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Pensar siempre en términos de rentabilidad ha desbaratado todo: Pedro Alonso O’choro

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El ahora director de cine español Pedro Alonso O’choro en la Ciudad de México el pasado 5 de noviembre. Foto Afp
19 de noviembre de 2024 08:31

El actor español Pedro Alonso O’choro, conocido mundialmente por su papel de Berlín en la exitosa serie La casa de papel e integran-te de la compañía de teatro La Fura del Baus, entre otros trabajos, estuvo de visita en México para presentar su largometraje documental En la nave del encanto, “una road movie de índole tanto física como espiritual, incluso pirata, en la que mi equipo y yo nos embarcamos en un viaje a través de vías meditativas, acercándonos al mundo del chamanismo”, dice el actor.

En la nave del encanto, prosigue Pedro Alonso: Dibujando un ocho por los márgenes de la geografía mexicana, la travesía llevará al encuentro de maestros de medicina tradicionales con quienes compartir una particular mirada sobre la vida de naturaleza panteísta, pero también sus protocolos de sanación y sus rituales de visión, en los que participan durante el rodaje. Un viaje que trata de mostrar un camino de crecimiento y de riqueza que, más allá de prejuicios occidentales, ha acompañado con su mirada mitológica al hombre de todas las culturas, desde la noche de los tiempos.

Despejando la incógnita del génesis de la película, Alonso O’choro señala: “La nave es una longitud de onda. Al final, el chamanismo es un tipo de mirada que te ayuda a localizarte de otra manera, menos mental y más holística. Cuando participas en una ceremonia de visión, la reacción normal es decirte ‘lo he flipado’, entonces intentas volverte a anclar en lo ordinario y tienes esa pelea durante un tiempo. Hasta que dejas la lucha porque asumes que la realidad es mucho más amplia e inabarcable de lo que uno cree. Empiezas a ceder, a entender que esa configuración no es la del mundo en el que vivimos, sino una más abierta y sutil. De alguna manera uno la va recordando. Es una nave a la que uno se puede subir. Todos podemos subir a esa nave”.

En la era actual, considera nuestro entrevistado: “Tenemos miedo a la muerte. Miedo al dolor. Miedo a aceptar el trauma, miedo a... a todos esos eufemismos que nos convierten en una sociedad infantilizada. Lo somos hasta en el trato hacia nuestros propios hijos, con tanta sobreprotección. El miedo hace que salgamos a la calle y no entendamos nada de lo que pasa. Pero en la película vemos que en los ritos de iniciación se evita la autocondescendencia. En Europa, en el contexto médico, se atienden los síntomas, pero normalmente los problemas de fondo se tapan, ocurre lo mismo con la muerte. Aprender a sostenerse es uno de los grandes aprendizajes del mundo medicinal. Saca lo que hay debajo de lo que te pasa, sácalo y sostenlo para desarrollarte.

“En el documental hay mucho de buscar las herramientas que te ayudan a enfrentarte a lo que te roza, y a cómo se van afinando esos instrumentos.

El racionalismo nos ha empujado a pensar que el ser humano está por encima de todo lo que nos rodea. Vemos la naturaleza como cosas de las que uno puede disponer pensando sólo en términos de producción y rentabilidad. Eso lo ha desbaratado todo. La industralización compulsiva nos ha llevado a la enajenación. Es perturbador pensar que posiblemente hasta que no colapse todo, este ritmo no va a parar. O quizá, hasta que no se encuentre una fórmula económicamente rentable que permita pararlo. Entretanto, quizá debamos aprender a respirar de nuevo

Consideró que En la nave del encantoEs una carta de amor a México. Hay en el país una diversidad que no te cabe en la cabeza y esa variabildad mexicana no es sólo un valor de producción, es también un personaje. En nuestro plan original, el rodaje acababa en Sonora en la noche de Año Nuevo. Da vértigo recordar lo que podía haber pasado en Sonora: ahí le vimos las orejas al lobo. Pero, por otro lado, es valioso que ese peligro haya quedado de alguna manera presente. Este camino, como todos, tiene luces y sombras. En el mundo medicinal todo va de acuerdos, de hacerlos o de romperlos; de lo que eliges, muchas veces por miedo con base en cosas que te han pasado. Por eso, cuando detectas un patrón conductual peligroso, tóxico, es capital deshacer el acuerdo para poder sanar. En algunas comunidades hay unos cuchillos de sílex con los que se corta el acuerdo.

El actor prosigue: “Queríamos que los espacios impregnaran nuestra mirada. No es lo mismo la selva que el bosque o el desierto y nosotros no debíamos filmarlo igual. Es verdad que fuimos aprendiendo y la película se nos reveló en toda su magnitud a medida que iba avanzando el viaje. Al principio, por nuestra propia resistencia física y síquica había dos tiempos muy marcados (el del rodaje y el de la vida). Rápidamente nos dimos cuenta de que lo que queríamos rodar era precisamente aquello que sucede entre ‘¡corten!’ y ‘¡acción!’ Queríamos filmar en los lugares donde se cuecen las cosas. Fue así como las cocinas se revelaron como lugares paradigmáticos de eso: la cocina del maestro Gabriel, la cocina de la casa de King David, la cocina abierta del restaurante donde Emiliano nos explica el cuentito del nacimiento del sol en el Quemado, la montaña sagrada de los huicholes”.

En la nave del encanto inicia su periplo por festivales internacionales y espera pronto, el siguiente año, desembarcar en salas comerciales.

 
 

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El actor presentó su documental 'En la nave del encanto', una travesía espiritual grabada en México con maestros de la medicina tradicional.

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