Saint Marc. Casi 6 mil 300 personas han huido de sus viviendas luego de un ataque por pandillas en el centro de Haití que dejó por lo menos 70 muertos, informó la agencia de migraciones de la ONU.
Casi el 90 por ciento de los desplazados se están quedando con familiares o con familias anfitrionas, mientras que el 12 por ciento ha hallado refugio en otros lugares incluida una escuela, dijo la Organización Internacional para las Migraciones.
El ataque en Pont-Sondé ocurrió la madrugada del jueves y muchas personas huyeron de noche.
Los pandilleros “vinieron disparando e invadiendo viviendas para robar y quemar. Apenas tuve tiempo de tomar a mis niños y correr en la oscuridad”, relató el domingo Sonise Mirano, de 60 años, quien acampaba junto con cientos de personas en un parque en la ciudad costera de Saint-Marc.
Yacían cadáveres en las calles de Pont-Sondé tras el ataque en la región de Artibonite, muchos de ellos con un balazo en la cabeza, dijo el viernes a la emisora Magik 9 Bertide Harace, vocera de la Comisión para el Diálogo, la Reconciliación y la Conciencia para Salvar a Artibonite.
Los estimados iniciales sitúan en 20 la cantidad de muertos, pero activistas y funcionarios del gobierno han descubierto más cuerpos a medida que han entrado a otras partes de la ciudad. Entre las víctimas estaba una madre joven, su bebé recién nacido y una asistente de partos, dijo Herace.
El primer ministro Garry Conille, en comentarios el viernes en Saint-Marc, prometió que los responsables serán llevados a justicia.
“Es necesario arrestarlos, llevarlos a justicia y colocarlos en prisión. Deben pagar por lo que hicieron, y las víctimas deben ser compensadas”, aseveró.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU dijo en un comunicado que está “horrorizada por los ataques pandilleros del jueves”.
La Unión Europea también condenó la violencia en un comunicado el viernes. El hecho, indicó, marca “otra escalada más en la violencia extrema que estos grupos criminales están infligiendo en el pueblo haitiano”.
El gobierno haitiano despachó una unidad élite de la policía a Pont-Sondé después del ataque y envió equipos médicos para ayudar al único hospital que tiene esa área.