Ya el camino de la ciencia estuvo trazado desde nuestras naciones ancestrales. La observación y la descripción acerca del mundo en el que vivieron se generó por una condición natural de los seres humanos: la curiosidad y la necesidad de respuestas.
Uno de los grandes logros de la Revolución Mexicana es el derecho constitucional a la educación libre, laica y gratuita. Derecho que, desde su decreto, ha sido amenazado por la oligarquía nacional, ya que es una especie de botín susceptible de privatizarse. No obstante, ha sido defendido en múltiples ocasiones.
En el gobierno de la transformación política y social del país (4T), la educación ha sido reforzada, no sólo de palabra, ya que es reconocida como un derecho constitucional, y una forma de convertirlo en un hecho social, viable, es el actual programa de becas.
De esta forma, se estimula a la población a continuar con la preparación escolar, en cualquier nivel que lo desee: desde prescolar, hasta el medio superior. Esperamos que muy pronto sea una realidad la posibilidad de contar con el apoyo completo hasta lograr el grado académico necesario, el deseado y, por supuesto, aquel que sea útil a la sociedad.
En la historia del país hemos tenido grandes ejemplos de gente dedicada a la ciencia. Incluso, recientemente, hemos tenido el orgullo de contar con varios campeones y campeonas en matemáticas, en robótica, física y en otras áreas.
En 2024, durante la 65 Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO), Rogelio Guerrero Reyes, Takumi Higashida Martínez, Héctor Juan Villarreal, José Andrés Zamora Moncada, Mateo Iván Latapí Acosta y Emiliano Hernández Barranco, miembros de la delegación mexicana, todos menores de 18 años, lograron destacar por sexta ocasión, al llevarse una medalla de oro, dos de plata, dos de bronce y una mención honorífica.
Así sucede cuando existen estímulos para seguir por la ruta de la ciencia. No importa si para un alto porcentaje de estudiantes, incluso de autoridades o de la población en general, aparentemente, las ciencias llamadas exactas, como las matemáticas, no son lo suyo.
Otro buen ejemplo, en cuanto al talento aplicado en la búsqueda de soluciones, lo tenemos en Ángela Elena Olazarán Laureano, estudiante de 17 años, originaria de Veracruz, quien obtuvo el premio Chegg.org Global Student Prize 2024. A través de inteligencia artificial, desarrolló un asistente médico virtual (La Jornada, 16 de octubre de 2024). Seguramente, Elena no se detuvo ante las recientes críticas a la aplicación de la inteligencia artificial. La legislación logrará lo mejor para que este método sea utilizado en beneficio de la humanidad y no en perjuicio de personas que pudiesen ser sustituidas por esta virtualidad.
Existen cientos de ejemplos acerca de las dificultades que han enfrentado quienes tienen una propuesta científica que no convence a quienes pueden apoyar para lograrla. Sin embargo, la terquedad, o mejor dicho, la irreductibilidad es la fuerza que lleva a hombres y mujeres de ciencia a contribuir al mejoramiento de la vida.
Mencionamos, especialmente, el ejemplo del físico mexicano Manuel Sandoval Vallarta, quien nunca se dio por vencido. Fue discípulo destacado de grandes científicos, a quienes se les ha catalogado de genios, entre ellos, Albert Einstein.
Sandoval no sólo fue fundador de la ciencia nuclear en México, también es reconocido mundialmente por sus aportes a la ciencia física. Junto con otro destacado investigador, Georges Lemaître, crearon en 1932 una teoría cuantitativa y determinaron el signo de la carga eléctrica de la radiación. No obstante su amistad con Einstein, fue crítico de su teoría y aportó ideas en los debates de alto nivel que solían mantener para el esclarecimiento de dudas respecto de la utilización de la energía nuclear.
Sandoval es el iniciador de la propuesta de que esta fuente de energía sea utilizada para el bien de la humanidad y no para actos destructivos, como las guerras nucleares.
Otro ejemplo de irreductibilidad: En los años 70 del siglo pasado se comprobó que algunos gases emanados de las gasolinas, provocaban la existencia de plomo en la sangre, con el peligroso depósito en forma de sales en huesos humanos.
El resultado era la aparición de anemia en las personas debido a la baja de la producción de glóbulos rojos. La respuesta de las autoridades de Pemex, lejos de disminuir la extracción de hidrocarburos o de cerrar las refinerías para reducir dichos efectos biológicos, fue apoyar la búsqueda científica para mejorar la calidad de las gasolinas y así, aminorar el efecto tóxico en las personas.
Es decir, cuando no se tenga la respuesta para resolver un problema, lejos de desentenderse de la situación, debe invertirse en investigación científica para obtener mejores resultados en la producción de energías, alimentos, medicamentos, técnicas, insumos, etcétera.
El avance científico de un país es un punto a favor de su soberanía y de la posibilidad de apoyar a otras naciones. En este aspecto, todos los países están involucrados en el mejoramiento del ambiente, ya que es un asunto prioritario mundi al. Sigamos en la ruta de la ciencia.
(Colaboró Ruxi Mendieta).
X@AntonioGershens