Madrid. A medida que pasan los días empiezan a aflorar los numerosos fallos de seguridad que se registraron en las horas previas a las lluvias torrenciales del pasado 29 de octubre en el sureste español, sobre todo en la Comunidad Valenciana, con un saldo provisional de 219 fallecidos y decenas de miles de damnificados. Los principales señalados por negligencia o falta de pericia en su actuación profesional son los responsables del gobierno autonómico valenciano, del derechista Partido Popular (PP), con su presidente a la cabeza, Carlos Mazón, quien el día de la DANA estuvo comiendo hasta las seis de la tarde con una periodista de la región, Maribel Vilaplana.
En la cadena de errores detectados hay numerosas instituciones involucradas y que no funcionaron de forma efectiva para mitigar los efectos devastadores del fenómeno climático, provocado en parte por el calentamiento global. Después de dar varias versiones sobre su agenda de aquel día, con versiones contradictorias y ahora se sabe que falsas, por fin se aclaró que el presidente Mazón estuvo comiendo en un restaurante en Valencia hasta las seis de la tarde del día de la tragedia, cuando ya empezaban a activarse las alarmas en varios municipios. Por esa llegó dos horas tarde a la reunión con el Centro de Coordinación de la Crisis de la DANA (CECOPI), si bien asegura que estuvo “todo el tiempo informado”.
Pero también trascendió un dato grave para el sistema de seguridad de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que depende del ministerio de Transición Ecológica, que preside la socialista Teresa Ribera, y que consistió en el envío de correos electrónicos para alertar de la crecida del agua en la presa de Forata, pero en ningún momento se alertó del desbordamiento del barranco del Poyo, que fue a la postre el principal causante de las riadas en pueblos como Catarroja, Paiporta, Benetúser, Alfafar, Sedaví y Picanya, los más afectados del desastre. Los mensajes eran escuetos y siempre por escrito, con frases como “para su conocimiento, la crecida está siendo muy rápida”. A pesar de las advertencias reiteradas hasta las ocho y cuarto de la noche de ese martes, cuando algunos pueblos ya están anegados de agua, se envió la alerta a la población.
Otra de las más señaladas por la crisis es la consejera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, que reconoció que no conocía la existencia de las alarmas instantáneas en los teléfonos celulares de la población hasta unos minutos antes de enviarlos, además de ser acusada por varios alcaldes de la zona de no haber escuchado sus llamadas de auxilio ante la situación desesperada de sus pueblos.
La mayoría de los afectados por las lluvias torrenciales también denuncian el desamparo en el que estuvieron durante seis días, sin recibir ayuda de los equipos de rescate ni del Ejército español, que no se movilizó de forma masiva hasta el pasada lunes y en parte por los altercados que se habían vivido en la jornada anterior en Paiporta, cuando fueron insultados y agredidos los reyes de España, Felipe y Letizia, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y el propio Mazón.
Finalmente, desde la Casa Real se informó que el rey Felipe VI tiene previsto acudir el próximo martes a los pueblos afectados por la DANA y que culminará así la agenda que tuvo que suspender el pasado domingo tras el repudio de los damnificados contra la comitiva oficial.