Algunas veces me encontré con Víctor Ur quidi (1919-2004) –di rector de El Colegio de México de 1966 a 1985–, en una playa de Zihuatanejo; previsiblemente, conversábamos sobre temas de la coyuntura económica y política de México. En el verano de 1994 me contó que, 50 años atrás, había asistido, como parte de la delegación mexicana, a la Conferencia Monetaria y Financiera de Bretton Woods de 1944, que acordó las reglas financieras y la organización que se conferirían a la economía internacional. Urquidi habló entonces con John Maynard Keynes, representante de Gran Bretaña, quien propuso la creación del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). Keynes era la contraparte principal de Harry Dexter White, representante de EU, quien escribió el primer borrador para la creación del FMI. El BIRF fue concebido para apoyar a las naciones europeas afectadas por la segunda guerra; la reconstrucción era el primer paso para la reanudación de su desarrollo. A la postre, el BIRF evolucionaría como parte del Banco Mundial. Keynes “perdió” el debate, frente a White, sobre la moneda que sería la base del comercio y las transacciones financieras. Keynes proponía una moneda internacional basada en una canasta de monedas fuertes, que se llamaría “bancor”; pero EU, la gran potencia emergente, impuso el dólar.
Uriquidi propuso a Keynes que el FMI no sólo extendiera financiamiento compensatorio a las balanzas de pagos deficitarias, sino que BIRF y FMI agregaran, como una de sus funciones, el financiamiento para el desarrollo de los países no industrializados. Discutieron el tema, y Keynes terminó aceptando que tal objetivo estuviera en los documentos fundadores de Bretton Woods. No obstante, ni en la declaración de la asamblea final, ni en los documentos fundadores, fue incluida la propuesta de Urquidi. (Esos países, que se jodan.) Así nació la organización económica internacional de posguerra, excluyendo a los países que hoy llamamos Sur global.
Han transcurrido 80 años desde Bretton Woods. Las reglas que de ahí emergieron, en 1971 fueron unilateralmente empeoradas por EU para el mundo no desarrollado. Alemania y Japón se recuperaron de los daños de la segunda guerra; les siguió el resto de Europa occidental. EU empezó a perder peso en la economía mundial y a perder fuerza en el manejo de las reglas de Bretton Woods. Así que en agosto de 1971 Richard Nixon dijo cínicamente: “He ordenado al secretario del Tesoro defender el dólar contra los especuladores”: el tipo de cambio fijo de 35 dólares la onza de oro fue eliminado y se abrió la puerta al sistema de libre fluctuación cambiaria; el patrón monetario internacional oro-dólar, que EU defendió a muerte en Bretton Woods, fue enterrado por EU apenas 27 años después de su nacimiento. Empezó la era obligada del dinero fiat; el dólar sin respaldo fue impuesto al mundo por EU.
Una de las fallas principales de las economías capitalistas no desarrolladas es el déficit estructural de balanza de pagos, debido a su debilidad exportadora. Véase Argentina entre tantos ejemplos. El sistema fluctuante de los tipos de cambio los pone en la ruta de las devaluaciones constantes
Pero EU no paró ahí. Las reglas modificadas eran en realidad parte de un horrendo régimen económico y político, despótico y arbitrario, con que atizaron a los pobres del mundo: el régimen neoliberal.
El resultado social más visible de ese régimen es la perpetuación de la pobreza y de la pobreza extrema, y la generación de la mayor desigualdad social de la historia.
No es extraño que el progresivo nacimiento del BRICS+ provoque tantas expectativas en el Sur global. Nada es peor que el régimen neoliberal. Los países que tomaron esa iniciativa van dando sus pasos a contracorriente. Con sus diferencias nacionales, van mostrando que quieren una unidad que salve esas diferencias y puedan practicar una política y una diplomacia diferente al expolio del Norte global.
Han subrayado su voluntad de no intervencionismo, lejos de la postura atrabiliaria, violenta, extractivista, que mantienen EU y sus socios de la OTAN por el mundo. El veloz crecimiento de China abrió camino. Todo está por hacerse, pero se ha dado un paso signficativo en la última reunión del BRICS+: la Declaración de Kazán sobre el fortalecimiento del multilateralismo, con 12 propuestas que apuntan al orden internacional y a la seguridad mundial.
Sobre el avanzado proyecto de la Ruta de la Seda, y con el objetivo de promover el progreso humano, China en los últimos años ha propuesto la Iniciativa de Desarrollo Global (IDG), la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global. Destaco la IDG, primera prioridad, con un enfoque centrado en las personas, con la inclusión y los beneficios para todos, con el desarrollo impulsado por la innovación, con la búsqueda de armonía entre la humanidad y la naturaleza y con acciones orientadas a resultados. Propósitos que parecen sueños, en medio del infierno neoliberal.