Ciudad de México. El bajo crecimiento económico, la informalidad, sistemas fiscales regresivos y políticas sociales de protección débiles son sólo algunos de los factores que explican la desigualdad y la baja movilidad en los países latinoamericanos, señala un reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El documento indica que la región se mantiene como la más desigual del mundo en los pasados 30 años. Si bien la desigualdad del ingreso se ha reducido en las tres últimas décadas, sigue teniendo la distribución del ingreso más concentrada del mundo. En 2022, medida por el índice de Gini, fue de 44.9, cifra inferior a la exhibida a principios de 1990.
La elevada desigualdad que caracteriza a la región en múltiples dimensiones constituye una trampa que obstaculiza el avance hacia el desarrollo sostenible.
De acuerdo con el informe América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo, los factores que explican la desigualdad y la baja movilidad y cohesión social en esta parte del mundo son el bajo crecimiento, que hace que los mercados laborales sean poco dinámicos y tengan altos niveles de informalidad, así como altas disparidades de productividad, que a su vez generan mercados laborales segmentados con altas disparidades en materia de remuneraciones.
El organismo también considera como factores decisivos los sistemas fiscales regresivos y las políticas sociales y de protección social débiles que no reducen los efectos de la desigualdad arraigada en lo productivo.
Otros elementos que considera inciden son los sistemas educativos con serias debilidades, la desigualdad de género, así como las altas diferencias y segregación espacial en las zonas urbanas, donde vive 80 por ciento de la población total de la región.
Ante este problema, la Cepal considera que es necesario avanzar hacia sistemas tributarios más progresivos, que generen recursos adicionales para financiar las transformaciones, sobre la base del fortalecimiento de los impuestos directos a la renta, la propiedad y la riqueza
No sólo se dispondría de más recursos, sino que también se aprovecharía el potencial redistributivo del sistema tributario.
Apuntó que la estructura fiscal, sesgada hacia los impuestos indirectos, limita significativamente el poder redistributivo del sistema en la región.
El documento destaca que la informalidad es una característica estructural de los mercados laborales de América Latina y el Caribe. Apuntó que en 2023, más de la mitad de las personas ocupadas en la región trabajaban de manera informal.
Resaltó que este fenómeno se entrecruza con los ejes de la desigualdad social, pues mientras la tasa de empleo informal en los jóvenes es de 51.6 por ciento, para los mayores de 65 años es de 71.7 por ciento, mientras 69.8 por ciento son personas que viven en zonas rurales.
A causa de la baja productividad de sus ocupaciones, los trabajadores informales tienen cuatro veces más probabilidades que los trabajadores formales de pertenecer a hogares de bajos ingresos
, señaló.
La Cepal también indicó que la región presenta un bajo acceso a la protección social, pues aunque la cobertura efectiva de las pensiones se ha incrementado en América Latina desde 2000, en 2022 se situó en 47.9 por ciento, dato que muestra que solo una de cada dos personas de la población económicamente activa cotizaba a los sistemas de pensiones.