Washington y Nueva York. La votación en las elecciones presidenciales no concluye hasta el próximo martes, pero ambas campañas ya están acusando a sus contrarios de unir esfuerzos para cometer fraude y otras formas de manipular los resultados, al tiempo que ejércitos de abogados ya preparan sus casos para disputar los resultados.
El condado de York, Pensilvania, recibió miles de registros de empadronamiento potencialmente fraudulentos y aplicaciones para boletas por correo de una agrupación externa
, denunció ayer el candidato republicano Donald Trump. ¿Qué está pasando en Pensilvania? Las autoridades tienen que hacer su trabajo, de inmediato
. Los republicanos ya han registrado 130 demandas legales que, según ellos, tienen el objetivo de mayor transparencia y evitar el voto ilegal, pero que los demócratas denuncian como medidas para suprimir el sufragio.
Stephen Bannon, ex estratega político del entonces presidente Trump y quien tiene uno de los pódcasts más escuchados en el país, comentó ayer que el ex presidente está mejor preparado este año que en 2020 para librar batallas legales y disputar los resultados. En su primer día fuera de una prisión, donde cumplió una sentencia de cuatro meses por negarse a comparecer ante el Congreso en la investigación sobre el intento de Trump de subvertir los resultados de la última elección, Bannon dijo que está recomendando que en el día de los comicios el republicano declare la victoria aún antes de que se anuncie el resultado final.
“Debería de ponerse de pie y decir: ‘¡Hey! Yo gané. Y tenemos equipos ahora mismo que van a asegurarse de que no nos roben’”, dijo Bannon en entrevista con el New York Times al salir de prisión. Trump insiste en que ganó la elección de 2020, a pesar de la abrumadora evidencia de que fue derrotado. En las semanas después de la última elección, abogados republicanos presentaron más de 60 demandas disputando el conteo del voto en estados claves, todos los cuales acabaron siendo rechazados por jueces y fueron castigados varios letrados por presentar casos sin sustancia y engañosos, entre ellos el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.
Trump ha rehusado declarar que aceptará los resultados de esta elección si no gana. Más aún, durante meses aliados ricos del ex presidente han financiados esfuerzos para intentar limitar el voto en varios estados impulsando medidas que dificultan la participación de algunos, sobre todo de sectores pobres, urbanos y de minorías donde las tendencias favorecen a los demócratas. El New York Times reportó que en los últimos tres años organizaciones conservadoras exitosamente han elegido a republicanos como secretarios de Estado –los funcionarios encargados de supervisar elecciones– en cuatro estados. Hasta la fecha, los tribunales han rechazado esfuerzos conservadores para imponer restricciones y otros obstáculos a votantes el día de las elecciones en Carolina del Norte, Pensilvania y Georgia, pero esos esfuerzos continúan aun después del día de la elección con abogados que argumentan para excluir ciertos votos, sobre todo de estados donde el margen de victoria es muy cerrado.
El Partido Demócrata ha establecido una Unidad de Integridad Electoral y trabaja con un equipo de abogados para monitorear el conteo de boletas en los estados claves. El equipo de Harris ya ha trabajado diferentes escenarios legales hipotéticos
y ha preparado miles de cuartillas de demandas que rápidamente podrían modificar para enfrentar disputas electorales en tribunales, reportó CNN.
Con uno de los candidatos repitiendo incesantemente que las elecciones, si él no gana, son inconfiables y manipuladas con la participación de ilegales
, incluyendo las que perdió en 2020, la mayoría de republicanos sigue cuestionando esos resultados, a pesar de nula evidencia de fraude, y se ha generalizado esa desconfianza entre esas filas este año. Además, con los antecedentes del intento de golpe de Estado el 6 de enero de 2021, y el clima de violencia política nutrida desde entonces han tenido sus consecuencias. Tres cuartas partes de votantes probables opinaron que la democracia estadunidense está bajo amenaza
en una encuesta del New York Times esta semana. Un 21 por ciento cree que Trump es la amenaza, 7 por ciento dice que son los inmigrantes y 5 cree que son los demócratas.
En ese sondeo, 47 por ciento de los votantes probables reportan estar muy o algo preocupados de que Trump y sus aliados intenten subvertir los resultados de la elección de 2024 por medios ilegales. En otro sondeo realizado por la agencia Ap, 76 por ciento de los votantes externan preocupación por la posibilidad de violencia durante o después de las elecciones.
Pero eso ya está sucediendo. Aparte de dos atentados de asesinato contra Trump, el lunes dos artefactos incendiarios fueron colocados en casillas usadas para depositar votos de aquellos que pueden votar de manera anticipada en Portland, Oregon y Vancouver, estado de Washington. Las autoridades están investigando y solicitando que votantes que depositaron sus boletas en esas casillas lo hagan de nuevo para reponer las quemadas.
El Departamento de Seguridad Interna emitió una advertencia en septiembre reportando que había detectado posibles preparaciones para interrumpir el conteo de boletas o destruir casillas, mientras funcionarios del gobierno federal están informando al Congreso sobre la posibilidad de ataques violentos el día de la cita con las urnas o contra empleados que se dedican al conteo de las boletas.
Al parecer, no hay garantías de que todo voto cuente o sea contado en este país.