En su más reciente libro, así titulado, Martí Batres Guadarrama enfatiza una de las características centrales del liderazgo político y el carisma de AMLO: su capacidad para conectar con las mayorías. Así, tras sintetizar los más destacados éxitos del sexenio recién concluido, Martí se pregunta: “¿cómo sucedió todo esto?”, y responde para aterrizar en el tema de su libro: “Entre las muchas claves que empleó AMLO, debemos reconocer su gran talento para comunicarse con el pueblo. Esta capacidad, forjada metódicamente desde hace muchos años, se convirtió en toda una revolución de la comunicación política al llegar a la Presidencia de la República”.
Millones de personas escuchan cotidianamente la “mañanera”, un ejercicio de comunicación que fija la agenda política nacional y que permitió a AMLO contrarrestar las noticias falsas, la desinformación y las calumnias de los medios de comunicación vinculados a la oligarquía, antes dominantes y hoy en creciente descrédito, cada vez más intrascendentes y, por tanto, cada vez más rabiosos. Con la conferencia mañanera, AMLO inauguró un canal que ahora, con igual fuerza y eficacia, pero con su propio estilo, agudo y preciso, continúa la presidenta Claudia Sheinbaum.
Pero no era sólo la mañanera: desde antes, AMLO se comunicaba directamente con el pueblo. Escribe Martí: “Al interactuar con la gente, es decir, escuchándola y hablándole en miles (sí, miles) de mítines, reuniones, asambleas, encuentros, recorridos. Ahí forjó su excepcional capacidad de conectar con lo popular”. Esos ejercicios de comunicación directa permitieron a AMLO (nos permitieron: simultáneamente, de 2005 a 2024 miles de ciudadanos recorrimos las plazas, las calles y fuimos casa por casa) derrotar el cerco mediático que no era cerco: era una burda campaña de odio y calumnia que, aunque arreció con AMLO en la Presidencia, perdió su filo y su eficacia en buena medida gracias a la mañanera.
Parte de esta pedagogía, de este ejercicio de comunicación, se dio a través de frases cortas y contundentes, de enorme profundidad: más allá de las de enorme efecto, masivamente festejadas y aplaudidas como “lo que diga mi dedito”, “me canso ganso”, “mi pecho no es bodega” y otras que la gente coreaba y aplaudía, más allá de ésas, repito, hay frases “conceptuales”, como “República amorosa”, “cambio verdadero”, “honestidad valiente” y otras que, “pronunciadas por un maestro que desea que todos aprendan algunos principios fundamentales del pensamiento y la acción política… constituyen una pedagogía de la transformación”. Martí seleccionó un centenar de esas frases y las explica, las interpreta desde su fino talento político.
Paréntesis: acompañé a AMLO como dirigente y candidato en varias ocasiones entre 2012 y 2018, años en los que me hizo uno de los más honrosos encargos que he tenido en mi vida: el de ser parte del equipo responsable de los cursos de formación política de Morena, de los que surgió una red nacional de jóvenes, muchos de los cuales hoy desempeñan encargos y responsabilidades de alto nivel, con gran eficacia y responsabilidad. De esas veces quisiera recordar hoy una gira por poblaciones medianas del estado de Guanajuato, en el verano de 2017. Fui con él a Salvatierra, Cortazar, Yuriria, Pénjamo y Abasolo (municipios en los que, entre otros, me tocó tomar protesta a los comités de base de Morena, con los dirigentes locales que son la sal de la tierra), en las que vi, desde el templete y con las bases, la eficacia de esa comunicación directa. Habían salido meses antes unos espots con una frase que todos esperaban que llegara, y que llegaba: “frijol con gorgojo, pollos, patos, puercos, cochinos, cerdos, marranos”.
De esa experiencia de décadas surge la mañanera, en la que AMLO informa, responde, enseña “y también habla de lo que quiere: da clases de historia, cuenta anécdotas, revela secretos, ofrece datos que no dan los medios formales de… Debate, fija posturas, construye conceptos, educa políticamente”. Clases de historia. Ahora, que ya no es presidente, puedo decir con orgullo que tuve cierto trato personal con él antes de que lo fuera y que me gustaría hablar de él como historiador, y de la relación de los estadistas y los revolucionarios del siglo XX con la ciencia histórica… pero no todavía.
Terminemos con el libro de Martí: “AMLO pudo triunfar por su clara estrategia, por su conocimiento de la historia, por su capacidad organizativa, por su perseverancia, por su resistente fortaleza y por muchas otras razones. Pero de entre todos esos motivos subrayo uno: se comunicó eficazmente con el pueblo… y le habló con claridad, sencillez y profundidad a la gente… se debió a su talento para convertir grandes ideas en frases sencillas que se quedaron en la mente y en el corazón del pueblo”.