Para enfrentar problemas como el tráfico de armas de Estados Unidos a México, el tráfico de personas o de fentanilo que es de sur a norte, México y Estados Unidos requieren “una cooperación muchísimo más fuerte de la que existe”, “se requiere de los dos lados de la fronteras una cooperación de confianza”, señaló el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, durante una visita a esta ciudad.
En un discurso frente a un pequeño grupo de periodistas y vecinos del Rancho Las Flores que sonó a despedida, el embajador Salazar dijo que los pueblos de México y Estados Unidos se merecen “un trabajo mutuo” “de confianza” que les permita enfrentar los problemas y fortalecer el comercio y el traslado legal de trabajadores.
El podium para Salazar se colocó a un costado del canal -ahora seco- en lo que fue su segunda visita a esta colonia donde un grupo de vecinos se organizaron con ambientalistas para colocar recolectores de basura. Tijuana tira millones de litros de aguas negras al mar desde hace varios años y el embajador estuvo trabajando de ambos lados para encontrar una solución.
Hoy el país vecino está ampliando la planta de tratamiento internacional que se ubica en San Ysidro, y el Ejército mexicano casi termina de construir otra en San Antonio de los Buenos.
Salazar se reunió con comerciantes de San Diego por la mañana y después de mediodía con los colonos de Rancho Las Flores para un recuento de lo logrado, y aunque dijo que no hay una fecha exacta para terminar con el problema de la contaminación costera “estamos en mucho mejor lugar ahora que donde estábamos”.
Habló también de la necesidad de una mejor sincronía para trabajar los proyectos binacionales y puso como ejemplo el hecho de que México ya haya concluido los trabajos de la Garita Otay II -que será un nuevo puerto fronterizo-, mientras que en Estados Unidos todavía llevará unos dos años terminar las obras.
No quiso hacer comentarios sobre los distintos anuncios que el presidente electo Donald Trump ha hecho sobre migración y otros temas de su relación con México, porque serán asuntos “del nuevo equipo”, pero después del 20 de enero -cuando tome posesión Trump - “vamos a estar bien”.
Sobre su futuro señaló que lo platicará con su familia y que él ya ha vivido distintas etapas como servidor público, y remató el tema hablando del “privilegio” de ser embajador en México.
Hizo un breve recuento de lo que consideró logros de la relación bilateral: “avanzamos mucho en la relación comercial, en el tema de seguridad, hemos hecho un buen trabajo contra el fentanilo, el tráfico de armas, de personas y desmantelar algunos de los cárteles de la droga como el de Sinaloa”.