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La DANA: los desastres naturales son políticos

10 de noviembre de 2024 00:04

El sufrimiento humano ha sido deliberadamente utilizado por la extrema derecha para forjar un estado de ansiedad, mediante falsas noticias, y el PP ha instrumentalizado la DANA como lanzadera para ahondar en su campaña de rechazo al gobierno. En esta ocasión, son sus compañeros de viaje, el sindicato ultra de la policía nacional Jupol, el eurodiputado Alvise Pérez, el presentador de Cuarto Milenio Iker Jiménez y sus colaboradores, entre otros, Rubén Gisbert, quien se embadurnó de lodo para dar mayor credibilidad a sus crónicas, o Javier Negre, dueño de empresas destinadas a desinformar, quienes ejercen el liderazgo.

El objetivo, demostrar que España es un Estado fallido. La DANA les facilita las imágenes. Casas anegadas, puentes caídos, ríos desbordados, barro cubriendo las calles, cientos de coches cruzados en las calles y entrevistados ad hoc con un mensaje: las autoridades nos abandonan, las instituciones han fracasado. La ayuda no llega.

En las primeras horas de la DANA, las redes están en sus manos y muchos muerden el anzuelo. Antonio Banderas, un progresista, exclama “¿por qué no se envían a los pueblos valencianos afectados por la DANA helicópteros del ejército con comida, agua y medicina? ¿Por qué no zapadores para abrir vías, centros de comunicación portátiles, hospitales de campaña? ¿Por qué no se utilizan mejor nuestros impuestos? ¿Por qué?”

La mañana siguiente, el paisaje es desolador. Las carreteras están cortadas, las vías férreas inutilizables, los pueblos, incomunicados. Si la gestión previa de la DANA y la alerta roja de Aemet fue desatendida por la Generalitat valenciana, ahora se trata de paliar el desaguisado, abrir vías de ayuda, y eso genera desconcierto, desafección, rabia e impotencia. En esta circunstancia, los vecinos toman la iniciativa junto con las autoridades locales. Se organizan para lo urgente. Salvar vidas, asistir a los heridos, evitar saqueos y robos. En ese instante, el desastre natural es político.

En una sociedad del espectáculo, las crónicas de los reporteros desplazados a la zona cero proyectan pueblos sumidos en el lodo, gentes abatidas, sufrimiento y dolor. Los reportajes sirven para retroalimentar las tesis ultras de Estado fallido. Aplauden la solidaridad espontánea de miles de voluntarios cruzando un puente, rebautizado puente de la solidaridad.

Para ello se acuña el eslogan sólo el pueblo salva al pueblo. No hay servicio de agua potable, luz, Internet ni telefonía. Ninguna referencia al carácter privado de la compañía de luz, telefónica o gas para que acudan raudos a iniciar las tareas de reparación. Se la exigen al gobierno central. Vaya contradicción. El neoliberalismo muestra su peor cara. Oídos sordos al calentamiento global o a la especulación urbanística, autorizando la construcción en zonas inundables.

La Comunidad Autónoma de Valencia gobernada por el PP y su presidente Carlos Mazón han sido incapaces de articular una respuesta política y dar la voz de alarma. Éste estuvo ilocalizable, en una comida privada. Así, el general jefe de la Unidad Militar de emergencia, Francisco Javier Marcos, tuvo que desmentirlo cuando dijo que había solicitado su intervención.

Nunca dio la orden “en un nivel dos de alerta, quien dirige la emergencia es la comunidad autónoma, quien decide dónde vamos o dónde no vamos es la comunidad. Es el director de emergencias quien nos dice dónde actuamos, y eso hemos hecho con disciplina. Yo puedo desplegar y movilizar a mis hombres, pero yo no puedo entrar hasta que el director de emergencia dé la orden”.

El discurso de la extrema derecha va cobrando fuerza. Para Vox, es el momento de marcar distancias con el PP y tacha de incompetentes a ambas administraciones. Santiago Abascal anuncia la presentación de una querella contra el presidente del gobierno por homicidio imprudente y omisión del deber de socorro. Lo acusa de retener la ayuda ofrecida por la comunidad internacional, criminalizar a los voluntarios, bajo un paraguas de un Estado autonómico fallido”. El Estado fallido es el mantra.

Alex Bernal, jugador del Eldense, que se declara ni de derechas ni de izquierdas, va a coincidir con Abascal. El 3 de noviembre declara: “(…) Nos están manipulando, demoliendo presas, creando tormentas para engañarnos con el cambio climático, atacando a la familia, a nuestra religión; atacan a los agricultores, promoviendo vacunas mortíferas, quieren reducir la población, incitan a la inmigración ilegal…”

Si le parece ficción, Ferran Torres, jugador del Barcelona toma el relevo: “(…) Necesitamos que todo el país dé un paso adelante (…) El Estado está fallido. El pueblo salva al pueblo. Visca Valencia y Viva España”. A lo dicho se suman Marcos Llorente, futbolista del Atlético de Madrid y Daniel Carvajal, del Real Madrid. Tienen cientos de miles de seguidores. Sus declaraciones son relevantes. El primero da el pase: “¿Por qué han abandonado a los valencianos? ¿Por qué no se han enviado ayudas, o por qué se han rechazado las de otros países? (…) ¿Por qué no se está contando la verdad y se están ocultando datos (…)Está claro que les queda muy grande esto, es el momento de que den un paso al lado… el pueblo salva al pueblo…nosotros no os abandonaremos” y Carvajal remata: “es una vergüenza”.

A una semana de la DANA, el tan cacareado Estado fallido libera ayudas a los damnificados por los daños a las viviendas, sustitución de enseres domésticos y un sinfín de otras medidas para proteger a los trabajadores frente a despidos improcedentes. Brinda apoyo a los empresarios autónomos, quienes podrán solicitar un ERTE y acceder a fondos para reparar locales y negocios.

Son miles los millones de euros destinados a paliar los efectos de la DANA, también en Albacete, pero para Vox y el PP, las víctimas son un pretexto para proclamar un estado fallido. Mienten y desinforman. Niegan los hechos. Su máxima: “cuanto peor, mejor”. ¿Y las DANAS venideras? Bueno, no hay que ser alarmistas, cuando lleguen, ya veremos. Pero el cambio climático no existe.



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