeldes.
Para subrayar la posibilidad de un nuevo levantamiento en la capital, los manifestantes de un suburbio de Damasco derribaron una estatua del padre de Assad, Hafez al-Assad, sin oposición del Ejército o la policía. A algunos se les unieron soldados que se habían vestido de civil tras desertar, dijeron residentes.
Assad permanece en Damasco, según la agencia estatal de noticias siria.
El ritmo de los acontecimientos ha hecho temer una nueva oleada de inestabilidad regional, y Qatar afirmó el sábado que amenazaba la integridad territorial de Siria.
La guerra civil de Siria, que estalló en 2011 como un levantamiento contra el gobierno de Assad, arrastró a grandes potencias externas, creó espacio para que militantes yihadistas planearan ataques en todo el mundo y envió a millones de refugiados a los estados vecinos.
Assad ha confiado durante mucho tiempo en sus aliados para someter a los rebeldes, con aviones de combate rusos bombardeando desde el cielo mientras Irán enviaba a fuerzas aliadas, entre ellas a Hezbolá y milicias iraquíes, para reforzar al Ejército sirio y asaltar bastiones insurgentes.
Pero Rusia está centrada en la guerra de Ucrania desde 2022 y Hezbolá ha sufrido grandes pérdidas en su propio y agotador enfrentamiento con Israel, lo que limita significativamente su capacidad o la de Irán para reforzar a Assad.
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Los ministros de Exteriores de Rusia, Irán y Turquía, el principal respaldo de los rebeldes, se reunieron el sábado y coincidieron en la importancia de la integridad territorial de Siria y en reiniciar un proceso político. Pero no hubo indicios de que acordaran medidas concretas, ya que la situación dentro cambia a cada hora.
Rusia tiene una base naval y una base aérea en Siria que no sólo han sido importantes para su apoyo a Assad, sino también para su capacidad de proyectar influencia en el Mediterráneo y África.
Moscú ha estado apoyando a las fuerzas gubernamentales con intensos ataques aéreos, pero no estaba claro si podría intensificar fácilmente esta campaña.
Irán ha dicho que estudiaría la posibilidad de enviar fuerzas a Siria, pero cualquier ayuda adicional inmediata dependería probablemente de Hezbolá y de las milicias iraquíes.
Las milicias iraquíes respaldadas están en alerta máxima, con miles de combatientes fuertemente armados listos para desplegarse en Siria, muchos de ellos reunidos cerca de la frontera.
Pero aún no se les ha ordenado cruzar, declararon dos de sus comandantes. Irak no pretende intervenir militarmente en Siria, dijo el viernes un portavoz del gobierno.
Reino Unido advirtió a Assad que el uso de armas químicas constituía una línea roja y sería respondido con "medidas apropiadas".
La toma de Homs aislaría a Damasco del bastión costero de la secta minoritaria alauita de Assad, y de una base naval y una base aérea de sus aliados rusos allí.