Ciudad de México. En la pantalla aparecen gráficas que ilustran la gravedad del daño y que explica Delhi Trejo, una experta en nutrición infantil: 85 por ciento de las infancias y adolescencias mexicanas consumen regularmente bebidas azucaradas.
La especialista, oficial de nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), expone sus puntos en un encuentro organizado por dos fundaciones privadas: una creada por la Corporación Mexicana de Restaurantes (Fundación CMR) y otra por la cadena de Farmacias Similares.
Resulta un contrasentido que las cifras sean presentadas en el evento de una fundación que se dedica a promover la alimentación saludable, aunque cuenta entre sus aliados a Pepsico, una de las grandes corporaciones refresqueras.
En el marco del Congreso de Fortalecimiento Institucional y del Día Mundial de la Alimentación, expertos e integrantes de organismos civiles se reunieron para discutir mecanismos para combatir la desnutrición infantil y acrecentar las capacidades de atención de bancos de distribución de alimentos, comedores comunitarios e iniciativas relacionadas.
Las cifras presentadas por la especialista de Unicef corresponden a años anteriores a las similares que fueron expuestas este mismo lunes en la conferencia presidencial, que muestran una situación más grave.
Las más recientes cifras oficiales dan cuenta de un panorama aún más preocupante: 5.7 millones de estudiantes de entre 5 y 11 años padecen obesidad, lo mismo que 10.4 millones de escolares entre los 12 y los 19 años (Encuesta de Salud y Nutrición 2020-2023).
Según la misma fuente, uno de los factores de esa situación es la inactividad física, pues se estima que 7 de cada diez escolares y 5 de cada 10 adolescentes son inactivos.
La Fundación CMR es presidida por Joaquín Vargas Mier y Terán, de la familia de accionistas de una corporación que administra “más de 240 restaurantes en México y cinco países” más.
En su labor altruista, la fundación referida canaliza fondos de sus donatarias a organizaciones civiles que trabajan en comunidades marginadas, donde brindan alimentos y dan seguimiento nutricional a 13 mil 500 menores. El año pasado, la fundación canalizó 50 millones de pesos.
En la inauguración del evento, María Cisneros, directora de la Fundación CMR dijo que “se vislumbra lejana” la posibilidad de alcanzar el objetivo global de la Agenda 2030 (“hambre cero” en ese año) y que deben redoblarse los esfuerzos. También agradeció a sus donantes “en especial a la Fundación
Dr. Simi”.
En el evento se presentan experiencias de “buenas prácticas” para conseguir fondos, sostener comedores comunitarios y diversas herramientas para una alimentación saludable.
Por ejemplo, el Unicef presentó un canal de Whatsapp dirigido a mujeres en el tercer trimestre de embarazo y personal de salud que las atiende, con la finalidad de “lograr el cambio de comportamiento en alimentación saludable”.
A través de mensajes de texto se ofrecen recomendaciones sobre lactancia materna, alimentación complementaria y estimulación temprana. Dicho canal cuenta ya con 30 mil personas usuarias en el país.
Pilar Gómez Vega, de la Fundación Televisa, recurrió a datos del Sistema de Indicadores de Primera Infancia (SIPI) para presentar un cuadro preocupante, que se puede resumir en datos “alarmantes”: 32.1 por ciento de los menores de cinco años en México tienen retrasos en el neurodesarrollo; 56 por ciento de las niñas y niños padecen violencia; 97 de cada 100 niñas y niños no asisten a algún programa de educación inicial.