Al caer la tarde, las pangas y lanchas cruzan la cuenca veracruzana del río Papaloapan. Mujeres y hombres regresan a sus hogares después de una ardua jornada en la plantación de caña de azúcar. Los días lluviosos, con temperaturas que rondan los 30 grados, humedecen como de costumbre esta cálida zona fluvial.
Con paso cansado, Manuel se sacude los mosquitos que salen a su paso de camino a casa, sorteando charcos, botes de pintura abandonados y basura acumulada por las lluvias pasadas. Pensaba que tenía gripa por la fuerte fiebre y dolores de huesos que sentía. Sólo quería llegar a casa con su esposa Diana y descansar un poco antes de la cena. Pero ella lo esperaba en la puerta, cargando a su bebé de 10 meses en brazos, con una angustia incontenible: todos en casa tenían fiebre y dolores en todo el cuerpo. “Esto ya no es gripa”, dijo preocupado a su esposa, recordando las noticias que anunciaban más de 12 millones de casos sospechosos de dengue en América desde inicios de 2024, situándose México como cuarto país con mayor número de casos detrás de Brasil, Colombia y Argentina.
En las pasadas dos décadas, los casos de dengue en América no han dejado de aumentar. Ejemplo de ello son los últimos registros de 2024 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en los que las cifras, en constante crecimiento, ya han triplicado las del año anterior. Las altas temperaturas, las lluvias constantes y el hacinamiento en zonas periféricas, sin servicios de agua potable o recolección de basura, crean el escenario propicio para la reproducción y presencia del mosquito transmisor.
Pero al igual que las pangas facilitan un paso seguro a través de los ríos caudalosos, diversos organismos internacionales y nacionales trabajan activamente por la prevención, tratamiento y seguimiento a las personas afectadas, involucrando a las familias, las comunidades y los servicios de salud.
Desde la OPS/OMS se ha actualizado la clasificación del dengue en tres tipos: dengue sin signos de alarma, dengue con signos de alarma y dengue grave. Pero, ¿cuáles son los síntomas de alarma a tener en cuenta? ¿Cómo recordarlos? Basta con memorizar el acrónimo Vediss, que incluye: vómito, edema, dolor abdominal, irritabilidad, somnolencia y sangrado. No es necesario que estos signos aparezcan en este orden; la presencia de cualquiera de ellos es motivo suficiente para buscar atención médica inmediata.
Además, es importante entender que el dengue progresa en tres fases durante un periodo que, generalmente, dura de siete a 10 días. En la primera, que abarca de dos a cinco días, se experimentan fiebre alta y dolores de cabeza, músculos, ojos y articulaciones. La segunda, conocida como “crítica”, ocurre cuando la fiebre y los dolores disminuyen en los siguientes tres días, lo que podría llevarnos a pensar erróneamente que estamos recuperados y bajar la guardia. Sin embargo, es esencial mantener el reposo e hidratarse adecuadamente, incluso en la última etapa, que finaliza cuando se restablece por completo la vitalidad.
Si bien la clave radica en detectar estos signos tempranamente, es posible superar el dengue siguiendo cinco reglas sencillas: guardar reposo, hidratarse constantemente con sueros y líquidos –pero nunca con refrescos o bebidas azucaradas–, controlar la fiebre con paracetamol y duchas frías, recibir atención profesional y evitar nuevas picaduras de mosquitos, para romper la cadena de transmisión. En una enfermedad como el dengue, la colaboración familiar y comunitaria es vital. Lavar, voltear, tapar los recipientes, así como recoger la basura, tanto en el hogar como en las calles, son acciones imprescindibles para prevenir la transmisión.
En México, la Secretaría de Salud lidera estrategias intersectoriales poniendo en marcha acciones en torno a la prevención y control de los casos de dengue. Manuel y su familia figuran entre los más de 100 mil contagios confirmados hasta el momento en 2024, provenientes principalmente de regiones como Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Guerrero y Morelos.
El IMSS-Bienestar se suma a estos esfuerzos y, mediante las coordinaciones federales, intensifica las medidas de prevención, control y tratamiento del dengue por medio de capacitación especializada a personal de salud, jornadas de acción comunitaria para limpieza de áreas comunes y talleres permanentes de información en unidades médicas.
Veinte días después de recibir atención en su centro de salud y seguir las indicaciones, Manuel cruzaba nuevamente el río en la panga, ya recuperado, para continuar su labor en la cosecha de caña de azúcar. Al atardecer, como siempre, lo esperaban Diana y sus hijos, listos para disfrutar juntos la cena. Identificar de forma temprana los signos de alarma, como hicieron Manuel y su familia, es un buen ejemplo de prevención y protección hacia las formas graves de esta enfermedad.
*Titular de la Dirección General de los Servicios Públicos de Salud IMSS-Bienestar
**Representante de la OPS/OMS en México