Brasilia. El Senado de Brasil aprobó el martes al nominado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para dirigir el Banco Central, Gabriel Galipolo, quien destacó ante los legisladores que el líder fue enfático y claro al garantizarle libertad en la toma de decisiones.
Considerado un economista heterodoxo con acceso directo a Lula, Galipolo es actualmente el director de política monetaria del banco central. Ha tratado de calmar las preocupaciones del mercado sobre su posible indulgencia en materia de inflación si se ve presionado por el presidente.
En una comparecencia ante una comisión del Senado, en la que se aprobó por unanimidad su nombramiento para dirigir el banco a partir del próximo año, Galipolo reiteró su compromiso de perseguir un objetivo de inflación de 3 por ciento y señaló que los responsables políticos estaban preocupados por las expectativas no ancladas de los precios al consumo.
“Corresponde al banco central perseguir este objetivo de forma inequívoca, manteniendo las tasas de interés en un nivel restrictivo durante el tiempo que sea necesario para alcanzarlo”, declaró.
Más tarde el martes, el nombramiento de Galipolo fue aprobado por el pleno del Senado con 66 votos a favor y 5 en contra.
Durante la audiencia, Galipolo reconoció que la inflación subyacente anual de Brasil está a la par de la de países más estables como Estados Unidos, al mismo tiempo que señaló que la mayor economía de América Latina no se está desacelerando, por lo que la desinflación debería ser más lenta y costosa.
Galipolo dijo que si bien los datos actuales como la inflación y las cifras del mercado laboral son importantes, el foco del banco central está puesto en un horizonte de más largo plazo.
“Hay un desanclaje (de la inflación) en el horizonte relevante que nos preocupa”, dijo, refiriéndose a una variable que los economistas consideran un indicador de una posible aceleración del ritmo de alzas de las tasas de interés.
Galipolo, junto con todo el consejo de fijación de tasas Copom, votó el mes pasado a favor de iniciar un ciclo de endurecimiento, subiendo las tasas de interés en un cuarto de punto porcentual (0.25 puntos) para ubicarla en 10.75 por ciento.
Antes de la decisión, cuando su nombramiento ya era público, Lula dijo de los responsables de política monetaria: “Si tienen que subir las tasas de interés, que las suban”.
El comentario fue visto como un cambio tras los continuos llamamientos a reducir los costos de endeudamiento para apoyar la economía y la inversión.
La inflación anual de Brasil a mediados de septiembre fue de 4.12 por ciento, mientras que las expectativas de los economistas privados encuestados semanalmente por el banco central son que la inflación alcance 4.38 por ciento este año; 3.97 por ciento en 2025 y 3.60 por ciento en 2026, todas por encima del objetivo oficial.