Guadalajara, Jal. En la inauguración del seminario permanente del agua que organiza el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occident (ITESO) -denominado este año “Día Cero del Agua”-, el filósofo y antropólogo Jorge Martínez Ruiz negó que el planeta esté al borde de “una catástrofe inevitable fuera del control de las personas comunes” que conducirá a “un desenlace fatal” por la falta del líquido indispensable para la vida.
El integrante del Comité Ejecutivo del Programa Nacional Estratégico Agua para el Bien Común del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, dijo que esas versiones buscan justificar que la problemática en torno al agua sea solucionada a través de la construcción de más infraestructura y la creencia de que “primero hay que salvar la economía dominante basada en el modelo capitalista y su expresión más infame, el neoliberalismo”, sin involucrar a las comunidades directamente afectadas.
El especialista, quien ha sido autor y coautor de cientos de guiones de video documentales relacionados con la gestión del agua y la recuperación de las tradiciones campesinas en materia de siembras y medio ambiente, afirmó que “el Día Cero del agua es una moda que tiende una cortina de humo a la tragedia del agua”.
“Es una paranoia que evoca un espectáculo de zombies que vagan en la desolación de la sequía perpetua, peleando con su prójimo por un trago de agua, es desconocer toda pauta de solidaridad”, afirmó.
Martínez Ruiz, quien ha trabajado para el Programa de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y por la Fundación Friedrich Ebert para planear y evaluar proyectos en varios países de América Latina, dijo que hoy lo que hacen las autoridades en torno al agua se refiere sólo a una postura extractivista, buscando instalar en la mente colectiva el pesimismo y la frustración, mientras sigue el control del agua por el régimen corporativo y estatal a través de la “hidra del agua”.
“Transmiten la idea de que se ha llegado a un límite inevitable e imposible de superar, que escapa a las posibilidades de cualquier ciudadano común. La expresión genera angustia y tiende a propiciar soluciones apresuradas que hieren a la naturaleza y perjudican al ser humano. Induce a pensar que esta escasez conduce a una guerra del agua”, asentó.
Agregó que se ha buscado instaurar la idea que solo expertos economistas e ingenieros son capaces de resolver el problema y que solo puede ser encarada con la construcción de más infraestructura y tecnología.
“Entretanto los miles de millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable siguen viviendo su Día Cero (...) La crisis del agua es global, pero las catástrofes son locales”.
Consideró que para evitar esas crisis se necesita que las comunidades estén involucradas en las decisiones que tienen que ver con el agua de su entorno, pues se trata de un problema en el que pese su escala global tiene historias locales que se expresan de forma particular y es en esa escala en donde habrá que pensar las formas de resolverlo.
“¿Qué sentido tiene hablar del Día Cero del agua con los habitantes, por ejemplo, de Juanacatlán (junto al río Santiago, en Jalisco), ellos tienen mucha agua pero no la pueden beber ni tocar porque está contaminada. Chapala es otra historia de saqueo, especulación, contaminación urbana, plagas y plantas urbanas. Hay que articular el saber local con las tecnologías modernas, los recursos de los estados con la cultura de los pueblos”, declaró.
Dijo que en México hay más de 20 mil sistemas comunitarios de agua que no son sujetos jurídicos y no tienen posibilidad de hacer convenios con la Comisión Nacional del Agua o recibir concesiones o asignaciones, a pesar que cada sistema comunitario de agua parte de reivindicar su derecho a decidir por el agua de su entorno, del cual han sido despojados.
Durante el acto inaugural del simposio hubo un mensaje a la distancia por parte de Pedro Arrojo Agudo, relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, quien comentó que ninguna infraestructura podrá resolver el problema del agua que afecta a comunidades vulnerables compuestas por más de 2 mil millones de personas, si antes no son atacadas las causas primordiales de su deterioro.
“La única estrategia viable y efectiva debe basarse en recuperar la ingeniería natural que gestiona el ciclo del agua en islas y continentes, lo que supone recuperar el buen estado ecológico y la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos, de los que depende la vida a diario”, dijo.
Alexander Zatyrka Pacheco, rector de la universidad jesuita ITESO, dijo que el simposio cuenta con la participación de representantes de la sociedad civil, de gobiernos y de la academia, para compartir datos, experiencias y proyectos que ayuden a entender y contribuir a solucionar la crisis del agua en Jalisco y en México.