Madrid. El último balance de las consecuencias trágicas de las lluvias torrenciales en España es desolador: la cifra de muertos asciende a 205, la mayoría -202- en la Comunidad Valenciana, si bien lo más alarmante es el número de los desaparecidos, que hasta ahora era desconocido o su cálculo era imposible de hacer por el caos generalizado. El ministerio del Interior calcula que son más de mil 900 personas las que se encuentran en paradero desconocido, lo que significa que están incomunicados o que, en el peor de los escenarios, están sepultados bajo las miles de toneladas de lodo que han destrozado pueblos, casas, edificios, carreteras y parajes de la región.
La peor catástrofe natural en la historia reciente de España está aumentando la indignación popular contra los responsables de las administraciones públicas, más aún cuando la mayor parte del apoyo y auxilio que han recibido los damnificados ha sido de sus propios vecinos, que les han llevado agua, comida o material sanitario básico, mientras que las herramientas del Estado siguen sin aparecer en buena parte de la zona afectada. Sobre todo reclaman el despliegue inmediato del Ejército español, que de sus más de cien mil efectivos sólo ha movilizado a mil 700, y a que el Ejecutivo español, del socialista Pedro Sánchez, aún no ha decretado el “estado de alarma” para activar sin dilación todas las herramientas del Estado.
Carlos, un vecino de la localidad de Paiporta, una de las más afectadas y donde se calcula que la cifra de muertos es de más de un centenar, denunció: “No entiendo que cuando haya un terremoto en Turquía, por ejemplo, enviemos a bomberos y al Ejército al día siguiente, y aquí no esté ya el Ejército repartiendo comida, ayudando a sacar barro y tirándonos agua desde tantos y tantos helicópteros y avionetas que hay en España para poder hacerlo”. Esta sensación de desamparo se ha ido extendiendo en los últimos días, sobre todo porque pasan las horas, los días, y los damnificados más afectados, es decir los vecinos que siguen velando en la calle a sus muertos a la espera de que vengan a levantar el acta del cadáver, o los familiares de los desaparecidos, siguen esperando algún tipo de ayuda.
Mientras, decenas de miles de voluntarios siguen llevando lo más básico a los pueblos más afectados por la DANA y lo hacen a pie desde pueblos aledaños o en bicicleta o con cualquier medio de locomoción capaz de superar las barreras provocadas por el desastre natural, que también ha destruido carreteras, calles y vías de acceso rurales a las localidades más dañadas. Pero aún así la ciudadanía sigue movilizada y la ola de solidaridad se ha extendido bajo el lema de que “el pueblo sólo salva al pueblo”.
Si bien desde ayer por la noche la principal preocupación son las personas desaparecidas e incomunicadas, ya sea porque están atrapadas en algún sitio por la crecida del agua y la acumulación de lodo, o porque la ausencia de luz eléctrica y los destrozos en las vías de acceso a sus localidades han impedido saber si se encuentran sanos y salvo. Y el ministerio del Interior, presidido por el socialista Fernando Grande-Marlaska, informó lo que hasta ahora era la gran incógnita, cuántas personas están en esa situación. Y el dato es demoledor: la cifra provisional es de mil 900 desaparecidos, según el acta de la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi). Esto significa que la tragedia podría ser incluso mucho peor de lo que se sabe hasta ahora. Pero además se han rescatado hasta 70 cadáveres pendientes de ser identificados y otros 17 a los que ya se las ha puesto nombre.
Ante el aumento de la indignación popular por la falta de respuesta del Estado, la ministra de Defensa, la socialista Margarita Robles, anunció el traslado de mil efectivos del Ejército más a la zona, con lo que se sumaran en las próximas horas a los mil 700 ya desplegados. Además, el ministro de Interior de Francia, Bruno Retailleau, informó que había ofrecidoayuda humanitaria y el envío inmediato de hasta 250 bomberos, pero que el ministro español de Interior le respondió: “Le estoy muy agradecido pero por ahora no hace falta, porque estamos en una primera fase en la que aún nos estamos organizando, tenemos nuestros propios medios y hemos movilizado al Ejército español también”. También han ofrecido ayuda material y humanitaria otros países, pero hasta el momento no se ha visto ningún despliegue extranjero en la zona de la tragedia.