La capacidad del nuevo gobierno mexicano para bajar el déficit fiscal, que en 2024 se ubicará en torno a 6 por ciento del producto interno bruto (PIB), está limitada por una estructura de gastos cada vez más rígida y una base de ingresos reducida
, afirmó este jueves Moody’s, al anunciar un cambio de estable
a negativa
en la perspectiva de la calificación de la deuda soberana del país.
El cambio en la perspectiva –que no afecta el grado de inversión– obedece también a que, según la calificadora, la reforma al Poder Judicial tiene el potencial de alterar sustancialmente
los controles y equilibrios, así como el entorno empresarial en México.
En respuesta, la Secretaría de Hacienda afirmó que la calificadora hizo su valoración sin disponer de los elementos del presupuesto de egresos y la política fiscal para 2025, que serán presentados este viernes al Congreso.
“Esta situación sugiere que el análisis y la perspectiva de Moody’s podrían haberse beneficiado de una evaluación más detallada y actualizada”, expuso Hacienda.
La agencia no disponía en el momento de su consejo de la información sobre el presupuesto de 2025, la política fiscal propuesta para el próximo año o las proyecciones que la Secretaría de Hacienda entregará al Congreso de la Unión
, agregó.
La calificadora, por su parte, explicó que el cambio de perspectiva se debe a un debilitamiento del marco institucional y de formulación de políticas que podría socavar los resultados fiscales y económicos.
El deterioro de la asequibilidad de la deuda y una mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras el aumento del déficit público este año, una desviación respecto a un historial de bajo déficit, independientemente de las presiones económicas.
Agregó que la reforma constitucional de México podría debilitar los controles y equilibrios del sistema judicial, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal del país.
Potencial de crecimiento
A su vez, informó que existe una mayor probabilidad de que los pasivos contingentes derivados de Petróleos Mexicanos –que tienen perspectiva negativa– se materialicen en el balance del gobierno y, al mismo tiempo, no restablezcan la sostenibilidad de la deuda a largo plazo de Pemex y, por tanto, mantengan los riesgos fiscales para el gobierno.
En cuanto a la afirmación de la calificación de riesgo soberana, Moody’s señaló que refleja que el perfil crediticio de México sigue beneficiándose de una sólida fortaleza económica.
Los desequilibrios macroeconómicos moderados, gracias a un historial de políticas fiscales y monetarias relativamente prudentes, respaldan la calificación.
Por su parte, la Secretaría de Hacienda mencionó que la llegada de nuevas inversiones al país, motivadas por la relocalización de empresas, ofrecen un potencial significativo de crecimiento económico y reflejan la posición estratégica de México en el panorama comercial global.
Destacó que la deuda del gobierno de México mantiene un atractivo sólido en los mercados internacionales, demostrando un perfil re-siliente ante las fluctuaciones económicas y la volatilidad financiera.
Adicionalmente, México cuenta con los amortiguadores fiscales necesarios para mitigar posibles escenarios adversos en el entorno global, reafirmando el compromiso de Hacienda con una gestión prudente que refuerza la fortaleza de las finanzas públicas y la sostenibilidad de la deuda
, sostuvo.