proletariosPedro Haces o Napoleón Gómez Urrutia, o algún rescoldo de priísmo
campesino). Nada que tuviese alguna referencia con lo popular, las luchas sociales o las reivindicaciones progresistas, ya no se diga de
izquierda. La presidenta Sheinbaum pobló el escenario informativo mañanero de representantes empresariales, con algunos detalles académicos.
Gran fiesta del capital, constituido en Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (Caderr), como parte del llamado Plan México. Altos ejecutivos de empresas, banqueros y representantes de cámaras gremiales (hasta la American Chamber Mexico) bajo la coordinación de Altagracia Gómez, seleccionada y promovida por Claudia Sheinbaum para tales enlaces. También, secretarios del gabinete federal. La principal tarea: promover y aterrizar la Estrategia Nacional de Relocalización, así como las acciones del sector privado para concretar inversiones, generar empleo y promover el desarrollo regional
(https://goo.su/14IsLJC).
No estuvieron los dueños de las televisoras privadas de alcance nacional (¿Adiós, Ricardo Salinas Pliego?) Notable, la presencia de mujeres ejecutivas: Gina Díez Barroso Azcárraga, Tamara Caballero, Myriam Guadalupe de la Vega, Blanca Treviño de Vega, María Elena Gallego, Concepción Miranda y Ana María Macías.
Otros nombres indicativos de nuevas preferencias sexenales: Eduardo Tricio, de Lala, la empresa que ha contaminado los mantos acuíferos de La Laguna y es beneficiaria principal del programa gubernamental Agua para Todos; Juan Domingo Beckmann, de José Cuervo, la tequilera jalisciense; Armando Garza Sada, quien fue presidente del consejo de administración del poderoso Grupo Alfa, con sede en Monterrey; Raúl Gutiérrez Muguerza, de DeAcero, con sede en San Pedro Garza García, Nuevo León, y Antonio del Valle Perochena, del Grupo Empresarial Kaluz, consorcio dedicado a servicios financieros, materiales de construcción y petroquímicos (a Del Valle se la ha señalado por financiar proyectos como el claudioequisista Mexicanos contra la Corrupción y el Instituto Mexicano para la Competitividad).
Harim Gutiérrez, doctor en historia por El Colegio de México y catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana, hizo en julio pasado un análisis de la historia de la fortuna empresarial heredada y esgrimida por la coordinadora de este consejo, Altagracia Gómez Sierra, directora de Grupo Minsa (no se habla aquí de relaciones familiares, sino de características empresariales asumidas). Señaló que el jalisciense Raymundo Gómez se benefició de las privatizaciones del salinismo y del Fobaproa.
Durante esa etapa salinista, Gómez se hizo de Dina (que era la principal fabricante de camiones de carga y autobuses de pasajeros en México), de Banca Cremi, y el gran golpe lo dieron en octubre de 1993, cuando el gobierno por fin vendió Minsa. No era poca cosa, porque era una empresa que había logrado producir harina de maíz nixtamalizado que sirve para hacer tortillas. Hasta el día de hoy, Minsa es la empresa que se reparte, junto con Maseca, el mercado de la harina de maíz en México
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Contribuyente en el famoso pase de charola para financiamiento millonario de la campaña presidencial priísta de 1994, luego logró ser rescatado por el Fobaproa. Principalmente en el caso de Cremi y por algunos problemas que tenían Dina y el Grupo de Transportes de Pasajeros Estrella Blanca, del que Gómez Flores también era socio
(https://goo.su/Lgy2zT y nota de Isaac Rosales, https://goo.su/oQ7V).
Una pregunta final: ¿hay conflicto de intereses al operar tan redituable consejo, tener información privilegiada e interlocución ejecutiva con la Presidenta de la República y al mismo tiempo ser empresaria eventualmente beneficiada por las decisiones que se tomen o se prefiguren en ese órgano? ¡Hasta mañana!
Facebook: Julio Astillero