El “asesinato cobarde” del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, “es el resultado del egoísmo y de la avaricia de la delincuencia organizada y de un sistema de gobierno que se ha hecho ciego y sordo por intereses políticos y económicos de los grupos de poder en México”, afirmó la Organización Civil Las Abejas.
En un comunicado leído durante la misa con la que este martes fue despedido el presbítero, asesinado a balazos en San Cristóbal, agregó que “A pesar del atroz crimen cometido en contra del Padre Marcelo, nuestra esperanza no se rinde, en medio de la espiral de violencia desbordada por la incapacidad política e insensibilidad humana de los gobiernos”.
Señalo que “Hoy, ha llegado el día de la siembra del cuerpo de nuestro hermano Padre Marcelo Pérez Pérez en su pueblo, al lado de los pilares de la iglesia de San Andrés Apóstol en el municipio de Larráinzar, conocido internacionalmente como Sakamch’en de los Pobres, en donde se firmaron los llamados Acuerdos de San Andrés (el 16 de febrero de 1996) sobre Derechos y Cultura Indígenas, traicionados por el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León”.
La agrupación, a la que pertenecían los 45 indígenas masacrados en Acteal el 22 de diciembre de 1997, manifestó que “antes de suceder el cobarde asesinato del Padre Marcelo, de por sí estaban ocurriendo graves agresiones, amenazas y despojos de sus tierras a nuestros hermanos zapatistas de la comunidad 6 de Octubre del municipio oficial de Ocosingo, Chiapas; situación denunciada por varias organizaciones sociales y defensores de derechos humanos. Sus vidas siguen en riesgo y debemos de estar atentos, sin perder de vista esta situación”.
Expresó que “En este tiempo vivimos otros modos de esclavitud, que están impactando en nuestros pueblos y comunidades, como la que nosotros vivimos con nuestros hermanos de Pantelhó, víctimas de la violencia, sin poder salir a trabajar. Oímos en las noticias las violaciones a los derechos que sufren hermanos de otros pueblos, donde ya no pueden juntarse para platicar, tampoco organizarse para caminar juntos”.
Concluyó: “La partida de nuestro Padre Marcelo, no significa que nos hayan vencido los mensajeros de la muerte; ellos ni se imaginan lo que acaban de sembrar, porque si el grano de maíz no se pone en la tierra, no tendremos esperanzas de cosecha. Y los que quisieron callarlo, ahora tendrán que oír su clamor en los miles que seguiremos su claro ejemplo, denunciando y anunciando la verdad, abriendo caminos para la paz”.