Con la rentabilidad electoral (impactos y beneficios) que mostraron los programas sociales-AMLO en la elección 2024 como trasfondo, los compromisos en materia sanitaria presentados por la presidenta Sheinbaum el 1º de octubre pasado, queda claro que cuatro de ellos son lunares electorales en espera de las políticas públicas que les brinden la piel de la cual deben formar parte, y los restantes apenas se comprometen con lo que, de oficio, debería cumplir obligadamente el gobierno entrante.
Para preservar esa rentabilidad electoral aparece el compromiso 22 ofreciendo atención en casa a 13.6 millones de adultos mayores y personas con discapacidad en 12 millones de viviendas –previo censo y cuestionario realizado por 20 mil siervos de la nación, operado por la Secretaría de Bienestar, brindado a través de una cartilla de salud por 20 mil enfermeras con visitas periódicas bimestrales que harán el enlace entre la “atención primaria” y los otros niveles de servicio con costo de 7 mil millones de pesos (conferencia matutina del 07/10/24).
¿No hubiera sido, acaso, más apropiado destinar todo este esfuerzo a fortalecer una adecuada política sexenal articulada sobre una verdadera atención primaria de la salud –buscando tareas realmente preventivas para consolidar la ausencia de enfermedad–, en vez de concentrarse en la identificación de daños crónicos irreversibles? Sorprende que el secretario Kershenobich declarara que el compromiso fortalece la “medicina preventiva y la atención primaria”, afirmación absolutamente inexacta.
Es claro que el doctor aún no distingue la diferencia entre verdadera atención primaria de la salud y las políticas preventivas tradicionales. Los extraordinariamente pobres resultados sanitarios del programa Salud en tu casa de la Ciudad de México podrían haberle servido de referencia mínima, pero aún peor es que considere que el esfuerzo “contribuirá a desaturar los servicios hospitalarios” (conferencia matutina del 07/10/24). En rigor, ocurrirá todo lo contrario.
Para la misma rentabilidad electoral opera el compromiso 42, ofreciendo farmacias para el Bienestar, junto con los bancos del Bienestar, así como el 43, impulsando un programa de cuidados para los primeros mil días de vida. ¿Y que hay para los demás? Así como el compromiso 44, generar un sistema de tomas de muestras de laboratorio en la gran mayoría de los centros de salud que ayudarán “mucho al diagnóstico”. No queda en absoluto claro cómo podrían “ayudar” sin un enlace pertinente con los diferentes niveles de atención que acompañan a esos centros en las distintas instituciones nacionales de salud. Dígase lo mismo del compromiso 45, que ofrece cirugías masivas de catarata y rodilla a nivel nacional.
Como “compromisos” que debería cumplir obligadamente como gobierno entrante, destacan: el compromiso 30, haremos de las escuelas públicas espacios de prevención de la salud (salvo los exámenes de la vista y lentes gratuitos); el 34, produciremos equipos de diagnóstico y monitoreo de enfermedades; el 41, desde su nacimiento, los mexicanos deben tener acceso a vacunas-cuidados preventivos-atención médica-estudioslaboratorios-cirugías-medicamentos gratuitos para hacer efectivo el derecho a la salud. Vamos a consolidar el IMSSBienestar; el 42, fortaleceremos el abasto y distribución de medicamentos; el 43, acompañaremos a las mujeres embarazadas para que acudan a sus visitas prenatales, daremos suplementos vitamínicos a los recién nacidos, tamizajes y promoveremos la lactancia materna; el 45, seguirá el programa de modernización de la infraestructura y equipamiento de hospitales y unidades de salud; el 46, en escuelas, centros de trabajo y espacios públicos habrá un programa educativo para reducir obesidad, hipertensión y diabetes. Nada de seguir consumiendo productos chatarra, y el 47, inauguraremos 16 unidades IMSS-Bienestar, siete del IMSS y cuatro del Issste.
Así que unos compromisos apuntan a la rentabilidad electoral y otros son lunares esperando la piel de su política pública. Inquietante resulta también su respuesta (conferencia matutina del 11/10/24), vinculada con la situación real del abasto de medicamentos y el tiempo de espera para las citas de especialidades.
Dijo: “Estamos metiendo más tecnología, digitalización de todo el proceso, eficientización y operación logística de distribución donde va a ayudar mucho el subsecretario Eduardo Clark. Más guías médicas –para público y privado– porque la compra de medicamentos también tiene que ver con qué medicamentos compras para curar qué enfermedad y con la guía para orientar cuál fármaco compras. Respecto a las citas, ¿qué nos toca a nosotros? Que al final de nuestro sexenio integremos un solo sistema de salud; hacer más accesible el servicio de salud”. ¿Tecnología, guías médicas y sistema único? Este último constituye, sin duda, un justificado propósito sexenal. Pero frente al nivel real del abasto hoy y los actuales tiempos de espera efectivos, se requieren medidas inmediatas que aún no se vislumbran en los cinco puntos estratégicos apenas publicitados por el subsecretario Clark (Conferencia Matutina del 05/11/24).
*UAM-X