Y el “chi lobs iu ye, ye, ye” suena y resuena a todo pulmón en la entrada principal al Estadio GNP Seguros, al que se une un espontáneo y creciente coro que acompaña esa emblemática rola de Los Beatles. Las gargantas se desgañitan como si fuera una ranchera llegadora, de esas con las que dan ganas de chillar y tomar.
No es éste el caso; aquí todo es alegría y expectación. Ha sido una tarde de celebración que se ha extendido hasta las primeras horas de la noche, en espera de que comience el primero de los tres conciertos que Sir Paul McCartney ofrendará en la capital mexicana, a partir de este martes.
Y ahora son los estribillos de And I Love her los que suenan en todo lo alto, luego Let it be, Don’t let me down y, por supuesto, no podía faltar Yesterday, mientras parte de la multitud que incesantemente llega a este reciente remozado centro de espectáculos, ubicado al oriente de la urbe, decide unirse a ese improvisado concierto que tiene lugar en la entrada principal del citado recinto, entre alaridos y subyugantes ovaciones.
Son dos jóvenes que apenas rebasan los 20 años y que, según cuentan, acaban de conocerse en el lugar. Ambos vienen a disfrutar de la genialidad y la música del ex Beatle, pero, como traían sus respectivas guitarras, decidieron unir sus talentos para rendir homenaje sonoro al cuarteto de Liverpool antes de la tocada. Y así, durante más de una hora, se dan gusto con los éxitos que consagraron a John, Paul, Ringo y George.
Sí, un contagioso ambiente de fiesta y de camaradería es el que se vive y disfruta en el preámbulo del primer concierto en chilangolandia del Got back tour, que trae de nueva cuenta a Paul McCartney a México, luego de que el año pasado se presentó en dos ocasiones alrededor de estas fechas.
Desde antes de que oscureciera, la afectación en el tráfico en torno de la zona y el movimiento de los vendedores ambulantes presagiaba la marea humana que estaba por llegar, cuyo oleaje más alto se dejó sentir a partir de las siete de la noche, dos horas antes del comienzo del espectáculo.
Y allí se les ve en tropel, ansiosos, sonrientes, alguno que otro preocupado, unos echando desmadre, novios que no desaprovechan la ocasión para besarse y, por qué no, meterse mano. Son muchos, demasiados, un chingo, en familia, en pareja, alguno que otro sólo. El público seguidor del ex bajista y compositor de Los Beatles prosigue llegando hasta el ex Foro Sol.
Los hay de todas las edades, desde algunos octogenarios hasta uno que otro pequeño o pequeña en edad de educación primaria. La magia y la creatividad de Paul permite e impulsa estos encuentros y entrecruces generacionales.
“Vengo con mi papá; me dijo que si mañana no voy a la escuela no hay problema, porque dice que este concierto es histórico”, comenta Iván, de 9 años, cuyo padre, de 40 años, se dice “fan de Los Beatles” de toda la vida.
Provienen de todas las alcaldías de la urbe, de entldades cercanas como Morelos, estado de México e Hidalgo; y los hay de un poco más lejos, como León y Celaya, Guanajuato; incluso hubo quien viajó desde Mazatlán para esta histórica presentación y mañana saldrá de regreso a primera hora.
No son pocos los que se ataviaron con los coloridos trajes con los que Los Beatles aparecen en la portada del legendario Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band , el octavo álbum de la banda británica. Pululan por docenas. También se observa a varios que, sin distinción de género ni edad, portan en la espalda una bandera del Reino Unido, a manera de capa.
Hubo quienes optaron por comprar alguna playera, sudadera, gorra o cualquier afiche alusivo a la ocasión. Por la primera tuvieron que desembolsar entre 200 y 250 pesos, mientras que por la segunda, 300 o 350 pesos, y las gorras se consiguen desde 50, con tinta fluorescente, de “esa que brilla con una luz en la oscuridad”.
Como ocurre en este tipo de ocasiones, el gasto va más allá de adquirir localidades, cuyos precios oscilan de los 16 mil pesos, con el Paquete platino, hasta mil 300 pesos en el área denominada Verde C. En la reventa se podían conseguir a menor costo, los de mil 600 a mil 200 y hasta en mil, conforme se llegaba la hora del espectáculo.
El estacionamiento está en 350 pesos en aquellos sitios dispuestos en torno del estadio, como la sede de la Conade, mientras con algunos franeleros se debe pagar desde 200 y 300 pesos por dejar el auto en la calle.
Y si el hambre arrecia o se tiene un antojo, hay que perderle el amor a 100 pesos por dos hot dogs o una hamburguesa hawaiana; eso sí, ambos platillos acompañados de una orden de papas; o 40 pesos por cada taco de bisteck o campechano, lo mismo que por una Coca Cola.
Y el improvisado concierto de ese par de jovencitos prosigue entre cánticos de Ole Ole, Paul, “para que nos escuche, porque ya está en el foro”, y porras a John Lennon, “quien nos oye desde allá arriba”, en el cielo.
Música, canto, camadería, común unión, expectación. Paul, Los Beatles. ¿Qué más se puede pedir? Y el concierto allá dentro está por empezar. ‘Será memorable”, es el sentir mayoritario.