Ciudad de México. La danza, la memoria y el olvido se entrelazan en una propuesta escénica en la que las coreógrafas mexicanas Lila Zellet-elías y Nadia Ross exploran la fragilidad de los recuerdos y los significados ocultos en “los procesos de desvanecimiento de lo vivido”.
La obra Kanitlou (o las formas del olvido), cuya única función será este domingo en el Jardín Escénico de Chapultepec, invita a los espectadores a un viaje emocional que abarca tanto lo abstracto como lo real, mediante ua coreografía conectada con las raíces culturales y los desafíos contemporáneos.
Kanitlou es una palabra zapoteca que significa ‘los rostros se pierden’, concepto que, según explicó Zellet-elías en entrevista con La Jornada, “se inspira en las poderosas imágenes de la fotógrafa zapoteca Lluvia Lazo, pero se convierte en el punto de partida para explorar un tema mucho más amplio: el olvido.
“Todo surge del asombro de que exista una palabra, en este caso zapoteca, que designe un proceso tan sutil, que no es nombrado en otros contextos. La idea central es que hay algo en el olvido que también puede ser comprendido como una forma de resignificación”, añadió la coreógrafa.
La pieza aborda las distintas formas del olvido, desde el dulce e involuntario hasta el deseado y necesario, pasando por el abrupto e irremediable.
Para Ross, quien se formó en danza árabe y ha profundizado en la fusión de danzas étnicas, este montaje es una manifestación de cómo la memoria y el olvido se cruzan y se transforman en un lenguaje común a través del cuerpo.
“El trabajo de Lila, con su legado de la danza árabe-andalusí, me ha dado un sentido de identidad, no sólo como mujer mexicana, sino como una bailarina que explora las raíces árabes dentro de la cultura mexicana”, afirmó.
El proyecto, que ha sido enriquecido por la colaboración con otros creadores como el poeta Rodrigo Brondo y el diseño lumínico de Hugo Heredia, también presenta un desafío coreográfico que aborda las ausencias: la obra fue creada a larga distancia, con encuentros breves en los que se materializó un lenguaje común entre las dos artistas.
“Mucho de la obra son abstracciones de ideas y conceptos, pero también hay vida real. El olvido está presente en la pieza, como una ausencia, pero además como una forma de resignificar lo perdido a través del cuerpo”, abundó Zellet-elías.
“En la coreografía se fusionan estilos étnicos como la danza árabe y el flamenco, junto con movimientos contemporáneos. Sin embargo, "no hay una única respuesta o una verdad absoluta sobre el olvido.”
El crítico de danza Gustavo Emilio Rosales afirmó que la obra sobresale por su profunda poética corporal, en la que se exploran encuentros, divorcios y reencuentros emocionales, que dan como resultado una experiencia trascendente.
Para él, el trabajo de las intérpretes, tanto en dueto como de manera individual, genera una “estela de encuentros carnales, sensitivos, emocionales y espectrales, lo que convierte a Kanitlou en una pieza con una potencia vocacional que está en sintonía con las tensiones del presente”.
Nadia Ross reflexionó sobre cómo la memoria histórica de México se ve afectada por la constante pérdida o manipulación, tanto por factores geopolíticos como por situaciones cotidianas. Por esa razón, su propuesta escénica “genera cuestionamientos sobre cómo es posible conservar nuestra memoria colectiva e individual frente a estos desafíos”.
Kanitlou (o las formas del olvido) tendrá una sola función el 1° de diciembre a las 18 horas en el Jardín Escénico de Chapultepec (Avenida Paseo de la Reforma y Calzada Chivatito, Bosque de Chapultepec, alcaldía Miguel Hidalgo). La entrada es gratuita.