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Lanzan plataforma digital que utiliza inteligencia artificial en museo británico

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La escultura de la cabeza de Amenhotep III, pieza del museo britanico. Foto tomadas de Wikimedia commons
15 de noviembre de 2024 09:34

La inteligencia artificial (IA) es una herramienta que ha incursionado cada vez más en el campo de la actividad humana. Ahora existen ejemplos de su utilización en el ámbito de los museos con la aplicación The Living Museum, lanzada en octubre.

Hasta el presente algunos de sus usos más efectivos desarrollados están en el comercio, el procesamiento de lenguaje natural, técnicas industriales, reconocimiento facial, medicina, motores web de búsqueda, asistentes personales digitales, traducciones automáticas y generación de imágenes.

La difusión del conocimiento arqueológico e histórico es uno de los objetivos de The Living Museum (https://www.livingmuseum.app/), desarrollado por el experto en IA e ingeniero independiente Jonathan Talmi.

La innovación de este desarrollo es que, a partir de elementos de la colección del Museo Británico, el modelo de lenguaje natural permite charlar incluso con piezas de decenas de culturas acopiadas en el recinto inglés.

Mediante la aplicación se puede conversar con algunos de los objetos más importantes en el recinto museístico, como la famosa piedra Rosetta, que se convirtió en la llave de la traducción de los antiguos jeroglíficos egipcios; con multitud de relieves asirios; esculturas del Partenón de Atenas, cuya demanda de restitución es permanente; un moái de la Isla de Pascua y la colosal escultura de la cabeza de Amenhotep III.

El chat informa que puede comunicarse con fluidez y precisión histórica en inglés, español, francés, alemán y, con capacidad más limitada, en italiano y catalán.

El proyecto en línea tiene como universo alrededor de un millón 200 mil objetos de la colección británica pero sin asociarse con el recinto londinense.

Talmi consignó en la página web de The Living Museum (https://www.livingmuseum.app/) que esta plataforma tiene la misión de mostrar la forma en que estas tecnologías pueden incidir en crear experiencias atractivas para los visitantes de museos y los usuarios domésticos.

Añadió: En primer lugar, permitimos a los visitantes crear exposiciones personalizadas buscando en la colección mediante lenguaje natural. En segundo lugar, utilizamos grandes modelos lingüísticos (LLM) para dar vida a los artefactos, permitiendo al público sentir su presencia y aprender sobre la historia a través del diálogo.

Puede hacer, continuó Talmi, “una búsqueda en lenguaje natural, como buscar objetos concretos (por ejemplo, ‘ropa de China’), temas generales (como ‘la vida en tiempos de los faraones’) o conceptos abstractos (por ejemplo, ‘gatos’ o ‘amarillo’), lo que creará exposiciones que entrelazan artefactos de diferentes culturas y épocas.

Si quieres saber más sobre un objeto, haz clic para ampliarlo e iniciar una conversación. Pregúntele al artefacto por sus orígenes, significado y contexto histórico, o cualquier otra cosa que se te ocurra, escribió el desarrollador.

El arqueólogo Ómar Espinosa (Ciudad de México, 1989) dijo a La Jornada que existe el interés por acceder al conocimiento, que ha suscitado proyectos en los que se invierten tiempo, esfuerzo y dinero para abrir una página donde se puede acercar la información de una manera mucho más interactiva e interesante sobre artefactos arqueológicos. Una tercera línea interesante de análisis es que ese tipo de iniciativas a veces cubre lo que no se hace dentro de las instituciones.

Añadió que el modelo de comunicación de los museos en muchas ocasiones sigue siendo muy rígido, lejos de generar un diálogo mucho más cercano con quien no está involucrado en ese tipo de trabajos, es decir, de ciencias sociales o humanidades.

Fluida y bien estructurada

El divulgador refirió que al usar The Living Museum en torno a patrimonio arqueológico mexicano, egipcio y de Rapa Nui (Isla de Pascua), me pareció una plataforma fluida, bien estructurada. No tiene tantos errores de programación, o sea, funciona muy bien y tiene un sistema de interacción adecuado. Es muy fácil de entender.

En su charla en el sitio web, relató Espinosa, “no noté que hubiera cosas raras o inventadas o algo que no coincidiera con la historia cultural que conozco o de la que tengo referencias. Le pregunté la fuente de la información, me dijo ‘yo te estoy comentando desde lo que se ha documentado con las investigaciones de los arqueólogos tal y tal’, aunque platicar con una pieza arqueológica es una fantasía”.

Destacó que la aplicación funciona bajo una licencia Creative Commons, y se explica que la información y las imágenes corresponden al Museo Británico aunque no está asociado a él, además la página no tiene fines de lucro, es decir, está creándose con un fin de consulta para que la gente conozca el trasfondo de las piezas utilizando estas nuevas tecnologías, como inteligencia artificial.

El especialista en registrar temas como el patrimonio arqueológico y su tráfico ilegal en el entorno virtual comentó que uno de los temas que le interesaba conocer era la posición de la plataforma sobre la restitución de artefactos. Para ello le hizo preguntas a piezas del contexto mexicano y de las culturas egipcia y de Rapa Nui, sobre las que el museo de Reino Unido ha sido criticado.

Contó que en todos esos casos generó el mismo texto en el que explicaba que es la historia de la pieza hasta que llegó al museo y que si no fuera por estos sitios muchas de ellas no se podrían conservar. “Es la posición de cualquier museo que haya sido criticado por colonialismo, por ejemplo el British, el Louvre o el de Berlín.

“Habló de acumulación de piezas arqueológicas o elementos del patrimonio cultural de otros países en el sentido de que si no se mantienen en estos museos o en colecciones privadas desaparecerían y que eso justifica sus acciones. Casi como un chantaje emocional y un complejo de superioridad para ‘salvar’ las piezas arqueológicas. Pretende ser muy neutral pero en realidad no lo es.”

Espinosa refirió que en los pasados tres años han surgido propuestas muy buenas muchas en plataformas, páginas web o proyectos de divulgación en redes sociales, que muestran el interés en el conocimiento arqueológico. Es importante que estén surgiendo y estén presentes.

Concluyó: la inteligencia artificial ha coexistido poco con los museos o la arqueología en general y aquí tenemos un ejemplo. Hay cosas que quizás se pueden ajustar o se puedan incluir en conversaciones mucho más grandes, pero está bastante interesante esta plataforma.

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