El Banco Central Europeo recortó este jueves las tasas de interés, por tercera vez este año, afirmando que la inflación en la zona euro estaba cada vez más bajo control, mientras que las perspectivas para la economía en general estaban empeorando.
El primer recorte consecutivo de los tipos en 13 años marca un cambio de enfoque para el BCE, que pasó de reducir la inflación a proteger el crecimiento económico, que ha quedado muy por detrás del de Estados Unidos durante dos años seguidos.
"Creemos que el proceso desinflacionario va por buen camino y toda la información que recibimos en las últimas cinco semanas iba en la misma dirección: a la baja", dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una conferencia de prensa tras un comunicado del organismo que también señaló "recientes sorpresas a la baja" en la actividad económica.
Es probable que esos datos hayan inclinado la balanza dentro del BCE a favor de un recorte de las tasas, ya que las encuestas sobre la actividad empresarial y la confianza, así como la lectura de la inflación de septiembre, resultaron ligeramente inferiores a lo esperado.
Consultada sobre la posibilidad de aranceles más altos para los productos europeos si Donald Trump gana las elecciones presidenciales estadunidenses del mes próximo, Lagarde dijo que cualquier obstáculo comercial era un "efecto negativo" para Europa.
"Cualquier restricción, cualquier incertidumbre, cualquier obstáculo al comercio es importante para una economía como la europea, que es muy abierta", dijo, agregando que el BCE también estaba "muy atento" a los posibles movimientos de los precios del petróleo relacionados con el conflicto de Medio Oriente.
Sin embargo, añadió que "ciertamente no vemos una recesión. Todavía estamos observando ese aterrizaje suave".
El recorte de un cuarto de punto reduce la tasa que el BCE paga sobre los depósitos de los bancos al 3.25 por ciento. Los mercados monetarios están descontando casi por completo tres reducciones adicionales hasta marzo próximo.
El BCE no proporcionó ninguna indicación sobre futuras medidas en su declaración, en cambio repitió su mantra de que las decisiones se tomarán "reunión por reunión" en función de los datos entrantes.
Inflación y crecimiento
El BCE puede finalmente afirmar que ha dominado prácticamente el peor episodio de inflación en al menos una generación.
Los precios crecieron apenas 1.7 por ciento el mes pasado, quedando por debajo del objetivo de 2 por ciento del banco por primera vez en tres años. Aunque la inflación puede superar 2 por ciento a finales de este año, se espera que ronde ese nivel en el futuro previsible.
El BCE señaló que los aumentos salariales siguen apoyando la "inflación interna", es decir el crecimiento del precio de los servicios y bienes que no dependen mucho de las importaciones, pero que esta también estaba disminuyendo.
"La inflación interna sigue siendo alta, ya que los salarios siguen aumentando a un ritmo elevado. Al mismo tiempo, las presiones sobre los costes laborales seguirán disminuyendo gradualmente, y los beneficios amortiguarán parcialmente su impacto sobre la inflación", añadió el BCE.
Sin embargo, la economía ha tenido que pagar un alto precio por ello.
Las altas tasas de interés han socavado la inversión y el crecimiento económico, que ha sido débil durante casi dos años. Los datos más recientes, incluidos los de producción industrial y préstamos bancarios, apuntan a que seguirá ocurriendo lo mismo en los próximos meses.
El mercado laboral resistente también está empezando a mostrar algunas grietas, con la tasa de vacantes, o la proporción de empleos vacantes como porcentaje del total, cayendo desde máximos históricos.
Esto ha alimentado los llamados dentro del BCE para relajar la política monetaria antes de que sea demasiado tarde.