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Economía moral

11 de octubre de 2024 08:39
Autoexiliados a Australia en 1978, por la represión con la que se castigaban en la Hungría estalinista sus posturas críticas, y que culminó cuando el hijo mayor de György y María Márkus no fue aceptado para estudiar en la universidad, Agnes Heller (AH), Ferenc Fehér (FF) y György Márkus (GM), miembros de la Escuela de Budapest, escribieron y publicaron en 1983 el libro Dictatorship Over Needs. Hay versión en español del FCE, pero con un título incorrecto, Dictadura y cuestiones sociales, y con algunos problemas de traducción. En las primeras frases del prólogo los autores (ya en Australia) dicen: “La motivación emocional e intelectual para escribir este libro es el reverso exacto de la máxima francesa: ‘Todo comprendido es todo perdonado’. En contraste, y sin la intención de escribir un panfleto político, dicen, buscamos entender la totalidad del ‘socialismo real’ para exponer críticamente este nuevo y formidable sistema de opresión interna y externa, y disipar las ilusiones existentes sobre su auténtica fisionomía”. Más adelante añaden: la invasión de Checoeslovaquia puso fin a nuestra ambigüedad, aludiendo a s u esperanza perdida que el sistema socialista totalitario era reformable. En esta serie que hoy inicio, cubriré la primera parte del libro, que se denomina Estructura económica y social, formada por tres largos capítulos, escritos por GM; AH escribió la segunda parte denominada Dominio político y sus consecuencias (caps. 4-10). La tercera y última parte del libro, capítulos 9 al 12, los escribió FF. La primera parte empieza definiendo las dificultades de diálogo entre los disidentes de los países ‘socialistas’ de Europa Oriental (PSEO) y el llamado marxismo occidental (MO), asociadas –para decirlo de manera simple– en torno al mercado: los primeros querían más mercado para anteponerlo a la planificación centralizada, mientras los segundos estaban desilusionados con la democracia capitalista centrada en el mercado. GM analiza en el cap. 1 las diferentes ‘teorías’ sobre los PSEOS que clasifica en tres grupos: 1) Teorías de sociedades transicionales (TST); 2) capitalismo de Estado; y 3) formación asiática. Describe así las posturas del MO y las de los disidentes de los PSEO: “Para muchos de los jóvenes representantes del MO lo que formó sus puntos de vista fue una profunda desilusión con la ideología liberal de derechos democráticos como mecanismo seguro de cambio social racional. Se percataron de que las instituciones de la política democrática formal no bastan para asegurar ni siquiera propósitos moderados de igualdad social y justicia. Los disidentes de los PSEO aprendieron que la ausencia de tales derechos deja al individuo en la impotencia ante el poder arbitrario del Estado y hace imposible el control colectivo sobre la actividad de éste. Por tanto, aún en casos de acuerdo general sobre los principios de un socialismo democrático, los participantes orientales y occidentales en un diálogo posible tenderían, por su naturaleza, a mostrar sensibilidades muy divergentes, atribuirían importancia a diferentes elementos de un sistema común de valores, tomarían diferentes cosas como dadas, pues partirían de diferentes temores e ilusiones”.

Según la TST, los PSEO muestran una combinación híbrida de características capitalistas (CPL) y socialistas (SCL), como una etapa transicional o como casos de desarrollo interrumpido entre las dos formaciones sociales, que se explica por las distorsiones del desarrollo SCL, que llevó a la emergencia de un estrato parasitario de funcionarios del partido que mantuvo a la masa de productores directos en una posición subordinada, impotente. La TST subraya, por otro lado, rasgos constitutivos de los PSEO: eliminación de la propiedad privada [de medios de producción], ausencia de relaciones mercantiles en la producción de medios de producción, y planificación centralizada. Es decir, un contraste de relaciones de propiedad (básicamente SCL) y de distribución (básicamente CPL). GM nota que la personalidad de León Trotsky (LT) está detrás de estas teorías. Nosotros, dice GM, quien habla por los tres en esta parte del libro, debemos sostener no sólo que LT fue, en su heroica lucha contra el estalinismo, el abuelo de todos los disidentes de izquierda, sino que su análisis fue el de un revolucionario que buscaba la perspectiva práctica óptima para un desarrollo social alternativo. La cuestión del carácter de la URSS no ha sido decidida, todavía, por la historia, dijo una vez LT, según narra GM, quien concluye que estas palabras contienen el meollo de todas las TST. Según GM, la influencia de LT continuaba en 1983 (cuando se publicó el libro) en autores como Marcuse y, de manera subrepticia, en la burocracia de los PSEO. En sus formas consistentes, la TST trotskyista (TTK) representa un intento de articular las antinomias de estas sociedades desde el punto de vista de los productores directos: logra conectar orgánicamente la crítica de su carácter no democrático con la existencia de desigualdades económicas y sociales profundas. El TTK muestra que un poder formalmente separado, incontrolado, impone necesariamente desigualdades generalizadas y relaciones de dominación. Las desigualdades no son reproducidas sólo por mecanismos económicos. Para GM es justo esta fuerte crítica de las TST lo que muestra sus inadecuaciones inherentes y potencialidades apologéticas. Mientras más consistentes son las TST, más paradójicas parecen. Por una parte señalan como fuente fundamental de sus desigualdades estructurales a la burocracia del partido, pero por la otra conciben el mecanismo básico mediante el cual estas relaciones de dominio social se ejercen, la planificación central, como un contrapunto contra, y restricción sobre, el poder de la misma burocracia. Los escritos TTK tienen muchas referencias a la lógica mística de la planificación como vehículo y objetivación del SCL de las PSEO. Esto, dice GM, es un sinsentido desde la perspectiva marxista. “La planeación para Marx significaba la formación racional y democrática de la voluntad social de la asociación de productores directos capaz de mantener bajo control la espontaneidad irrestricta y la lógica reificada del desarrollo económico, y redirigirlo hacia la satisfacción de las N insatisfechas e inarticulables en el CPL de mercado. Para los TTK los procesos reales de planeación en los PSEO tienen poco que ver con la racionalidad o la democracia. Presuponer que hay una lógica de planificación más allá de la voluntad burocrática y de las relaciones de ésta, es un caso extremo de pensamiento fetichista: una transformación de la mano invisible de Adam Smith en una fuerza mística-divina (sin correlato institucional) de la razón social per se; ésta es la ideología oficial de las sociedades tipo soviéticas. El TTK rechaza esta ideología legitimizadora, pero al presuponer la existencia de una lógica de planeación, confirma las bases de esta legitimación que, por su carácter, es elitista. En términos prácticos, coincide con los grupos más estalinistas y se opone a los intereses inmediatos de la población. Una postura que rechaza (como medidas que buscan la restitución del CPL) todos los pasos hacia la descentralización económica, los mecanismos económicos autorreguladores y los incentivos de mercado, resiste en los hechos una de las tendencias liberadoras espontáneas de estas sociedades, dice GM.

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