Brasilia. La economía de Brasil creció 0.9 por ciento en el tercer trimestre, ligeramente por encima de lo esperado por el mercado, debido al impulso de la industria y los servicios y el gasto de los hogares, mostraron datos oficiales publicados este martes.
El resultado indica un crecimiento de 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía de América Latina frente al tercer trimestre de 2023, una buena noticia para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que enfrenta la desconfianza de inversionistas.
En los primeros nueve meses del año acumula un alza de 3.3 por ciento.
El ministerio de Finanzas celebró un “ritmo de crecimiento robusto” y estimó que la proyección de crecimiento para 2024 “deberá ser revisada al alza”, indicó en una nota la secretaria de política económica.
El crecimiento del PIB en el periodo de julio a septiembre fue menor respecto al primero (1.1 por ciento) y al segundo trimestre (1.4 por ciento), según los datos publicados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Pero superó levemente las expectativas de las instituciones financieras consultadas por el diario económico Valor (0.8 por ciento).
A nivel sectorial, el desempeño de la economía brasileña en el tercer trimestre estuvo marcado por el avance de los servicios (0.9 por ciento) y la industria (0.6 por ciento).
Ese impulso compensó la caída de 0.9 por ciento de la agricultura, que enfrentó este año eventos climáticos extremos, como sequías récord en varias regiones y severas inundaciones en abril y mayo en el sur del país.
Señales de resiliencia
También contribuyeron al crecimiento el gasto de los hogares (1.5 por ciento) y del gobierno (0.8 por ciento), indicó el IBGE.
Los datos confirman el rebote económico luego de un crecimiento casi nulo en el segundo semestre de 2023.
“La actividad económica continúa mostrando señales de resiliencia en el corto plazo”, dijo el analista André Perfeito.
Mientras tanto, el desempleo en Brasil registró su nivel más bajo desde 2012 en el trimestre agosto-octubre (6.2 por ciento).
Pero el gobierno de Lula enfrenta la desconfianza del mercado sobre su paquete de ahorro fiscal de casi 12 mil millones de dólares hasta 2026 anunciado la semana pasada.
Entre otras medidas, el gobierno ajustará el techo del sueldo mínimo y revisará los topes salariales y beneficios de empleados públicos.
Pero en paralelo anunció que favorecerá con una reducción impositiva a ciudadanos de ingreso medio.
En respuesta, el dólar superó por primera vez en la historia el umbral de los 6 reales.
La reducción de impuestos podría reforzar otro mal de la economía: la inflación.
La subida de los precios en Brasil repuntó en octubre a 4.76 por ciento en 12 meses, superando incluso el umbral de 4.50 por ciento, el margen de tolerancia oficial.
La inflación fue el principal argumento del Banco Central para iniciar en septiembre un ciclo de ajuste que elevó la tasa de interés de referencia dos veces consecutivas, hasta 11.25 por ciento.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el PIB brasileño crecerá 3 por ciento en 2024, por encima del promedio de 2.1 por ciento previsto para América Latina y el Caribe. El mercado espera un crecimiento de la economía de 3.22 por ciento en 2024.