El ministro Gutiérrez Ortiz Mena se reunió con sus contlapaches en la sede universitaria (privada, desde luego) de la ciudad de Cambridge, Massachusetts, en calidad de ex alumno distinguido, para participar en un ciclo de conversatorios con la comunidad académica (Traphagen Distinguished Alumni Speaker Series)
y ahí, en su mero mole, despotricó en contra de la reforma judicial y de todo aquello que atente contra sus intereses y privilegios monárquicos. Una joya de la farándula político-familiar del cártel de la toga (es nieto de Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda de Adolfo López Mateos y del asesino Gustavo Díaz Ordaz).
Fue tal su tanda de chistoretes en la Escuela de Derecho de Harvard que, además de risas de su audiencia, provocó que la presidenta Claudia Sheinbaum invitara a los directivos de esa universidad a carcajearse por la actual cuan fétida composición del nido de los impartidores de justicia
en nuestro país. Así, preguntó la mandataria: ¿Qué opina Harvard de que haya 50 por ciento de nepotismo en el Poder Judicial en México? ¿Qué opinan los grandes estudiosos de Harvard de ello? A ver si les parece también simpático
.
Así es: muchas risas, mucho chacoteo, pero cero análisis de los sabiondos
y neoliberales de Harvard sobre la tenebrosa realidad del Poder Judicial en México –del que Gutiérrez Ortiz Mena forma parte–, incluso después de exhibidas y documentadas sus prácticas sucias, su abierta violación constitucional, sus escandalosos salarios y prestaciones, su corrupción y la comprobada servidumbre al gran capital de jueces, magistrados y ministros. De eso, nada, con el apoyo del sicariato mediático. Mejor, celebrar a carcajadas los chistoretes del desprestigiado ministro mexicano que descaradamente forma parte de la campaña negra en contra de la reforma judicial, que ya es Constitución, ergo, ellos son exactamente iguales a la banda de los ocho.
La mandataria insistió: será muy reconocida la escuela de (Derecho de) Harvard, pero sería bueno que hiciera una investigación sobre la corrupción en el Poder Judicial mexicano y cómo en México se toma una decisión que existe en Estados Unidos, es decir, allá se eligen; es más, hay estados en los que los jueces se eligen por partido político
. Pero de eso no se ríen.
Recordó la presencia del payasito Gutiérrez Ortiz Mena en aquella universidad: “Allá se fue un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Por qué no hace una investigación Harvard sobre las resoluciones de que no se pagan impuestos en la Suprema Corte o sobre los amparos que violan la Constitución, o sobre las liberaciones de delincuentes? ¿Por qué no se hace una investigación sobre eso? Los ministros andan hasta en Harvard, otra vez en campaña: ‘En México no hay estado de derecho’; ‘se acabó la justicia’. ¿Quiénes son los voceros? Curiosamente de García Luna ya nadie habla. Y quienes están violando la ley son ellos, ellas, las y los jueces que están defendiendo estos amparos frente a la reforma al Poder Judicial constitucional”.
Pero a Norma Piña lo anterior le vale: lo único que le importa es el dinero. Presentó su propuesta presupuestal 2025 para el Poder Judicial y, ¡sorpresa!, el pleno de esa instancia se lo rechazó. Lo dejó en claro la presidenta Sheinbaum: El presupuesto del próximo año se va a establecer de acuerdo con lo que establece la Constitución, porque además está por aprobarse la reforma constitucional para que ahora sí ya nadie gane más que la Presidenta de la República
.
Los siempre austeros ministros querían aumento, porque ya se les hacen poco, los 791 mil pesos que reciben, pero se quedarán con las ganas y con salarios por debajo de la percepción de la Presidenta de la República, amén de que deben reintegrar sus voluminosos fideicomisos al presupuesto público. De esto, todo indica, ya no se ríen.
Las rebanadas del pastel
De pena ajena: el rector de la máxima casa de estudios del país, Leonardo Lomelí, de la mano de Norma Piña. Y después dicen que la UNAM no fue secuestrada por la derecha.
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